Y esta Vaca profana, ¿quién es?
La consigno por tratarse de una columna que forma parte de la sección peruana de Terra. Al autor de la misma le permiten publicar sus notas respondiendo simplemente al nombre de "La vaca profana". Hasta el momento viene reseñando La hora azul de Alonso Cueto ("no es perfecta ni una obra maestra, pero sí recomendable para estos años de incertidumbres e intentos de reparación"), Guerra en la penumbra de Daniel Alarcón ("gracias a este acercamiento al Perú en los ochenta y noventa desde la cotidianidad de la violencia y de sus protagonistas, ha reintroducido una corriente narrativa que parecía haberse olvidado (o desarrollado sin mucho interés) en los últimos años por parte de los jóvenes escritores. Motivo suficiente para aplaudirlo y recomendarlo"), Un crucero a las islas Galápagos de Antonio Cisneros ("un libro imprescindible en la literatura peruana, pero mucho más; es una fe secular de trazo sencillo, único y convincente y, adicionalmente, un testimonio categórico de uno de los mejores poetas vivos de nuestra lengua"), Mujeres difíciles, hombres benditos de Fernando Ampuero ("con un título inapropiado para sus contenidos y de sonoridad discutible, el libro no es lo mejor que podríamos esperar de un escritor de su talla y prestigio, pero aun así, su lenguaje mantiene la efectividad, y la claridad diáfana de siempre y el entretenimiento está garantizado"), Habrá que hacer algo mientras tanto de Ezio Neyra ("una ópera prima interesante que, aunque no exhibe una visión de la realidad propia, se adhiere al menos a una de distinguidos maestros con resultados consistentes, y no se limita a acatar el culto a la mera pericia lingüística, de uso común entre muchos narradores últimos") y, por último, acaba de publicar una feroz reseña al poemario Turbulencia de Rocío Silva Santisteban:
"Frustración amorosa, arrebatos eróticos, desarticulación del sujeto, liberación de la discursividad femenina: cuando aparece un poemario de Rocío Silva podemos imaginar su contenido sin necesidad de hojearlo ni leer uno solo de sus poemas. [turbulencia] no es la excepción: cumple con los lineamientos de aquello que la crítica ha venido a reconocer como 'poesía femenina', es decir, la aparición en escena de una voz poética que representa al lugar de enunciación de la mujer en la dinámica de géneros y el cuestionamiento de las relaciones humanas en el mundo contemporáneo. [...] Entre los ochenta y noventa se consolidó otro grupo de jóvenes poetas que siguieron este mismo camino: desde entonces no hay recital universitario donde falte alguna muchacha ensayando versos similares. Desgraciadamente, la 'poesía femenina' ya se convirtió en un tópico. Rocío Silva ha insistido en explorar esta vertiente, sin embargo, [turbulencia] no muestra signos de mayor innovación. El manejo de la oralidad es su principal virtud: se crea una suerte de personaje, una voz de mujer que fluctúa entre lo lírico y lo conversacional. Más que diálogos, se trata de confesiones: el sujeto declara su condición frente a un interlocutor que nunca responde. [...] ¿'Poesía femenina' o 'feminoide' (como le llaman sus detractores)? Quizá estemos presenciando el desgaste de una poética. Esa desfachatez, esa abierta y declarada sensualidad, ya no convoca la misma emoción. En el último poema, titulado '[the end]', se pretendía alcanzar ese nivel de audacia y crudeza corporal: '¿Cuántos más pasarán por este cuerpo/ dejando sus fluidos para que yo sea feliz,/ papá?' La insinuación de una sexualidad material, que consista en un mero intercambio de flujos, deseado y promovido por la propia mujer para su goce individual ha perdido impacto, ya no subvierte. [turbulencia] nos ofrece chispazos de intuición poética, pero esos versos radicales, destinados a removernos los cimientos, parecen haberse extinguido".
Pero, y esta Vaca profana, ¿quién es?
"Frustración amorosa, arrebatos eróticos, desarticulación del sujeto, liberación de la discursividad femenina: cuando aparece un poemario de Rocío Silva podemos imaginar su contenido sin necesidad de hojearlo ni leer uno solo de sus poemas. [turbulencia] no es la excepción: cumple con los lineamientos de aquello que la crítica ha venido a reconocer como 'poesía femenina', es decir, la aparición en escena de una voz poética que representa al lugar de enunciación de la mujer en la dinámica de géneros y el cuestionamiento de las relaciones humanas en el mundo contemporáneo. [...] Entre los ochenta y noventa se consolidó otro grupo de jóvenes poetas que siguieron este mismo camino: desde entonces no hay recital universitario donde falte alguna muchacha ensayando versos similares. Desgraciadamente, la 'poesía femenina' ya se convirtió en un tópico. Rocío Silva ha insistido en explorar esta vertiente, sin embargo, [turbulencia] no muestra signos de mayor innovación. El manejo de la oralidad es su principal virtud: se crea una suerte de personaje, una voz de mujer que fluctúa entre lo lírico y lo conversacional. Más que diálogos, se trata de confesiones: el sujeto declara su condición frente a un interlocutor que nunca responde. [...] ¿'Poesía femenina' o 'feminoide' (como le llaman sus detractores)? Quizá estemos presenciando el desgaste de una poética. Esa desfachatez, esa abierta y declarada sensualidad, ya no convoca la misma emoción. En el último poema, titulado '[the end]', se pretendía alcanzar ese nivel de audacia y crudeza corporal: '¿Cuántos más pasarán por este cuerpo/ dejando sus fluidos para que yo sea feliz,/ papá?' La insinuación de una sexualidad material, que consista en un mero intercambio de flujos, deseado y promovido por la propia mujer para su goce individual ha perdido impacto, ya no subvierte. [turbulencia] nos ofrece chispazos de intuición poética, pero esos versos radicales, destinados a removernos los cimientos, parecen haberse extinguido".
Pero, y esta Vaca profana, ¿quién es?