Christian Bendayán: Lima y la selva (y la "Mamá Ícaro" de Alfredo Márquez)
Leo en el weblog Diario de IQT de Francisco Bardales la publicación de un artículo del artista plástico Christian Bendayán en la revista electrónica Interculturalidad II. El texto, titulado "Lima y la Selva", se basa en la exposición "La soga de los muertos - El conocer desconocido de la ayahuasca", que Bendayán curara en octubre pasado en el Centro Cultural de la Universidad de San Marcos. La misma, como se explica en uno de los boletines de dicho Centro Cultural, "pretende mostrar los efectos que ha tenido sobre el arte contemporáneo, tanto académico como popular, el encuentro de los artistas con la selva y su planta sagrada. Las aproximaciones han sido diversas, entre ellas se encuentran las de los artistas urbanos que representan las visiones, con sus característicos colores y formas psicodélicas, los que exaltan el erotismo de una selva exuberante y los seres que la habitan; también se encuentran las representaciones de artistas de distintas etnias nativas, para quienes este brebaje cumple funciones no sólo medicinales sino también ha servido para la edificación de sus mitos, leyendas y divinidades, así como para encontrar explicaciones a sus orígenes". En la exposición participaron artistas como Rony Alhael, Pablo Amaringo, Víctor Churay, Francisco Mariotti, Alfredo Márquez, Juan Osorio, Juan Pacheco, Rocío Rodrigo, Eduardo Villanes, Armando Williams, Rember y Santiago Yahuarcani, entre otros. En su texto, Bendayán comenta que "algunos de los resultados más gratificantes fueron las impresiones de artistas de Lima con formación académica e información actualizada del arte occidental, impresionados con las propuestas de artistas indígenas que llevan lo tradicional a nuevos rumbos. ¡¡Que me invite lo que se ha fumado!!! Es una de las expresiones más simpáticas que he escuchado. No se fuma… ¡se toma!". Uno de los cuadros expuestos es "Mamá Ícaro", perteneciente a Alfredo Márquez. El autor me ha hecho llegar la siguiente descripción de los elementos que conforman la obra:
El título ("Mamá Icaro") se puede interpretar como La Madre de los Cantos Shamánicos, y hace referencia a un tema barroco andino llamado La Virgen del Cerro. El mismo fusiona en una sola imagen a la Virgen María y la montaña de oro y de plata de Potosí como un Apu tutelar y principal, aunque responsable, a causa de su sobreexplotación, de la muerte de millares de indios forzados a trabajar en las minas.
La imagen central del lienzo es de la vedette Mariella Zanetti. Ella está a punto de amamantar dos fetos de llama (pagos a la tierra por pedidos de fertilidad y abundancia). Las alas que se despliegan de la espalda de la vedette son de guacamayo (una de las aves más fabulosas de la tierra) y el aura de rayos místicos es de oro y corresponde a la Virgen del Pilar. La virgen-vedette es una imagen ascendente que brota de la tierra arrasada por la guerra, la manipulación transgénica y la destrucción masiva de hombres, animales y especies vegetales; pero el aura propia que la envuelve tiene la coloración verde fosforescente que es típica de las visiones del ayahuasca.
En la base de la imagen se encuentra una mujer ashaninka que sí amamanta a un niño, mientras un grupo de niños descansa a sus pies. El conjunto de bomberos que se dirige hacia la cintura de la gigantesca Virgen-vedette es el que ingresó a los escombros de las Torres Gemelas tras su derrumbe. Lo que se ve en los túmulos de aglomeraciones orgánicas conforma la silueta del Huayna Picchu: una montaña de osamentas de cráneos de vacunos.
En el plano más próximo, se forma la silueta de la meseta donde se encuentra Macchu Picchu: una montaña de cadáveres de vacas locas que arden en medio de su incineración. En oposición, a los lados, un rondero sostiene como trofeo de guerra la bandera del PCP-SL (¿agitación y propaganda, o exhibición del enemigo vencido?), mientras al lado opuesto un hombre exhibe su espalda llena de heridas (¿víctima de la violencia política o de la enfermedad?).
Sobre el cielo rojo que prefigura la selva (un amanecer en esa última frontera de futuro que es la selva amazónica), se despliega el diseño textil de un manto shipibo que justamente ha sido confeccionado como un Canto Shamánico de Sanación a la Tierra. Las formas geométricas que son típicas de estos diseños son una suerte de escritura ideográfica que además son cantos shamánicos (ícaros).
Sobre la parte superior se estructura otra trinidad conformada por los cadáveres decapitados de las "vacas locas" sostenidos por las grúas (la analogía entre decapitación y desideologización es permanente en mi propuesta), así como por el cóndor central que tutela y organiza una especie de Yawar Fiesta desplazada. Las pinzas de las máquinas simulan las garras y/o picos del cóndor.
En la foto: "Mamá Ìcaro" de Alfredo Márquez. Técnica: Mixta. Lienzo intervenido con pintura acrílica e impresión digital transtelado con cera sobre lona. Medidas: 240 x 240 cm. Fecha: 2005.
El título ("Mamá Icaro") se puede interpretar como La Madre de los Cantos Shamánicos, y hace referencia a un tema barroco andino llamado La Virgen del Cerro. El mismo fusiona en una sola imagen a la Virgen María y la montaña de oro y de plata de Potosí como un Apu tutelar y principal, aunque responsable, a causa de su sobreexplotación, de la muerte de millares de indios forzados a trabajar en las minas.
La imagen central del lienzo es de la vedette Mariella Zanetti. Ella está a punto de amamantar dos fetos de llama (pagos a la tierra por pedidos de fertilidad y abundancia). Las alas que se despliegan de la espalda de la vedette son de guacamayo (una de las aves más fabulosas de la tierra) y el aura de rayos místicos es de oro y corresponde a la Virgen del Pilar. La virgen-vedette es una imagen ascendente que brota de la tierra arrasada por la guerra, la manipulación transgénica y la destrucción masiva de hombres, animales y especies vegetales; pero el aura propia que la envuelve tiene la coloración verde fosforescente que es típica de las visiones del ayahuasca.
En la base de la imagen se encuentra una mujer ashaninka que sí amamanta a un niño, mientras un grupo de niños descansa a sus pies. El conjunto de bomberos que se dirige hacia la cintura de la gigantesca Virgen-vedette es el que ingresó a los escombros de las Torres Gemelas tras su derrumbe. Lo que se ve en los túmulos de aglomeraciones orgánicas conforma la silueta del Huayna Picchu: una montaña de osamentas de cráneos de vacunos.
En el plano más próximo, se forma la silueta de la meseta donde se encuentra Macchu Picchu: una montaña de cadáveres de vacas locas que arden en medio de su incineración. En oposición, a los lados, un rondero sostiene como trofeo de guerra la bandera del PCP-SL (¿agitación y propaganda, o exhibición del enemigo vencido?), mientras al lado opuesto un hombre exhibe su espalda llena de heridas (¿víctima de la violencia política o de la enfermedad?).
Sobre el cielo rojo que prefigura la selva (un amanecer en esa última frontera de futuro que es la selva amazónica), se despliega el diseño textil de un manto shipibo que justamente ha sido confeccionado como un Canto Shamánico de Sanación a la Tierra. Las formas geométricas que son típicas de estos diseños son una suerte de escritura ideográfica que además son cantos shamánicos (ícaros).
Sobre la parte superior se estructura otra trinidad conformada por los cadáveres decapitados de las "vacas locas" sostenidos por las grúas (la analogía entre decapitación y desideologización es permanente en mi propuesta), así como por el cóndor central que tutela y organiza una especie de Yawar Fiesta desplazada. Las pinzas de las máquinas simulan las garras y/o picos del cóndor.
En la foto: "Mamá Ìcaro" de Alfredo Márquez. Técnica: Mixta. Lienzo intervenido con pintura acrílica e impresión digital transtelado con cera sobre lona. Medidas: 240 x 240 cm. Fecha: 2005.