Dos poetas del setenta desde la niebla en Caretas
La edición de esta semana de la revista Caretas incluye notas a los poetas José Watanabe y Jorge Pimentel. El primero, José Watanabe, publicó a finales del año pasado el poemario Banderas detrás de la niebla. Y ahora "la galería de arte Estampa, en Madrid, reúne los poemas de Watanabe escritos en torno a la figura materna. A modo de homenaje a Carlos Oquendo de Amat, la obra lleva por título el inicio de un poema de este: Tu nombre viene lento", comenta la nota de Maribel de Paz en la sección cultural de la revista. "Este libro es un reconocimiento de que mi madre era peruana, porque siempre he hablado de mi padre que vino de Japón, y a raíz de eso me asociaron con la serenidad y la poesía japonesa. Pero es una reivindicación un poco conflictiva, porque mi madre no fue solamente una gran madre bondadosa, sino también la madre sibilina, de fraseos duros que a veces dolían mucho", afirma el poeta. Por otra parte, uno de los fundadores de Hora Zero, Jorge Pimentel, publica diez años después de su anterior poemario una nueva entrega, de título eliotiano, En el hocico de la niebla (título que empata con esta línea de una leyenda quechua: "De su hocico surgió la niebla de los cerros"). Caretas da cuenta del libro vía una nota escrita por el desaparecido escritor Roberto Bolaño. "A Mario [Santiago] le gustaba la poesía norteamericana, a mí la francesa. Mario leía ensayo, yo narrativa. El filósofo de Mario era Nietzsche, el mío Pascal. Pero en otros puntos nuestro acuerdo era completo, aunque difiriéramos en algunos detalles. Uno de esos puntos era Hora Zero y Pimentel, al que pronto se agregaría Ramírez Ruiz, a quien Mario leyó con mucho más cuidado que yo", afirma el narrador chileno.
En la foto: El poeta Watanabe y uno de los pocos objetos que su madre no desechó junto con la pobreza y que se convirtió en verso: "¿Oyes en la habitación contigua / el apurado traqueteo de la máquina de coser?". [Leyenda de Caretas]
En la foto: El poeta Watanabe y uno de los pocos objetos que su madre no desechó junto con la pobreza y que se convirtió en verso: "¿Oyes en la habitación contigua / el apurado traqueteo de la máquina de coser?". [Leyenda de Caretas]