Más sobre Insomnio de Lorenzo Helguero
Enrique Planas entrevista hoy en la sección cultural de El Comercio a Lorenzo Helguero a propósito de su reciente poemario Insomnio (Lima: Álbum del universo bakterial, 104 pp). "A primera vista parece una típica libreta negra Moleskine, en la que el poeta Lorenzo Helguero (Lima, 1969) anota su actual dirección en Washington D.C., luego su e--mail, advierte que su grupo sanguíneo es A negativo y finalmente deja constancia de que es alérgico a la aspirina. Pero cuando al atravesar un epígrafe borgiano encontramos clásicos sonetos escritos en lo que podría ser un cuaderno de viaje, o más exactamente, un diario de desvelos, nos damos cuenta de que se trata de una nueva y preciosa edición del Álbum del Universo Bakterial. No hay mejor formato para un libro escrito en su mayoría, como revela el poeta, en noches de insomnio, sobre una pequeña libreta sobre la pequeña mesa de noche", comienza señalando Planas. Algunas preguntas:
Además de la lucidez de los poemas, me sorprende su clasicismo. ¿Por qué escribir sonetos hoy?
El primer libro que saqué era una colección de sonetos. Incluso en mi libro anterior (Poeta en Washington D.C., 2004) hay una métrica en todos los poemas. A mí siempre me ha interesado la estructura, la métrica. No es algo extraño para mí.
Hoy volver a lo clásico es una forma de vanguardia...
Sí. Cuando saqué mi primer libro (Sapiente Lengua, 1993), entonces era rarísimo. Hoy creo que ya dejó de ser una cosa tan poco común.
En ese registro clásico también reconoces la vigencia de poetas como Westphalen, Borges o el mismo Rubén Darío...
Ellos serían como los grandes padres. Especialmente Borges, quien también escribía sonetos. Creo que si Borges no hubiera escrito cuentos igualmente habría sido un poeta genial. Es impresionante lo que escribe. Sí, hay una deuda con él. Y también con Darío.
Insomnio es un libro marcado por los temas de la poesía más antigua, la muerte, el amor, la palabra...
Y la pérdida. Como que empecé a hacer un recuento de todo lo que uno va perdiendo con el tiempo. La pérdida de mi abuelo, la distancia de la casa familiar. Creo que hay muchos poemas que tienen que ver con eso. Finalmente hay un ansia de recuperación al final del libro, con el eterno retorno.
La seriedad lo domina todo...
No hay mucho humor, es verdad. Uno constata que las cosas se van perdiendo, y siempre intentas recuperar la infancia, la adolescencia.
En la foto: el libro.
Además de la lucidez de los poemas, me sorprende su clasicismo. ¿Por qué escribir sonetos hoy?
El primer libro que saqué era una colección de sonetos. Incluso en mi libro anterior (Poeta en Washington D.C., 2004) hay una métrica en todos los poemas. A mí siempre me ha interesado la estructura, la métrica. No es algo extraño para mí.
Hoy volver a lo clásico es una forma de vanguardia...
Sí. Cuando saqué mi primer libro (Sapiente Lengua, 1993), entonces era rarísimo. Hoy creo que ya dejó de ser una cosa tan poco común.
En ese registro clásico también reconoces la vigencia de poetas como Westphalen, Borges o el mismo Rubén Darío...
Ellos serían como los grandes padres. Especialmente Borges, quien también escribía sonetos. Creo que si Borges no hubiera escrito cuentos igualmente habría sido un poeta genial. Es impresionante lo que escribe. Sí, hay una deuda con él. Y también con Darío.
Insomnio es un libro marcado por los temas de la poesía más antigua, la muerte, el amor, la palabra...
Y la pérdida. Como que empecé a hacer un recuento de todo lo que uno va perdiendo con el tiempo. La pérdida de mi abuelo, la distancia de la casa familiar. Creo que hay muchos poemas que tienen que ver con eso. Finalmente hay un ansia de recuperación al final del libro, con el eterno retorno.
La seriedad lo domina todo...
No hay mucho humor, es verdad. Uno constata que las cosas se van perdiendo, y siempre intentas recuperar la infancia, la adolescencia.
En la foto: el libro.