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miércoles, enero 24, 2007

The Pastelers y La Grabadora

Veo en Arte Nuevo, el weblog del curador Miguel López, una nota sobre el concierto que ofreció ayer en Mochileros (el movido pub barranquino que en estos instantes acoge a Antonio Cisneros, César Gutiérrez y Mónica Belevan) The Pastelers, banda que tocó "temas (covers) de los grupos del sello La Grabadora (y también de otros proyectos musicales recientes). Un mejor sonido y un lleno total hicieron buen clima para un concierto que disfruté de principio a fin", escribe López. La nota incluye un video con el tema con el que The Pastelers abrió el concierto. A continuación, una artículo sobre La Grabadora aparecido en la sección cultural del último Caretas:

Música Para Sordos
La Grabadora: libro-objeto apócrifo que parodia el rock peruano setentero

Por Carlos Cabanillas

Un hallazgo. El estudio de un portafolio fondeado en el olvido, lleno de bandas y música desconocida. Es el material de un sello discográfico peruano que rescata a un puñado de iluminados compatriotas que encarnaron en el rock una historia ya común en otras artes: fueron peruanos y fueron buenos, pero la desidia y el azar los jodió. Pero tal portafolio no existe. La disquera jamás fue creada, el crítico musical que apostilla el libro es falso, y las bandas nunca trascendieron la imaginación del trinomio diseñador-músico-escritor (José Antonio Mesones (a) Goster, Santiago Pillado y Diego Otero, respectivamente). Lamentablemente, la música del sello "La Grabadora" sí es real, y la banda The Pastelers (también apócrifa) interpretará covers de sus bandas este 23 de enero en el Bar Mochileros.
El humor es involuntario, a diferencia de casos análogos como el falso documental This Is Spinal Tap o el incomprendido arte de los air guitarists. Un tributo a nuestra historia rockera debería incluir chambonadas al estilo de los photoshops de Daniel F. con Pink Floyd, el analfabetismo musical de Los Saicos, o la rejunta improvisada de Julio Andrade con medio Nirvana (Caretas 1667). El archivo no miente: nuestro preciado rock peruano tiene de talento tanto como de ridículo. Pero las bandas de La Grabadora son, a la inversa, presuntuosas y menos talentosas. Coquetean con el no wave, el indie rock y el reciente electroclash: todos posteriores a la época que inspira el proyecto. El pacto de verosimilitud con el lector se quiebra al pasar unas páginas. Uno se pregunta dónde está la mano del buen Jorge Villacorta.
¿Qué nos queda? Un trabajo notable, sí. Por el resultado estético y los personajes creados. Por el despliegue de ilustraciones apócrifas. Pero el concepto se muerde la cola: si esto encarna todo el potencial y fugaz talento que tuvo el rock peruano prevelasquista, ¿por qué su música es mala? Si La Grabadora hubiese realmente existido, sería el peor sello en la historia del rock peruano. Como no existió, no lo es.


En la foto El proyecto incluye un CD con 13 canciones. [Leyenda de Caretas]