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miércoles, noviembre 22, 2006

En Madrid

Ayer llegué por la mañana a Madrid y tengo aún el desorden del cambio horario (seis horas de diferencia) que pienso nivelar esta misma noche. He dado un salto a la computadora más cercana que he podido conseguir en esta verdadera Ciudad Universitaria que es la Complutense para escribir brevemente sobre el Primer Congreso Internacional de Poesía Peruana (1980-2006). La inauguración ayer por la noche en el Museo Nacional de Antropología estuvo repleta y animada. Acompañado de su esposa, Carlos Germán Belli ingresó a la sala con un ligero retraso (a esa hora la ciudad se torna ciertamente caótica en el tráfico) y todos lo hemos aplaudido mientras se acercaba a la mesa de presentación. Durante el acto se hizo un minuto de silencio (que los presentes cumplimos de pie) en memoria de los poetas peruanos fallecidos este año. Se dieron las palabras de rigor y, en lo personal, el texto que leyó Mazzotti en nombre de la Asociación Internacional de Peruanistas, una de las organizadoras del Congreso, estuvo bastante atinado (se lo he pedido para colocarlo, ojalá tenga tiempo de ponerlo durante los días de esta semana). Entre los varios puntos que trató hizo mención a la polémica de narradores andinos y criollos (tal es como se la conoce comúnmente) nacida a raíz del Congreso de Narrativa Peruana del 2005 aquí en Madrid. Pero, bueno, tecleo estas líneas muy rápidamente. La lectura de poemas fue casi maratónica, cada uno de los autores leyó varios poemas, con excepción de Carlos López Degregori, que leyó un par y sin embargo fue el único que mereció aplausos durante su lectura (a los demás se los aplaudió, como corresponde, al final de su intervención). Luego del brindis, hemos salido del Museo varios de los ponentes con dirección al barrio de Lavapiés a un pequeño lugarcillo en el que hemos compartido mesa y cañas Antonio Cillóniz, José Morales Saravia, Carlos López Degregori, Luis Fernando Chueca, Martín Rodríguez-Gaona, Domingo de Ramos, Ch'aska Anka Ninawaman, Róger Santiváñez, Cecilia Podestá, Carlos Torres Rotondo, Manuel Liendo Seminario, Rubén Quiroz Ávila y la poeta e investigadora española Catalina Quesada Gómez. Esta mañana las dos primeras mesas arrojaron una primera conclusión en este Congreso: la separación por décadas en la poesía peruana es artificial y no lleva a nada. Se afianzó la idea de proponer a 1968 como año significativo y puente o nudo entre lo que se conoce como generación del 60 y 70. Mazzotti recogió la propuesta lanzada por Cillóniz en el Congreso de Peruanistas del 2004 en Sevilla y José Rosas Ribeyro desarrolló y profundizó la misma a través de una exposición que hablaba de trece fotografías imaginativas de lo que llamó la Familia del 68. Leoncio Bueno y Pablo Guevara estuvieron entre los autores que mencionó. En la ronda de preguntas, Quiroz le hizo notar el nombre de Guillermo Chirinos Cúneo. "Ya era un mito cuando empezábamos a publicar nuestros primeros poemas", expresó Rosas Ribeyro. Jorge Pimentel viene siendo uno de los autores más mencionados. Su nombre se repitió de diversas formas en boca de Cillóniz, Mazzotti, Rosas Ribeyro y López Degregori, cuya ponencia giró en torno a su poesía. Carlos Meneses relató cómo descubrió la tumba de Carlos Oquendo de Amat junto a Antonio Cillóniz, quien le ofreció acompañarlo en su auto hasta Navacerrada. La exposición de Morales Saravia ha destacado la presencia nada casual del número cinco en tres poemarios: 5 metros de poemas de Oquendo de Amat, Cinco rollos de plus-X de Fernando Castro y Cinco segundos de horizonte de Mario Montalbetti. En fin, varios detalles y temas. Pero debo regresar a escuchar la siguiente mesa sobre la poesía de los años 80.

En la foto: Antonio Cillóniz.