Anécdota
Por Martín Adán
(de Dan y los animales dibujados)
Aúlla un niño licántropo. Ña Bermúdez amontona, con el índice derecho, calloso, embreado, limalla de acero sobre el alféizar de la ventana. Y en un éxito de pura luz, donde el jirón de calles se vuelve campo, -verdez lineal y cielo-, ejido de sierra-, un peón carrilero golpea con un martillo negrísimo el extremo superior de un barreno negrísimo que otro peón sostiene con las dos manos, negrísimas. ¿Cuánta dureza, cuánta en la materia, cuánta en el ánimo!... Y no es esta dureza la perfecta y estable de tía Manonguita-, toda forma espiritual, orden, civilidad,- sino la cambiante de las cosas físicas sometidas a un calor fallón de verano finante. Quien toca con un dedo a Barranco, a veces hunde el dedo en blancura, a veces lo hiere de un golpe. A veces prende el fósforo; a veces se quiebra el palo. A veces la muchacha se entrega, soñolienta, en la cama de su papá; a veces desencadena a Duque, nieto de una loba del Parque Zoológico. El loco Zarpe ha cazado una escolopendra ayer, en el atrio de San Francisco. Tía Manonguita, hace una hora, se clavó una espina de tuna en la palma de la mano izquierda-, una espina de tuna que se le ha ido al tuétano-. El rosal muerto que mañana había de ser arrancado de raíz ha echado la rosa más blanca de la jardinería universal. Yo pendo, rabioso, de las peladas orejazas de la más anciana y preñada de las conejas, y me esfuerzo más y más por no hallarla rabo del que tirar abajo, con la mano izquierda, cuya palma está hincándome cinco uñas agudas, de señorita, que no son mías, que no son mías... Y los conejitos, que engañan con la bola de pelambre y no pesan más que sus orejas-. Impido, de un puntapié, coito de gallo y gallina. En la naturaleza, írrita, musculea mi ira humana. Suena, claro, latero, el timbre del cinema vecino. Pasó la rabieta. Se afirman los ojos rojos de la conejería tranquila y las crestas de la volatilería altanera. Tía Manonguita reza el rosario andando entre su flora, atentísima.
De Obra poética (1928 - 1971). Lima: Instituto Nacional de Cultura, 1971.
(de Dan y los animales dibujados)
Aúlla un niño licántropo. Ña Bermúdez amontona, con el índice derecho, calloso, embreado, limalla de acero sobre el alféizar de la ventana. Y en un éxito de pura luz, donde el jirón de calles se vuelve campo, -verdez lineal y cielo-, ejido de sierra-, un peón carrilero golpea con un martillo negrísimo el extremo superior de un barreno negrísimo que otro peón sostiene con las dos manos, negrísimas. ¿Cuánta dureza, cuánta en la materia, cuánta en el ánimo!... Y no es esta dureza la perfecta y estable de tía Manonguita-, toda forma espiritual, orden, civilidad,- sino la cambiante de las cosas físicas sometidas a un calor fallón de verano finante. Quien toca con un dedo a Barranco, a veces hunde el dedo en blancura, a veces lo hiere de un golpe. A veces prende el fósforo; a veces se quiebra el palo. A veces la muchacha se entrega, soñolienta, en la cama de su papá; a veces desencadena a Duque, nieto de una loba del Parque Zoológico. El loco Zarpe ha cazado una escolopendra ayer, en el atrio de San Francisco. Tía Manonguita, hace una hora, se clavó una espina de tuna en la palma de la mano izquierda-, una espina de tuna que se le ha ido al tuétano-. El rosal muerto que mañana había de ser arrancado de raíz ha echado la rosa más blanca de la jardinería universal. Yo pendo, rabioso, de las peladas orejazas de la más anciana y preñada de las conejas, y me esfuerzo más y más por no hallarla rabo del que tirar abajo, con la mano izquierda, cuya palma está hincándome cinco uñas agudas, de señorita, que no son mías, que no son mías... Y los conejitos, que engañan con la bola de pelambre y no pesan más que sus orejas-. Impido, de un puntapié, coito de gallo y gallina. En la naturaleza, írrita, musculea mi ira humana. Suena, claro, latero, el timbre del cinema vecino. Pasó la rabieta. Se afirman los ojos rojos de la conejería tranquila y las crestas de la volatilería altanera. Tía Manonguita reza el rosario andando entre su flora, atentísima.
De Obra poética (1928 - 1971). Lima: Instituto Nacional de Cultura, 1971.