Más sobre Alejandro Romualdo
Hoy Ernesto Carlín Gereda, Enrique Planas, Carlos M. Sotomayor y Pedro Escribano dedican notas, en El Peruano, El Comercio, Correo y La República respectivamente, al fallecimiento del poeta Alejandro Romualdo. "El repentino deceso y la información dada por los sobrinos sobre hematomas en el cuerpo del escritor, sumado al hecho de la vida solitaria del vate, motivaron que se especulara sobre un eventual fin violento. Sin embargo, los primeros exámenes apuntarían más bien a un infarto masivo al miocardio", señala Carlín. "Romualdo se ganó una injusta fama de poeta hosco y duro en tiempos en que la producción poética peruana parecía dividirse entre la 'poesía pura' y la 'poesía social'. Arturo Corcuera recuerda que muchos satanizaron al autor de La torre de los alucinados después de publicar su antología de versos más políticos, Edición extraordinaria (1958), y cita, por ejemplo, los ataques del crítico literario [José Miguel] Oviedo, quien llegó a decir: 'Romualdo ocupará seguramente un lugar en un partido político, pero no en la literatura'", se lee en la nota de Planas. En la polémica que alude Corcuera también participó Mario Vargas Llosa con un artículo titulado "¿Es útil el sacrificio de la poesía?" (revista Literatura 3, Lima, 1959, pp. 44-52). "En Edición extraordinaria el poeta recurre a un estilo marcadamente prosaico, que bordea el descuido semántico. La crítica de la época resultó demoledora. Cosa curiosa, en ese libro viene su poema más conocido, el emblemático 'Canto coral a Túpac Amaru que es la libertad'", afirma Sotomayor. En "su obra la é[t]ica está codo a codo con la estética, lo cual hace una sobresaliente voz poética hispanoamericana del siglo XX", sostiene Carlos Germán Belli en la nota de Escribano. La sección Mar de fondo de Caretas 2029 dedica una breve nota. En su editorial de La Primera, César Lévano empieza escribiendo que "la estremecedora soledad en que ha muerto Alejandro Romualdo Valle me suscita meditaciones sobre la relación entre la sociedad peruana y la cultura, y, sobre todo, entre el Estado y la cultura". En este mismo diario, César Hildebrandt republica una columna suya del 31 de diciembre del 2007, escrita con motivo de los 81 años cumplidos por Romualdo ese 19 de diciembre (eso sí, resulta irónico que Hildebrandt escribiera entonces y republique hoy que Romualdo "no aparece en el vano oficio de la televisión alanista"; programa sacado del aire hace ya un mes, hecho que en su momento el narrador Alfredo Pita consideró como "más que un escándalo", un "acto antidemocrático y de lesa cultura").
Perú 21 ha incluido en su edición de hoy un excelente poema de Romualdo (perteneciente a su poemario de 1970 Cuarto mundo), que incluyo también aquí.
Responso por un payaso negro
AQUÍ YACE SAM BROWN. Aquí descansa su rueda pálida,
la que hacía girar sencillamente bajo sus pies como un planeta o una ola.
Lejos de su infancia silvestre, de la fiebre sexual, del
tambor y de la danza hirviente.
Lejos. Dejó su infancia de leopardos y grullas y flores exóticas.
Aquí yace, más frío que la luna, más triste que el vino,
derramado y oscuro como un vaso de miel para todas las
moscas de la destrucción.
Una familia de arlequines le reza. Los astros del circo lloran y se apagan:
la muerte es una rueda muy traicionera, un jaguar silencioso
que cae desde lo alto -desde cualquier hora-
como un fruto encendido cae desde cualquier estación.
Aquí yace Sam Brown, más pálido que un espejo bajo la hierba mortal.
Su último traje ya no se arruga, el traje de la función final
en la cual tenía que caer junto con el telón de la vida y la rueda.
Pidamos que la muerte no nos deje decir nada.
Pidamos que la muerte nos separe, nos desgaje suavemente.
Pidamos que nos haga desaparecer como un ilusionista.
Roguemos porque la muerte llegue como el extraño que nos pregunta por la hora.
Porque Sam Brown ya no se mueve.
Porque aquí yace Sam Brown como un girasol ciego.
PD Viernes 30: Ayer homenajearon a Romualdo en el Festival de Poesía de La Habana, informa hoy José Luis Ayala en la página cultural de La Primera. En la página cultural de El Peruano Ernesto Carlín Gereda da cuenta de "El último adiós" al poeta realizado ayer en la Casona de San Marcos. Por su parte, Paul Guillén (quien ofrecerá un taller de poesía en el mes de junio) ha incluido en su weblog un comentario crítico de Alberto Escobar sobre la poesía de Romualdo. Camilo Fernández Cozman ha publicado en el suyo su ensayo "Metáfora y orden conceptual en La torre de los alucinados (1945-1949) de Alejandro Romualdo". Y en el suyo Juan Gargurevich escribe un "Breve recuerdo de 'Xanno'". Finalmente, encuentro que hace sólo unos días, el 17 de mayo, en el diario El Mundo de España, Raúl Rivero había publicado la siguiente crónica: "Un poeta solitario y arisco oculto en su casa de Lima". Se trata prácticamente del último homenaje que Romualdo recibiera en vida.
PD Sábado 31: "Romualdo, el poeta ausente", texto de Carlos Meneses hoy en la sección cultural de La República.
En la foto: "Resurección de Túpac Amaru" (2004), serigrafía y acrílico sobre tela de Marcel Velaochaga que incluye en la cartela (parte superior) versos del "Canto coral a Túpac Amaru, que es la libertad".
Perú 21 ha incluido en su edición de hoy un excelente poema de Romualdo (perteneciente a su poemario de 1970 Cuarto mundo), que incluyo también aquí.
Responso por un payaso negro
AQUÍ YACE SAM BROWN. Aquí descansa su rueda pálida,
la que hacía girar sencillamente bajo sus pies como un planeta o una ola.
Lejos de su infancia silvestre, de la fiebre sexual, del
tambor y de la danza hirviente.
Lejos. Dejó su infancia de leopardos y grullas y flores exóticas.
Aquí yace, más frío que la luna, más triste que el vino,
derramado y oscuro como un vaso de miel para todas las
moscas de la destrucción.
Una familia de arlequines le reza. Los astros del circo lloran y se apagan:
la muerte es una rueda muy traicionera, un jaguar silencioso
que cae desde lo alto -desde cualquier hora-
como un fruto encendido cae desde cualquier estación.
Aquí yace Sam Brown, más pálido que un espejo bajo la hierba mortal.
Su último traje ya no se arruga, el traje de la función final
en la cual tenía que caer junto con el telón de la vida y la rueda.
Pidamos que la muerte no nos deje decir nada.
Pidamos que la muerte nos separe, nos desgaje suavemente.
Pidamos que nos haga desaparecer como un ilusionista.
Roguemos porque la muerte llegue como el extraño que nos pregunta por la hora.
Porque Sam Brown ya no se mueve.
Porque aquí yace Sam Brown como un girasol ciego.
PD Viernes 30: Ayer homenajearon a Romualdo en el Festival de Poesía de La Habana, informa hoy José Luis Ayala en la página cultural de La Primera. En la página cultural de El Peruano Ernesto Carlín Gereda da cuenta de "El último adiós" al poeta realizado ayer en la Casona de San Marcos. Por su parte, Paul Guillén (quien ofrecerá un taller de poesía en el mes de junio) ha incluido en su weblog un comentario crítico de Alberto Escobar sobre la poesía de Romualdo. Camilo Fernández Cozman ha publicado en el suyo su ensayo "Metáfora y orden conceptual en La torre de los alucinados (1945-1949) de Alejandro Romualdo". Y en el suyo Juan Gargurevich escribe un "Breve recuerdo de 'Xanno'". Finalmente, encuentro que hace sólo unos días, el 17 de mayo, en el diario El Mundo de España, Raúl Rivero había publicado la siguiente crónica: "Un poeta solitario y arisco oculto en su casa de Lima". Se trata prácticamente del último homenaje que Romualdo recibiera en vida.
PD Sábado 31: "Romualdo, el poeta ausente", texto de Carlos Meneses hoy en la sección cultural de La República.
En la foto: "Resurección de Túpac Amaru" (2004), serigrafía y acrílico sobre tela de Marcel Velaochaga que incluye en la cartela (parte superior) versos del "Canto coral a Túpac Amaru, que es la libertad".