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viernes, mayo 05, 2006

Juan Villoro sobre Roberto Bolaño

La Revista de Libros del diario El Mercurio publica como texto central en su edición de hoy un artículo del escritor mexicano Juan Villoro (México DF, 1956) sobre Roberto Bolaño. En realidad, se trata de un "anticipo exclusivo" del prólogo que Villoro ha escrito para el volumen Bolaño por sí mismo (Ediciones Universidad Diego Portales), el cual reune las mejores entrevistas que ofreciera el escritor chileno, el cual es descrito como "mordaz y tierno, sofisticado y popular, desinhibido y pudoroso. Roberto Bolaño era un gigante contradictorio. Si su cuerpo sugería fragilidad, su escritura se alza como un despliegue de contundencia, solidez, valentía". En su texto, cuenta Juan Villoro: "Las extraordinarias entrevistas con Roberto Bolaño equivalen a la caja negra de los aviones. Las palabras antes del accidente. No se trata de un calculado testamento, sino de la voz que atraviesa turbulencias con una última entereza. ¿Qué pensaría él al verlas reunidas? Hay que considerar, de entrada, su desprecio por los sistemas de consagración. Al mismo tiempo, resulta imposible soslayar una paradoja: los géneros menores que practica un autor- sus voces secundarias- sólo emergen con su consagración". También dice: "El núcleo fuerte de la obra de Bolaño está en sus cuentos y novelas, y en un extraño interregno: la zona en que su prosa se alimenta de su poesía. Las entrevistas pertenecen al corpus literario en la medida en que casi todas fueron contestadas por escrito y pusieron en juego su imaginación y las líneas de fuerza de su prosa". Y en otro pasaje del prólogo, Villoro señala lo siguiente: "La fabulación de su destino como pionero en descampado era un correlato psicológico de las vastas extensiones que abarcó como narrador, de la guerra civil española al movimiento estudiantil del 68 en México, pasando por el frente ruso en la segunda guerra mundial, las muertas de Ciudad Juárez y el golpe de Estado en Chile. Crítico de tiempo completo, rehusaba quejarse de su situación. Cuando soltaba un chiste terrorífico sobre su hígado, suponíamos que disponía de una mala salud de hierro. Alguien que pasaba la noche entera escribiendo, sin encender la calefacción, sólo podía ser descrito en términos de fortaleza. Sin embargo, no le gustaba alardear de su temple. Estuvo preso en Chile después del golpe de Pinochet, pero detestaba que se exagerara al respecto".
Finalmente, les dejo esta estupenda crónica de Villoro, "Sincretismos", en la que entre otras cosas cuenta cómo un automóvil aterrizó, literalmente, sobre una pirámide azteca.

En la foto: Juan Villoro.