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domingo, noviembre 12, 2006

Sánchez León y la adolorida generación del 50

El Dominical de El Comercio publica hoy una estupenda crónica de Abelardo Sánchez León titulada "La adolorida generación del 50". "La reciente muerte de Pablo Guevara, uno de los nombres cruciales de la poesía peruana, motiva esta sentida reflexión sobre el destino trágico de una generación brillante que llega a su ocaso", se lee. En su texto, Sánchez León enfatiza cómo varios poetas del cincuenta mantienen un terrible vínculo personal común: la pérdida de un ser querido, la huida de la esposa y de los hijos, o la muerte de estos (indescriptible pérdida que atraviesa a su vez al propio Sánchez León). Difícil escoger un tramo específico de esta sobrecogedora crónica del autor de Poemas y ventanas cerradas. Elijo las partes referidas a Carlos Germán Belli y a Pablo Guevara: "Quizá el poeta más regular y, curiosamente el más experimentador, sea Carlos Germán Belli. Belli es el amanuense, el hombre gris, de terno y corbata, que tenía horarios precisos en sus diversos trabajos burocráticos. Yo lo conocí cuando era estudiante de Letras y fui a visitarlo a su casita de la plazuela central de Jesús María. Calvo, serio, parco, este gran poeta ha sido reconocido recientemente por la crítica chilena y ha recibido uno de los premios más importante del país del sur. Este gran poeta no ha podido recibir con alegría este reconocimiento, de alguna manera tardío, porque una de sus hijas acaba de perder la vida en un accidente de carretera. Ella había venido de Italia, donde residía, a reconocer su país con su marido y le ha dejado clavada al poeta una de las penas peores. Porque la vida de Carlos Germán transcurrió al lado del dolor físico, cuando desde niño supo de las limitaciones físicas y mentales de su hermano Alfonso, limitaciones que a la larga marcaron su mirada del mundo. En el caso de sus hijas, ese lustre inalcanzable, se refiere al cielo, este cielo del mundo siempre alto, que desea mirarlo 'aunque sea en la cara de mis hijas'. [...] Pablo Guevara se reciclaba en las nuevas generaciones y era, a su manera, un seguidor de Ezra Pound. Vivía por Pachacamac, como si lo hiciera en el campo, y no le gustaba para nada la ciudad. La última etapa creativa se caracteriza por unos poemas largos y fue siempre un asiduo al cine club. Su poesía se vio enriquecida por las ciencias sociales y el cine. La última vez que lo vi fue en Guadalajara". Finalmente, la sección de Cartas de El Dominical incluye dos referidas al artículo de la semana pasada publicado ahí mismo, In Memorian, sobre Pablo Guevara. Una de ellas, firmada por Félix Germán Vivanco, menciona que "no encontré en otros diarios y en sus páginas culturales, absolutamente nada sobre la muerte del poeta Pablo Guevara", lo cual es para nada exacto.

En la foto: Pablo Guevara.