Miedos literarios del Jockey Plaza
La noche de ayer Carolina Teillier y Carlos López Degregori (quien presentará el próximo jueves 31 en la Feria El hilo negro, antología de sus poemas en prosa) me pusieron al tanto de la nueva polémica surgida en la recientemente inaugurada Feria Internacional del Libro de Lima, que hace solo tres días consiguió resolver su problema con ALPE y PEISA.
Resulta que un jurado conformado por Santiago Roncagliolo, Daniel Alarcón y Daniel Titinger dio como ganadores de un concurso literario para personas en prisión -organizado por la ONG Dignidad Humana y Solidaridad y auspiciado por Petroperú, la Embajada del Reino de los Países Bajos, la Defensoría del Pueblo y el INPE- a Alberto Gálvez Olaechea, Juan Alonso Aranda Company y Jesús Rodríguez Reyes, del penal Castro Castro.
Se había programado presentar el libro resultante del certamen el próximo miércoles 30, así como entregarles el premio a los tres primeros puestos en un acto realizado en la Feria del Libro, como una actividad más de todas aquellas que se vienen llevando a cabo en dicho recinto.
¿Qué pasó?
Que el modernísimo Jockey Plaza, centro comercial donde se realiza este importante acontecimiento cultural, ha contestado que "no está listo para recibir a personas que requieran de máxima seguridad". Por lo tanto, Gálvez Olaechea, Aranda Company y Rodríguez Reyes no podrán ser recibidos. "¿Y la resocialización?", se ha preguntado pertinentemente José Alejandro Godoy en Desde el tercer piso. La información fue publicada ayer por Perú 21 en su sección cultural. Radio Programas del Perú, por su parte, dio cuenta de las declaraciones de la Defensoría del Pueblo, que demanda que el "Jockey Plaza debe permitir el ingreso a reos escritores".
Sobre el particular, me he comunicado con uno de los jurados del premio, el narrador Santiago Roncagliolo, quien ha tenido la gentileza de enviarme de inmediato su perspicaz respuesta, que subraya la arbitrariedad del Jockey Plaza, la misma que ha remitido con copia al organizador de dicho concurso literario, Carlos Álvarez, director de la mencionada ONG, y aquí entrevistado por Útero TV. A continuación, las palabras de Roncagliolo:
Al impedir que los presos asistan a recibir sus premios, el Jockey Plaza presta un gran servicio a la delincuencia y el crimen en general.
Para los internos y para el Perú en general, el mensaje de este concurso literario es: "Los presos forman parte de este país. Tienen cosas interesantes y constructivas que decir sobre él. Y éste es un país que sabe escuchar. Hemos vivido muchos conflictos y sabemos que, para muchos de ellos, la mejor solución es entendernos".
Para eso precisamente sirven los libros: para ver el mundo a través de otros ojos, para entendernos.
Pero el Jockey Plaza, en cambio, nos dice: "La cultura es sólo para gente con certificado de buena conducta. Nunca les permitiremos a los presos entrar en un centro comercial, ni siquiera si el Estado garantiza las condiciones de seguridad. Si quieren entrar, tendrá que ser para robar". Es el mensaje perfecto para que los presos reincidan. Gracias, Jockey Plaza, por velar por nuestra seguridad.
Sin embargo, hay una ventaja en esta situación: gracias al revuelo, mucha gente ha descubierto que existe un libro con las historias de estos presos. Es el primer paso para que las lean. Entre los cuentos seleccionados, hay algunos con mucho sentido del humor y mucha fantasía. Hay otros que describen la realidad social del Perú con gran agudeza. Y en general, hay un país descrito desde un lugar al que la alta cultura no suele mirar. Hay un mundo retratado desde otro punto de vista.
Y para eso sirven los libros ¿no?
Gracias Jockey Plaza, por la publicidad gratuita.
En la foto: carátula del libro. Los cuentos seleccionados "describen la realidad social del Perú con gran agudeza", señala Santiago Roncagliolo.
Resulta que un jurado conformado por Santiago Roncagliolo, Daniel Alarcón y Daniel Titinger dio como ganadores de un concurso literario para personas en prisión -organizado por la ONG Dignidad Humana y Solidaridad y auspiciado por Petroperú, la Embajada del Reino de los Países Bajos, la Defensoría del Pueblo y el INPE- a Alberto Gálvez Olaechea, Juan Alonso Aranda Company y Jesús Rodríguez Reyes, del penal Castro Castro.
Se había programado presentar el libro resultante del certamen el próximo miércoles 30, así como entregarles el premio a los tres primeros puestos en un acto realizado en la Feria del Libro, como una actividad más de todas aquellas que se vienen llevando a cabo en dicho recinto.
¿Qué pasó?
Que el modernísimo Jockey Plaza, centro comercial donde se realiza este importante acontecimiento cultural, ha contestado que "no está listo para recibir a personas que requieran de máxima seguridad". Por lo tanto, Gálvez Olaechea, Aranda Company y Rodríguez Reyes no podrán ser recibidos. "¿Y la resocialización?", se ha preguntado pertinentemente José Alejandro Godoy en Desde el tercer piso. La información fue publicada ayer por Perú 21 en su sección cultural. Radio Programas del Perú, por su parte, dio cuenta de las declaraciones de la Defensoría del Pueblo, que demanda que el "Jockey Plaza debe permitir el ingreso a reos escritores".
Sobre el particular, me he comunicado con uno de los jurados del premio, el narrador Santiago Roncagliolo, quien ha tenido la gentileza de enviarme de inmediato su perspicaz respuesta, que subraya la arbitrariedad del Jockey Plaza, la misma que ha remitido con copia al organizador de dicho concurso literario, Carlos Álvarez, director de la mencionada ONG, y aquí entrevistado por Útero TV. A continuación, las palabras de Roncagliolo:
Al impedir que los presos asistan a recibir sus premios, el Jockey Plaza presta un gran servicio a la delincuencia y el crimen en general.
Para los internos y para el Perú en general, el mensaje de este concurso literario es: "Los presos forman parte de este país. Tienen cosas interesantes y constructivas que decir sobre él. Y éste es un país que sabe escuchar. Hemos vivido muchos conflictos y sabemos que, para muchos de ellos, la mejor solución es entendernos".
Para eso precisamente sirven los libros: para ver el mundo a través de otros ojos, para entendernos.
Pero el Jockey Plaza, en cambio, nos dice: "La cultura es sólo para gente con certificado de buena conducta. Nunca les permitiremos a los presos entrar en un centro comercial, ni siquiera si el Estado garantiza las condiciones de seguridad. Si quieren entrar, tendrá que ser para robar". Es el mensaje perfecto para que los presos reincidan. Gracias, Jockey Plaza, por velar por nuestra seguridad.
Sin embargo, hay una ventaja en esta situación: gracias al revuelo, mucha gente ha descubierto que existe un libro con las historias de estos presos. Es el primer paso para que las lean. Entre los cuentos seleccionados, hay algunos con mucho sentido del humor y mucha fantasía. Hay otros que describen la realidad social del Perú con gran agudeza. Y en general, hay un país descrito desde un lugar al que la alta cultura no suele mirar. Hay un mundo retratado desde otro punto de vista.
Y para eso sirven los libros ¿no?
Gracias Jockey Plaza, por la publicidad gratuita.
En la foto: carátula del libro. Los cuentos seleccionados "describen la realidad social del Perú con gran agudeza", señala Santiago Roncagliolo.