Tres notas culturales de El País
La página cultural del diario El País publica en su edición de mañana lunes tres artículos de interés. Uno es "Habermas y Fest, en el laberinto del revisionismo histórico", escrito por Sandra Ellegiers desde Berlín. "La reciente polémica que acusa al filósofo alemán Jürgen Habermas por su vinculación con el nazismo, que se produjo a la edad de 14 años, y que insinúa la autobiografía de Joachim Fest Yo, no, ha recuperado otro viejo debate histórico que dividió Alemania en los años ochenta. Se trata del revisionismo de la historia que entonces afrontó la derecha alemana, a la que Fest ofreció una excelente plataforma para divulgar sus tesis como director de Cultura del Franfurter Allgemeine Zeitung y que fue duramente criticada por Habermas. Se habló entonces de la polémica de los historiadores", escribe Ellegiers.
Por su parte, Ernesto Ekaizer publica el reportaje "¡Es Irak, estúpido!", en el que da cuenta de "media docena de libros [que] sostienen que la guerra en Oriente Próximo es el tema central sobre el que los estadounidenses se definirán mañana en las elecciones legislativas". Veamos por ejemplo uno de esos libros: "'El estudio juicioso de la realidad discernible ya no es la forma en que funciona realmente el mundo', dice un asesor del presidente George W. Bush en la introducción de La historia mejor vendida de todos los tiempos (The greatest story ever sold), el último libro de Frank Rich, escritor y columnista del diario The New York Times. ¿Y cómo funciona? El mismo asesor precisa: 'Ahora somos un imperio, y cuando actuamos creamos nuestra propia realidad. Y mientras usted estudia esa realidad -juiciosamente, como seguramente lo hará-, nosotros volveremos a actuar, creando otras nuevas realidades, que usted también estudiará, y así es como son las cosas. Somos actores de la historia... y usted, todos vosotros, se ven reducidos simplemente a estudiar lo que nosotros hacemos'. El autor de este libro, pues, se propone no tanto investigar las razones geopolíticas que llevaron a Bush a invadir Irak en marzo de 2003 sino a otra cosa: la creación de una falsa realidad'".
Finalmente, Javier del Pino, desde Washington, da cuenta que "La censura arremete contra los documentales anti-Bush". El artículo gira en torno del documental Cállate y canta que, según se lee en la sinopsis, relata la oposición del grupo femenino Dixie Chicks contra George W. Bush en un concierto de 2003 y las posteriores repercusiones de censura que dicho acto supuso para el grupo, así como "la película Muerte de un presidente, que narra el asesinato ficticio del presidente Bush y los efectos que tendría en la escena internacional". "El documental Shut up and sing (Cállate y canta) muestra el declive inmediato del que era hasta ese momento el grupo de country más famoso y rentable de Estados Unidos, las Dixie Chicks. Que la cantante, Natalie Maines, tuviera la osadía de criticar a su presidente, George Bush, era un atrevimiento ya de por sí arriesgado; que lo hiciera en el extranjero resultó inaceptable para los seguidores de ese género. Cientos de emisoras de radio anunciaron no sólo la decisión de no programar nunca más música de las Dixie Chicks, sino que organizaron destrucciones públicas de sus discos, aplastados por apisonadoras o quemados en hogueras rodeadas de seguidores con pancartas en las que acusaban a las Dixie Chicks de ser 'amigas de Sadam Husein' o se leían frases como 'insultar a tu presidente es insultar a tu país'. El documental estrenado la semana pasada recoge todos los incidentes que desencadenó el comentario de Natalie Maines. Muestra con detalle los insultos y las amenazas que sufrieron a su regreso a Estados Unidos y el declive repentino y contundente de su carrera musical", escribe del Pino.
En la foto: cartel de Cállate y canta, dirigida por Barbara Kopple y Cecilia Peck.
Por su parte, Ernesto Ekaizer publica el reportaje "¡Es Irak, estúpido!", en el que da cuenta de "media docena de libros [que] sostienen que la guerra en Oriente Próximo es el tema central sobre el que los estadounidenses se definirán mañana en las elecciones legislativas". Veamos por ejemplo uno de esos libros: "'El estudio juicioso de la realidad discernible ya no es la forma en que funciona realmente el mundo', dice un asesor del presidente George W. Bush en la introducción de La historia mejor vendida de todos los tiempos (The greatest story ever sold), el último libro de Frank Rich, escritor y columnista del diario The New York Times. ¿Y cómo funciona? El mismo asesor precisa: 'Ahora somos un imperio, y cuando actuamos creamos nuestra propia realidad. Y mientras usted estudia esa realidad -juiciosamente, como seguramente lo hará-, nosotros volveremos a actuar, creando otras nuevas realidades, que usted también estudiará, y así es como son las cosas. Somos actores de la historia... y usted, todos vosotros, se ven reducidos simplemente a estudiar lo que nosotros hacemos'. El autor de este libro, pues, se propone no tanto investigar las razones geopolíticas que llevaron a Bush a invadir Irak en marzo de 2003 sino a otra cosa: la creación de una falsa realidad'".
Finalmente, Javier del Pino, desde Washington, da cuenta que "La censura arremete contra los documentales anti-Bush". El artículo gira en torno del documental Cállate y canta que, según se lee en la sinopsis, relata la oposición del grupo femenino Dixie Chicks contra George W. Bush en un concierto de 2003 y las posteriores repercusiones de censura que dicho acto supuso para el grupo, así como "la película Muerte de un presidente, que narra el asesinato ficticio del presidente Bush y los efectos que tendría en la escena internacional". "El documental Shut up and sing (Cállate y canta) muestra el declive inmediato del que era hasta ese momento el grupo de country más famoso y rentable de Estados Unidos, las Dixie Chicks. Que la cantante, Natalie Maines, tuviera la osadía de criticar a su presidente, George Bush, era un atrevimiento ya de por sí arriesgado; que lo hiciera en el extranjero resultó inaceptable para los seguidores de ese género. Cientos de emisoras de radio anunciaron no sólo la decisión de no programar nunca más música de las Dixie Chicks, sino que organizaron destrucciones públicas de sus discos, aplastados por apisonadoras o quemados en hogueras rodeadas de seguidores con pancartas en las que acusaban a las Dixie Chicks de ser 'amigas de Sadam Husein' o se leían frases como 'insultar a tu presidente es insultar a tu país'. El documental estrenado la semana pasada recoge todos los incidentes que desencadenó el comentario de Natalie Maines. Muestra con detalle los insultos y las amenazas que sufrieron a su regreso a Estados Unidos y el declive repentino y contundente de su carrera musical", escribe del Pino.
En la foto: cartel de Cállate y canta, dirigida por Barbara Kopple y Cecilia Peck.