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viernes, marzo 17, 2006

Paul Auster en Babelia

La edición del sábado 18 del suplemento cultural Babelia del diario El País dedica sus páginas principales al escritor estadounidense Paul Auster (Nueva Jersey, 1947), quien acaba de publicar su nueva novela Brooklyn Follies, la cual transcurre, como comenta el propio autor en la entrevista que Eduardo Lago le hace en su casa en New York, "en el periodo de las elecciones presidenciales del año 2000", aquellas que dieron el triunfo electoral a George W. Bush en su primera elección. La obra hace alusión a los atentados del 11 de setiembre: "La sombra de los atentados se cierne de manera velada sobre toda la novela, pero no afloran en la narración hasta el final. Esos párrafos le dan un vuelco total al libro. Todo lo que ha tenido ante sus ojos el lector cobra un sentido inusitado. Brooklyn Follies se transforma en una elegía, en un himno a una forma de vivir que desapareció de un plumazo de la faz de la tierra. El lector descubre que lo que tiene ante sí es un canto a un mundo perdido, a la belleza y sencillez de una forma de vida cotidiana que dejó de ser posible a partir de aquellos acontecimientos. El 11 de septiembre de 2001 cambió el curso de la historia, haciéndonos entrar a todos en un periodo ominoso", comenta Auster. Una de las preguntas dice: "Usted empezó como poeta. ¿Cómo se convirtió en narrador?": "La discontinuidad no es tan tajante. Hasta el día de hoy me sigo considerando poeta, un poeta que cuenta historias. Mi manera de aproximarme al lenguaje es la propia de un poeta, no se diferencia en nada de la actitud que tenía cuando escribía poesía propiamente dicha. Además, siempre he escrito ficción, sólo que de joven no quería publicarla porque no tenía suficiente calidad. Llegó un momento en que dejé de escribir ficción, aunque seguí escribiendo ensayos y reseñas, además de poesía. A finales de los setenta atravesé por una crisis muy profunda y dejé de escribir por completo. Durante un año no escribí una sola línea. Y cuando me sentí con fuerzas para volver a hacerlo, me dediqué exclusivamente a la prosa. Sentí una especie de liberación, pero no es exacto decir que dejara la poesía. Seguía ahí, sólo que el vehículo en que aparecía eran mis novelas. Y todavía sigo escribiendo poemas, sólo que lo hago con carácter privado, para celebrar ocasiones familiares, como bodas y cumpleaños. (Se ríe). Son poemas con rima, y me divierto mucho componiéndolos".
Con relación a la novela, José María Guelbenzu publica una reseña en la que comenta que Brooklyn Follies "sería una novela de lo más tonta si la aceptáramos como un retrato costumbrista de nuestro tiempo hecho con una ingenua buena voluntad, riesgo que corre. Lo que sucede es que hay que entrar en ella de otro modo, aceptando todos los forzados problemas y no menos forzados personajes como parte integrante de la decisión del autor al hacer este libro. Y es que esta novela hay que leerla como lo que es: un cuento de hadas".
Por otra parte, Julio Ortega escribe una reseña al libro Proust fiction del narrador valenciano Robert Juan-Cantavella (Almassora, 1976): "Borges cuenta que Pierre Menard escribe El Quijote copiándolo literalmente, y concluye que cada lector es autor de lo que lee. Pero en Proust fiction ya no se trata de una copia sino de una fotocopia, de un fax, del power-point, de la reproducción mediática que despoja de valor lo que renombra. Se impone, así, una poética del plagio, que convierte a la literatura en propiedad anónima", sostiene el crítico peruano. Finalmente, Esperanza López Parada escribe sobre El ABC de Byobu y Trema, dos nuevos poemarios de la poeta uruguaya Ida Vitale (Montevideo, 1923).

En la foto: Paul Auster.