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sábado, marzo 25, 2006

Zurita: "Que renazca la muerta poesía"

La revista virtual Letras.s5 acaba de publicar el texto "Que renazca la muerta poesía" de Raúl Zurita, aparecido en el volumen Los poemas muertos, recientemente publicado en México por la editorial Libros del Umbral, y que "es el primero de una colección que se llama Raíz en trance -es un verso de Vallejo- que publicará las poéticas de escritores y poetas bien potentes, el segundo será uno de Gelman", según comenta en una comunicación el propio autor. Zurita tiene a su vez un poemario, aún inédito, con un título similar al de este libro, Los países muertos, y del cual Zona de noticias ofreció un adelanto hace dos meses. "Que renazca la muerta poesía" empieza del siguiente modo: "Es el final de la Ilíada, y el comienzo de lo que denominamos historia. Si ese final es conmocionante lo es, sobretodo, porque nos dice que la historia a la cual de una u otra forma nosotros también pertenecemos se inicia con un funeral. Lo otro que nos muestra esas exequias es que somos tan descendientes de Homero como los griegos o los latinos, y que la consecuencia de ello es también una imagen absoluta, quizás la más absolutamente concreta del presente: el ser humano, tal como hoy lo entendemos, es un fantasma: es el fantasma que se levantó desde las cenizas del troyano Héctor". También dice: "Alguno de los grandes poetas del último tiempo: Rilke, Marina Tsvetaieva, Ungaretti, Seferis, Celan, Vallejo, presintieron la muerte de las lenguas, ese cáncer de las palabras que les va socavando sus significados y que se hace sentir primero, casi como si fuera una venganza, en los sitios y naciones aparentemente más favorecidas; en las sociedades desarrolladas, en las opulentas clases altas de nuestros países todavía pobres, en los escenarios de la política, en los Parlamentos, en las presentaciones de libros, en los grandes cónclaves. Es como si la misma vacuidad de este tiempo quisiera decirnos que las lenguas mueren porque las palabras no son ya capaces de evocar la arrasadora plenitud del otro; su misericordia y su incomprensible dureza, su oscuridad y su fulgor".