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sábado, mayo 03, 2008

Javier Heraud descansa en Lima


La página cultural de La República (así como El Peruano y la edición web de El Comercio) informa hoy, a través de un cable de Andina, que "en una ceremonia privada, en la que participaron solo familiares, se sepultaron ayer los restos mortales de Javier Heraud en Los Jardines de la Paz, de La Molina, en Lima". La madre de Heraud, Victoria Pérez, de 96 años de edad, no pudo estar presente en el cortejo, pero sí asistieron sus hermanos Jorge, Victoria, Gustavo y Cecilia, quien leyó "El deseo" ("Quisiera descansar todo un año y volver mis ojos al mar / y contemplar el río crecer y crecer como un cauce / como una enorme herida abierta en mi pecho"), poema incluido en su segundo libro El viaje (1961). Heraud fue "acribillado por las fuerzas del orden" en Puerto Maldonado hace 45 años (específicamente un 15 de mayo) y desde entonces estuvo enterrado en dicho lugar. Este retorno póstumo de Heraud a su ciudad de nacimiento coincide con la discusión nacional suscitada en torno al MRTA. Menciono esto porque recuerdo que a propósito del tema César Hildebrandt se preguntó la semana pasada en su columna de La Primera si "¿fue Javier Heraud un terrorista porque murió con un arma a la mano?"; una pregunta formulada en el contexto del encierro carcelario de Melissa Patiño. Una de las respuestas a esa pregunta puede encontrarse en la mención que hace Rocío Silva Santisteban en su post de ayer viernes al hecho de que "la[s] diferencia[s] entre grupo guerrillero y un grupo terrorista [...] están establecidas en documentos internacionales". Precisamente aparece hoy en Babelia de El País el artículo "Réquiem por el guerrillero bueno", escrito por Santiago Roncagliolo, en el que ofrece una idea de cómo son descritos los guerrilleros en la novelística latinoamericana actual. Y respecto a descripciones, con relación a la "Muerte de Javier [Heraud]" resulta apropiado consultar el testimonio reciente de su compañero generacional Rodolfo Hinostroza. "Cayó como una bomba. A Javier lo habían matado el 15 de mayo, con una bala dum-dum cuando ingresaba al Perú clandestinamente por el departamento de Madre de Dios, con un grupo de guerrilleros armados", cuenta el autor de Consejero del lobo, quien a su vez expresa que "la muerte de Javier marcó a mi generación al rojo vivo, y convirtió al poeta en un símbolo". Véase también un reportaje de Marco Sifuentes "emitido en Canal N por el cuadragésimo aniversario de la muerte del poeta guerrillero", así como la columna de hoy en La Primera de, nuevamente, César Hildebrandt: "Javier Heraud desenterrado".

PD Domingo 04: "Javier por siempre", nota aparecida hoy en la sección cultural de La Primera.


En la foto: "Los restos de Heraud fueron incinerados y sepultados en el sector de Los Algarrobos de los Jardines de la Paz" (Andina).