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lunes, diciembre 04, 2006

Sybila Arredondo: "Era imposible no amar a José María"

En la entrevista que realizó Enrique Planas ayer domingo en la sección cultural de El Comercio a Miguel Gutiérrez, éste manifesta respecto a José María Arguedas lo siguiente: "A mí no me dejaban satisfechos los personajes [femeninos] que leía, humanamente hablando. En Arguedas, por ejemplo, en Todas la sangres, está Vicenta la Torre, la novia, la esposa, la madre de los hijos. Y por otro lado está la Curco, que es la representación de lo femenino en el estrato más ínfimo. Prácticamente es un agujero nada más. Es la imagen que Arguedas tenía del sexo, que fluctuaba entre estos dos tipos de mujer".
Sobre este tema, en su estudio En la encrucijada: Las ciencias sociales y la novela en el Perú. Lecturas paralelas de Todas las sangres, Melisa Moore escribe lo siguiente: "En muchos sentidos, los personajes femeninos en la narrativa de Arguedas se ciñen a este patrón: la experiencia de la niñez (en la que la figura materna está ausente, mientras que la de figura sustituta es demasiado accedible) coincide aquí con lo que las feministas denominarían un marco 'patriarcal' donde las mujeres aparecen ya sea como figuras marianas o como figuras desviadas de acuerdo a los preceptos judeocristianos. No cabe duda de que la obra de Arguedas refleja esta dicotomía, sobre todo cuando se analiza la reaparición del personajes como el de doña Cayetana y el de doña Felipa (Matilde y Vicenta en TLS) que se contraponen a otras figuras femeninas de conducta desviada, tales como la opa y las prostitutas que aparecen en su última novela (la kurku Gertrudis en TLS)" (257-258).
En La utopía arcaica, su libro sobre Arguedas, Vargas Llosa anota esto de aquí: "'Yo he sentido, desde pequeño, cierta aversión a la sensualidad', le confesó JMA a Tomás Gustavo Escajadillo. Si no lo hubiera dicho, de todos modos lo sabríamos, por el mundo que creó, espartano y frugal, donde los únicos placeres celebrados son espirituales, el goce de la naturaleza –ríos, árboles, plantas, cerros, pájaros- o la embriaguez de la música, pero en el que la menor conceción a los apetitos del cuerpo está presentada con repugnancia, como síntoma de deshumanización y envilecimiento" (93).

En el volumen José María Arguedas: Hacia una poética migrante, editado por Sergio R. Franco, se incluye un interesante ensayo de Anne Lambright titulado "El código de lo femenino en la narrativa arguediana" (331-355).
Todo esto viene a cuento porque acabo de ver que el día de ayer, en Letras.s5, Ana María Falconí ha publicado una entrevista a la segunda esposa de Arguedas, Sybila Arredondo, realizada en Santiago de Chile, en la que afirma entre muchas otras cosas que "era imposible no amar a José María".

En la foto: Sybila Arredondo.