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domingo, mayo 04, 2008

Edgardo Rivera Martínez, Fernando Ampuero


RIVERA MARTÍNEZ. Enrique Planas publica hoy una entrevista en la sección cultural de El Comercio a Edgardo Rivera Martínez, a propósito de la aparición de sus Cuentos del Ande y la neblina, colección de textos escritos entre 1964 y el presente año. El domingo pasado el suplemento El Dominical incluyó "Ileana Espíritu", uno de los dos relatos inéditos incluidos en el volúmen, el cual "aborda la desaparición de una víctima de la represión antisubversiva, centrándose en la búsqueda infatigable que emprende su madre; el tema ideológico-político cede la primicia al retrato de una madre andina (doliente, tenaz, abnegada) que adquiere ribetes legendarios y sagrados: 'como si se hubiese tratado de una deidad andina' (p. 484), todo lo cual conjuga con su apellido europeo: Espíritu", tal y como escribe hoy Ricardo González Vigil en su reseña publicada en la mencionada sección de El Comercio. En la entrevista dicho cuento también es abordado. "En 'Ileana Espíritu' es impresionante cómo una historia de desaparecidos por la violencia puede convertirse en un relato fantástico, en el que una madre que busca a su hijo adquiere una dimensión mítica...": "Me rondaba el recuerdo de la violencia producto tanto del accionar del terrorismo como de algunos sectores de las Fuerzas Armadas. Y este personaje de la madre, que llega a adquirir una dimensión cuasi mítica (incluso se apellida Espíritu, un apellido que existe en la sierra), posee esta idea de espíritu que busca y busca el cuerpo de su hijo o tal vez lo que quedó de él. Poco a poco, en ese andar inacabable por las riberas del río Mantaro, ella se convierte en una suerte de espíritu al cual, incluso, se le hacen ofrendas. Digamos que el realismo que en un primer momento pudo haberme tentado a presentar la violencia con rudeza, por la vocación lírica que creo tener, se convierte en otra cosa, en la historia de un ser cuasi fantasmal que encarna la maternidad en toda su dimensión mítica".

FERNANDO AMPUERO. "Los vientos editoriales expelidos por los paquidermos del ramo apuntan a productos que acierten en el blanco con destreza, ritmo trepidante y sin mayores complicaciones. Pero la vida está en otra parte. Y los libros que dejan huella indeleble, también". Con estas líneas concluye José Güich Rodríguez su reseña hoy en Correo a la novela Hasta que me orinen los perros de Fernando Ampuero. En la sección cultural de este mismo diario, Manuel Eráusquin y Carlos M. Sotomayor entrevistan al escritor, quien comenta lo siguiente: "Cuando estás en una situación donde no hay qué comer y te encuentras lleno de deudas: tienes que buscar una forma o manera de salir de ese agujero negro. Eso, por un lado. Por otro lado, la novela expresa la ola de violencia que azota a la ciudad. Un caso claro es el tema de las pandillas del Callao: muchachos de veinte años, todos con armas de fuego y todos matándose entre sí. Y en los últimos cuatro meses han muerto cuarenta chicos, eso es una cifra enorme: una cifra espeluznante".

En la foto: Edgardo Rivera Martínez. "Lo decía ya Mariátegui: lo andino es el factor determinante de nuestra identidad", afirma (recordemos que Ampuero expresó el miércoles en Caretas "me siento muy peruano. Soy un escritor que lleva el chullo en la cabeza y en el corazón").