Argumentos Electoral, boletín del Instituto de Estudios Peruanos
Acaba de aparecer el sexto número (correspondiente al mes de julio) del boletín Argumentos Electoral, publicación del Instituto de Estudios Peruanos. "La llegada de un nuevo gobierno democrático en el Perú nos obliga como institución a pensar en la situación en que se encuentra el país, las problemas pendientes, las expectativas de cambio. Una preocupación que se presenta en la mayoría de los artículos tiene que ver con las vías para asociar el afianzamiento de la democracia, el crecimiento económico y la inclusión social. Es un desafío que cada uno de los candidatos y el presidente electo encararon en la competencia electoral. Las contribuciones aquí alcanzadas pretenden continuar una discusión, no clausurarla. Evitamos dar respuestas concluyentes, definitivas. Los lectores podrán advertir además que las posiciones que aquí esbozamos no necesariamente coinciden unas con otras. La coherencia que buscamos se encuentra en las preocupaciones compartidas y no en las recomendaciones uniformes de políticas a seguir más adecuadas, si bien cada uno de nosotros no renunciamos a la tarea de buscar lo que nos parecen las mejores salidas", dice la presentación. Se incluyen textos de Julio Cotler, Romeo Grompone, Carlos Iván Degregori, Maria Isabel Remy, Martín Tanaka y Víctor Vich, entre otros. Vich escribe sobre "Política cultural: lo último de la fila" y plantea en doce puntos distintas propuestas con relación al tema. Transcribo dos de ellos:
Segundo: el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación es, sin duda alguna, el documento que debería establecer los lineamientos fundamentales para definir una política cultural que produzca los cambios que el Perú requiere. Sus recomendaciones son urgentes en la necesidad de construir mayor ciudadanía en el Perú. Ninguna política cultural que se respete puede dejar de tener una posición afirmativa frente a lo que ahí se dice, se denuncia y se propone: reformas institucionales profundas, reparaciones materiales y simbólicas, combate radical al racismo existente, inclusión social, autocrítica, garantías de derechos para todos. Es entonces tarea de la política cultural difundir el informe, perfeccionarlo, seguir sus recomendaciones y construir una nueva narrativa nacional asentada siempre en la memoria de lo sucedido- que resignifique la identidad del país.
Duodécimo: Insisto: ni el TLC (a la Toledo) ni muchos de los arreglos de ese tipo garantizan una mejor convivencia entre los peruanos. La reconstrucción de la cultura nacional de los vínculos, de las representaciones que hay que cambiar, de las formas en las que regulamos nuestras diferencias- es fundamental para la construcción de un país más sensato. La corrupción, por ejemplo, es un problema que tiene una índole cultural, el racismo también lo es, la discriminación en todos sus aspectos, igual. No es solo en la escuela donde los peruanos nos "educamos" y somos constituidos como ciudadanos. Además, o sobre todo, nos formamos y constituimos en los espacios públicos, con la televisión, con la radio, con el cine, con las revistas, con los libros, con la publicidad, en las calles. Corresponde a la política cultural proponer y desarrollar contundentes iniciativas en todos estos lugares.
En la foto: Víctor Vich.
Segundo: el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación es, sin duda alguna, el documento que debería establecer los lineamientos fundamentales para definir una política cultural que produzca los cambios que el Perú requiere. Sus recomendaciones son urgentes en la necesidad de construir mayor ciudadanía en el Perú. Ninguna política cultural que se respete puede dejar de tener una posición afirmativa frente a lo que ahí se dice, se denuncia y se propone: reformas institucionales profundas, reparaciones materiales y simbólicas, combate radical al racismo existente, inclusión social, autocrítica, garantías de derechos para todos. Es entonces tarea de la política cultural difundir el informe, perfeccionarlo, seguir sus recomendaciones y construir una nueva narrativa nacional asentada siempre en la memoria de lo sucedido- que resignifique la identidad del país.
Duodécimo: Insisto: ni el TLC (a la Toledo) ni muchos de los arreglos de ese tipo garantizan una mejor convivencia entre los peruanos. La reconstrucción de la cultura nacional de los vínculos, de las representaciones que hay que cambiar, de las formas en las que regulamos nuestras diferencias- es fundamental para la construcción de un país más sensato. La corrupción, por ejemplo, es un problema que tiene una índole cultural, el racismo también lo es, la discriminación en todos sus aspectos, igual. No es solo en la escuela donde los peruanos nos "educamos" y somos constituidos como ciudadanos. Además, o sobre todo, nos formamos y constituimos en los espacios públicos, con la televisión, con la radio, con el cine, con las revistas, con los libros, con la publicidad, en las calles. Corresponde a la política cultural proponer y desarrollar contundentes iniciativas en todos estos lugares.
En la foto: Víctor Vich.