zonadenoticias

lunes, febrero 04, 2008

Una de las sangres

Acaba de aparecer el libro Camino de Ayrabamba y otros relatos, escrito por el grupo literario Nueva Crónica, conformado por "condenados por delitos de terrorismo del penal de Castro Castro", según comenta Javier Garvich en un post de ayer de su weblog El lápiz y el martillo. "Son cuentos agresivos, que hablan de la guerra abiertamente y usando el lenguaje interno de los militantes", escribe Garvich. Por otra parte, Oswaldo Reynoso ha escrito el prólogo del libro, el cual incluyo en su totalidad a continuación: "Agradezco a los amigos que me han conferido el honor para presentar este hermoso libro de cuentos Camino de Ayrabamba y otros relatos. En las décadas del 60 y 70, cuando ejercía la docencia universitaria, algunos de mis alumnos me mostraban sus relatos. Después de leerlos, lo primero que les decía era que sus trabajos deberían, antes que nada, estar bien redactados y tener la estructura propia de un cuento o relato. Los jóvenes me replicaban que lo fundamental era el mensaje y que yo era un defensor del arte por el arte. Era muy difícil, en ese entonces, convencerlos del trabajo artístico del texto literario. Si querían dar un mensaje sin tomar en cuenta la forma específica de un cuento o relato, lo mejor sería que escribieran un ensayo o una proclama. Un objeto es un libro porque tiene una forma y un contenido específico que lo hace que sea un libro y no una rosa. Por último, un escritor no es un robot. Es un ser humano y por lo tanto su creación parte de dos vertientes: su experiencia vital y su experiencia cultural, social y política. Además, en cada texto que escriba estará presente su ideología. La lectura de este libro me ha alegrado bastante porque realmente en estos textos encuentro forma, contenido y mensaje en artística armonía. En estos magníficos relatos, es posible comprobar un trabajo consciente de lo que debe ser una obra literaria, es decir, una obra de arte que se hace con palabras que deben tener un valor poético. En estos relatos, he encontrado ese valor poético de la palabra y una estructura bien diseñada. 'Cantarina' es un relato donde la ternura de unos niños brilla en un ambiente trágico y feroz. Es un cuento con un final de gran maestría narrativa. En 'La encañada roja' es notable la manera de presentar los acontecimientos en una adecuada estructura de intensidad que mantiene al lector en suspenso con acertados puntos de tensión. En 'Truenos de viento', aparece la voz femenina. Por lo general, en este tipo de cuentos no hay una presencia decisiva de la mujer, pero en este cuento el personaje femenino adquiere un papel protagónico que habla por sí misma otorgándole otra dimensión. 'Imborrable presencia' es un cuento muy conmovedor. Los personajes están bien delineados. No se trata precisamente de una acción de guerra, pero esta se sobreentiende, parece como un relato subterráneo de gran ternura como la de 'Cantarina'. Estos relatos demuestran que durante los años de guerra interna que vivió el Perú no solo hubo violencia feroz e inhumana por parte de Estado sino que en la otra orilla hubo ternura y amor". Finalmente, incluyo el texto de Rocío Silva Santisteban en la solapa del libro: "Ya lo ha dicho el crítico Mijail Bajtín hace muchos años, comentando los libros de Fiedor Dostoieveski: hay una parte del genio literario —del duende literario— que atravesaba la propuesta ideológica y cristiana dostoievskiana y que consistía precisamente en ese momento que comunicaba lo humano al lector. Por eso mismo, hay que horadar esos muros, para poder salir por las ranuras hacia aquello que se llama literatura. Y no digo -aunque difiero de ellas- que no sostengan sus ideas; no… lo que propongo es que lo literario esté por encima, en el texto, de lo no-literario, precisamente para conseguir ese efecto en el lector. En ese sentido, los cuentos de Camino de Ayrabamba y otros relatos, no todos pero la mayoría, son mucho más literarios. En 'Reencuentro' nos encontramos con un monólogo del hijo que le repite al padre: la sencillez de la forma narrativa realmente subyuga al lector, y podemos recorrer las frustraciones del personaje, sus miedos, sus esperanzas, a partir de esa voz en primera persona que no pretende ser pedagógica, sino simplemente contar su verdad. Este y otros textos, dan cuenta de detalles que le otorgan densidad a la historia, de visiones en conjunto que organizan una mirada en común con un lector, y que dan cuenta de que, finalmente, la literatura es también un espacio de libertad". Es importante que ambos comentaristas rescaten la dimensión estética y formal de los cuentos. Si bien no tengo el libro aún en mis manos, podemos pensar que estos relatos amplían y desestabilizan las nociones convencionales sobre la llamada narrativa de la violencia política. Se hará necesaria una revisión.

En la foto: carátula del libro.