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viernes, marzo 31, 2006

Diego Trelles en Babelia

El suplemento cultural Babelia del diario El País trae una muy buena noticia para un joven narrador de las letras peruanas: Diego Trelles. Antes, un breve repaso. En este número hay una entrevista de Jorge Marirrodriga al periodista británico-argentino Andrew Graham-Yooll, quien acaba de publicar en España Memoria del miedo, "una lúcida y conmovedora crónica de los primeros tiempos del régimen militar argentino, cuyo 30º aniversario se cumple ahora". Un par de preguntas: "¿Le parece que la sociedad occidental está perdiendo un poco la memoria producto de la inmediatez que genera la sociedad de la información?": "Sí, pero por suerte siempre hay gente que nos recuerda todo lo horrible que vino antes. Creo que hay un deseo personal frente a un programa corporativo de ir anulando la memoria". "No es lo mismo el olvido terapéutico que la desmemoria. ¿Piensa viendo a gente de 20 o 25 años que no hay conciencia del pasado, ni de lo bueno ni de lo malo?": "En algunos casos sí, y en Europa quizá por la sociedad de consumo que ha habido tal vez sí puede ser. Pero creo que en esa gente sus propias circunstancias los obligan a recordar. Por ejemplo en el Reino Unido, con el conflicto de las Malvinas. No en todos los sectores obviamente, pero en muchos, se recordó lo que había sido vivir en la guerra con una cierta solidaridad, con una sensación de respeto para el combatiente mientras está combatiendo, ni se critica al Gobierno mientras se está combatiendo. Hay una conciencia que mueve la memoria. Francia y el Reino Unido están escribiendo al día de hoy documentos sobre la Primera Guerra Mundial. Documentos familiares de una riqueza tremenda".
Por otra parte, Fietta Jarque publica un reportaje sobre "Viejas puertas habaneras", Ángel L. Prieto de Paula escribe una reseña sobre Fuente de Médicis (premio Loewe) del poeta valenciano Guillermo Carnero, libro que "contiene un único y extenso poema dialogado sobre el fracaso de la existencia y el sucedáneo de la cultura. La reflexión del poeta valenciano concluye con una atribulada invocación a la muerte". Otra reseña es la de José Luis Pardo al libro Los siete pecados capitales de Fernando Savater. "Si algo puede darnos una idea acerca de la decadencia de la civilización cristiana es la penosa condición de caducidad en la que se hallan los que en otro tiempo fueron considerados nada menos que 'los siete pecados capitales'. Prueba de ello es que, en este libro, el diablo, convocado a defenderlos, acaba casi siempre convencido por el filósofo de que le conviene más practicar las virtudes que se les oponen", expresa Pardo. También, Javier Sampedro escribe sobre la Autobiografía de Charles Darwin y, finalmente, un excelente plato de fondo para este post, aparece una reseña muy positiva de Lluís Satorras a la novela de Diego Trelles El círculo de los escritores asesinos.
"El autor (que ha estudiado cine y dirigido algún cortometraje y estudiado también periodismo) trabaja bien a sus personajes, los hace llegar enteros al lector mediante un hábil mecanismo narrativo que otorga categoría a la obra. El asunto es sencillo y bastante original: cinco escritores (cuatro hombres y una mujer) deciden asesinar a un crítico literario que les ha chafado [echado a perder] una obra colectiva. Una vez muerto, niegan ser los ejecutores y para justificarse cuatro de ellos ponen por escrito su versión del asunto y el quinto edita los textos y pone notas a pie de página aclarando o contradiciendo lo que en ellos se dice", escribe Satorras. También dice lo siguiente: "Abundan las escenas cómicas y las situaciones paródicas y el tono general es tragicómico, pero quizá lo más delicado, atractivo para algunos, entre los que me cuento, pero no tanto para otros, es la sobreabundancia de metaliteratura. Como en un juego de espejos, los personajes viven situaciones que reflejan escenas literarias o artísticas preexistentes. Los nombres de los personajes son máscaras que esconden su verdadera identidad. Se llaman Ganivet, Larrita, Alejandro Sawa, Casandra o García Ordóñez, que es el sobrenombre del crítico el cual al tomar la personalidad de este personaje del Cantar del Cid pasa a simbolizar el rencor y la traición. Mal asunto, pues, para los críticos literarios. Para compensar, con el objeto de mantener el interés por la trama, el autor sigue los esquemas propios de la novela negra. Hay tensión narrativa y es constante la pregunta sobre la identidad del culpable. Desde esta perspectiva, ella es la clásica (y tópica) mujer fatal y los cuatro hombres los que la desean y caen bajo su dominio. En fin, también esto es metaliterario. Pero la calidad de la novela y el buen hacer literario de su autor son, en mi opinión, indudables". No me queda más que felicitar a Trelles por esta excelente reseña que su obra acaba de merecer en el mejor suplemento cultural de España. Y a las librerías limeñas, a importar la novela, la cual lleva dicho sea de paso prólogo de Santiago Roncagliolo, cuya libro acaba de aparecer en librerías precisamente a inicios de semana. Finalmente, recordar que en enero se publicó en esta Zona de noticias un adelanto inédito de El círculo de los escritores asesinos. El fragmento lleva por título "Carlos Oliva, el poeta que toreaba automóviles".

En la foto: Diego Trelles.