Literatura peruana en China
Por Antonio Fernández Arce*
Esta imprevisible China siempre nos está deparando sorpresas. No solo nos sorprendió políticamente con la audacia de las reformas y la apertura al exterior que, inéditas hasta entonces en el mundo, emprendió hace tres décadas. También nos desconcierta gratamente con sus resultados y proyecciones que hacen a tirios y troyanos al hablar de este como "el siglo de China". Ahora sigue sorprendiéndonos a cada paso con su increíble apertura cultural y humanística.
Esta apertura cultural hace que los intelectuales chinos vuelquen su interés hacia la literatura hispana y latinoamericana y que hasta destacados traductores —poetas y escritores— realicen la difícil proeza de hacer conocer en idioma chino los poemas de César Vallejo, el más universal de los poetas de habla española.
A comienzos de la década de 1980, en uno de nuestros tantos retornos a este subyugante país, alguien nos dijo haber visto en librerías un volumen sobre el Perú, cuya cuya contraportada se había colocado una foto del recordado primer ministro Zhou Enlai con el suscrito. Buscamos y dimos por fin con el libro El Imperio de los Hijos del Sol, traducción del chino, cuyo autor —lo conocimos años después—, Zhang Husheng, nunca había estado en el Perú, pero siempre se sintió cautivado por la historia, la cultura y la fascinante realidad geográfica y social de nuestro país. Había escrito un capítulo especial del libro, precisamente dedicado a evocar el perfil profundamente humano de Zhou Enlai. Recordó que la prensa china en 1970 se había hecho eco de esa real historia, que no soy proclive a evocar salvo para, eso sí, exaltar la memoria de ese gran hombre que fue Zhou en todos los aspectos de su vida. Había nacido mi segunda hijita en Beijing y a los pocos días contrajo una terrible enfermedad. La niña solo pudo ser curada tras la intervención personal de Zhou Enlai, cuya amistad me honraba, quien convocó en Beijing a los mejores médicos militares del país. Ocho meses después, tras inenarrables angustias, llevé a mi niña al Perú sana y salva. Seis meses más tarde volvimos a China, también debido al primer ministro Zhou, por cuyo encargo mantuvimos vínculos con el Gobierno peruano para el mutuo reconocimiento oficial entre los dos países.
Solo valga esta referencia (entre tantos sucesos vividos en casi medio siglo de contacto con este gran país) para apuntalar mi aseveración de que China nos acostumbra a las más increíbles sorpresas.
Ahora, es la maestra china Liu Xiaomei —destacada experta en idioma español, veterana profesora de muchas generaciones de chinos hoy hispanohablantes, estudiosa a más no poder de la realidad, la cultura y la literatura de los países de habla española— quien nos trae una nueva sorpresa. Ha publicado un volumen, Literatura peruana, por supuesto enteramente en chino, tras varios años de estudio y traducción.
Tampoco ha estado en el Perú. Pero tiene una gran ventaja: ama y conoce nuestra cultura, admira y lee con fruición autores y libros peruanos. Y, sobre todo, su gran fuente de consulta está a su lado permanentemente. Es su esposo, Zhang Guangsen, extraordinario lingüista del idioma español, autor de diccionarios en español y chino y, él sí, conocedor del Perú y de todo lo peruano.
A Liu Xiaomei le apasiona la literatura de habla española. Y la peruana. Hace tiempo tradujo al chino Los perros hambrientos de Ciro Alegría. No hace mucho, los soberbios cuentos de Julio Ramón Ribeyro, y hace poco, los de Alfredo Bryce Echenique, cuya pluma admira y a quien considera "representante de la literatura hispanoamericana después del boom". Gracias a ella, a su infatigable quehacer literario, las librerías chinas, que gozan ahora con una estupenda eclosión editorial, difunden la literatura peruana. Se trata de la reseña más sistemática y completa del proceso histórico de la literatura de nuestro país.
La obra, que corresponde a la colección Historia de la Literatura por Países, auspiciada por la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín, ha sido dividida por la autora en cinco partes. La primera es una introducción expositiva sobre la evolución histórica de la cultura peruana desde el siglo X a.C. hasta la llegada del conquistador español.
La segunda parte abarca tres fases de la literatura peruana prehispánica: la épica, con leyendas de las regiones del Perú; la lírica, desde los primeros versos indígenas conocidos ("kayllalapi / puñanc / chaupi tutan / hamurai ki", recogidos por el Inca Garcilaso de la Vega en Comentarios reales) hasta los aravís y los yaravís; y la tercera parte, obras teatrales, con un capítulo especial sobre Ollantay y piezas en quechua aparecidas durante la Colonia, como El pobre más rico y Atawallpa.
La literatura peruana de la época colonial es analizada prolijamente en dos facetas. La primera, desde la conquista hasta comienzos de la colonia, comprende: a) crónicas, como las de Pedro Cieza de León (Crónica del Perú), de Pedro Sarmiento de Gamboa (Historia de los incas), José de Acosta (Historia natural y moral de las Indias) y Agustín de Zárate (Historia del descubrimiento y conquista del Perú); b) el Inca Garcilaso de la Vega, su vida y obra, La florida del inca y, especialmente, Comentarios reales; c) poesía y canciones populares (Diego de Aguilar y Córdoba, Enrique Garcés, Diego Maxía de Fernangil, Diego Dávalos de Figueroa, Rodrigo de Robles y Carbajal, Diego de Hojeda y otros); y d) épica, con Juan de Miramontes y Zuózola (Armas antárticas) y sobre todo Pedro de Oña (El arauco domado). En la otra faceta, correspondiente a la plena época colonial, la autora estudia el gongorismo de Juan Espinoza Medrano; y la obra de Juan del Valle Caviedes, la poesía academicista de Luis Antonio de Oviedo y Herrera, y obras de Pedro José Bermúdez de La Torre y Solier, Pedro de Peralta Barnuevo; las coplas satíricas anónimas y Juan Francisco del Castillo y Esteban Terralla; El lazarillo de ciegos caminantes y su trascendencia en el desarrollo social y literario de Hispanoamérica.
Cien años de literatura peruana desde antes hasta después de la Independencia son tratados por Liu Xiaomei con un criterio didáctico y con gala de conocimientos. Abarca la guerra independentista, la obra literaria de precursores como José Baquíjano y Carrillo y Juan Pablo Vizcardo y Guzmán; las canciones populares, el primer poeta romántico, Mariano Melgar, y escritores de la talla de Joaquín Larriva, Manuel Lorenzo Vidaurre y José Manuel Valdez. Prosigue estudiando el costumbrismo de Manuel Ascencio Segura, Manuel Atanasio Fuentes, José Antonio Lavalle y Flora Tristán. Enfoca luego el romanticismo de Carlos Augusto Salaverry, Manuel Nicolás Corpancho, Clemente Althaus, José Arnaldo Márquez, Luis Benjamín Cisneros, Juan de Arona, Ricardo Palma (cuyas Tradiciones peruanas hace mucho que están enteramente traducidas al chino), y otros autores representativos como Acisclo Villarán y Fernando Casós (Los hombres de bien, Los amigos de Elena).
Liu Xiaomei destaca en la faceta del realismo de esta etapa histórica a dos escritoras notables: Mercedes Cabello de Carbonera (Sacrificio y recompensa, Los amores de Hortensia, Eleodora, Blanca Sol, Las consecuencias y El conspirador) y Clorinda Matto de Turner (Aves sin nido, Índole y Herencia). En prosa y verso dedica especiales análisis a Abelardo Gamarra, Carlos Germán Amézaga y Manuel González Prada. En el modernismo destaca a José Santos Chocano (Alma América), así como a Domingo Martínez Luján, Leonidas Yerovi, José Eufemio Lora y Lora, Clemente Palma, Angélica Palma, Manuel Beingolea y Enrique Carrillo. De entre los poetas y ensayistas de comienzos del pasado siglo, trata sobre las obras de José de la Riva-Agüero, Francisco y Ventura García Calderón, Víctor Andrés Belaunde, José Gálvez, Luis Fernán Cisneros, Alberto Ureta. Y en el posmodernismo ubica a José María Eguren (Simbólicas, La canción de las figuras y Poesías), Enrique Bustamante y Ballivián, Abraham Valdelomar, Percy Gibson y César Atahualpa Rodríguez, José Carlos Mariátegui (cuyas obras, desde Siete ensayos de la realidad peruana hasta El alma matinal están traducidas al idioma chino) y Enrique López Albújar.
Es en la quinta parte del libro donde la autora Liu Xiaomei incide en la calidad de la creación literaria peruana. Exalta en poesía la de César Vallejo (Los heraldos negros, Trilce, España aparta de mí este cáliz, Poemas humanos) y destaca en forma analítica, en la década de 191 0, a Juan Parra del Riego, Alberto Hidalgo y Alberto Guillén. En la década de 192 0, a Alejandro Peralta, Emilio Armaza, Luis de Rodrigo, Emilio Vásquez, Carlos Oquendo de Amat, Enrique Peña, Martín Adán y otros. En la de 1930, a José Alfredo Hernández, Luis Fabio Xammar, José Alvarado Sánchez, Manuel Moreno Jimeno, Luis Valle Goicochea, y en la década de 194 0 y en adelante, a Carlos Alfonso Ríos, Jorge Eduardo Eielson, Sebastián Salazar Bondy, Javier Sologuren, Demetrio Quiroz-Malca, Luis Nieto, Mario Florián, Julio Garrido Malaver, Gustavo Valcárcel, Juan Ríos, Washington Delgado, Alberto Escobar, Cecilia Bustamante, Blanca Varela, Alejandro Romualdo, Arturo Corcuera, Juan Gonzalo Rose, Manuel Scorza, Francisco Bendezú, Carlos Germán Belli, Francisco Carrillo, Sarina Helfgott, Javier Heraud y otros.
Esta quinta parte de Literatura peruana, libro que ingresa para una nueva edición en el horno editorial en Beijing, expone la obra de novelistas y cuentistas peruanos, y señalan grandes aportes de la narrativa peruana a la literatura hispanoamericana y mundial, y hace destacar, entre otras, las obras de José Diez Canseco, Héctor Velarde, Emilio Romero, María Wiese, Cota Carvallo, Francisco Izquierdo Ríos y Porfirio Meneses. Dedica capítulos especiales a cada uno de los que la autora considera los más representativos de la narrativa contemporánea: Ciro Alegría, José María Arguedas, Julio Ramón Ribeyro, Mario Vargas Llosa y Alfredo Bryce Echenique; no sin resaltar la obra de narradores consagrados como Eleodoro Vargas Vicuña, Carlos Eduardo Zavaleta y Oswaldo Reynoso, este último bastante conocido en China, donde desplegó durante varios años excelente trabajo de difusión literaria.
No por abundar en nombres, títulos, fechas y pruebas de bien conocer las obras literarias peruanas, no solo por eso, resulta valiosa la obra Literatura peruana de la profesora Liu Xiaomei.
En el proceso de globalización de la cultura —para emplear el término de moda en nuestros tiempos— la interacción debe basarse también en el cada vez más amplio conocimiento de las creaciones propias de cada pueblo. Y en la asimilación de sus buenos valores. La profesora Liu Xiaomei está demostrando ante la cuarta parte de la humanidad (la población china), a la que va dirigida su obra producto de varios años de investigación, análisis y elaboración, que la nuestra, la cultura peruana, ha desarrollado desde siempre excelsos valores también susceptibles de ser asimilados por otras comunidades humanas.
* Capítulo 64 de su libro China: el asombro (Ediciones Copé, 2008, págs. 441-445), el cua será presentado hoy a las 7:00 pm por Guillermo Dañino Ribatto y Luis V. Chang en la Oficina Principal de Petroperú (Canaval y Moreyra 150, San Isidro).
Esta apertura cultural hace que los intelectuales chinos vuelquen su interés hacia la literatura hispana y latinoamericana y que hasta destacados traductores —poetas y escritores— realicen la difícil proeza de hacer conocer en idioma chino los poemas de César Vallejo, el más universal de los poetas de habla española.
A comienzos de la década de 1980, en uno de nuestros tantos retornos a este subyugante país, alguien nos dijo haber visto en librerías un volumen sobre el Perú, cuya cuya contraportada se había colocado una foto del recordado primer ministro Zhou Enlai con el suscrito. Buscamos y dimos por fin con el libro El Imperio de los Hijos del Sol, traducción del chino, cuyo autor —lo conocimos años después—, Zhang Husheng, nunca había estado en el Perú, pero siempre se sintió cautivado por la historia, la cultura y la fascinante realidad geográfica y social de nuestro país. Había escrito un capítulo especial del libro, precisamente dedicado a evocar el perfil profundamente humano de Zhou Enlai. Recordó que la prensa china en 1970 se había hecho eco de esa real historia, que no soy proclive a evocar salvo para, eso sí, exaltar la memoria de ese gran hombre que fue Zhou en todos los aspectos de su vida. Había nacido mi segunda hijita en Beijing y a los pocos días contrajo una terrible enfermedad. La niña solo pudo ser curada tras la intervención personal de Zhou Enlai, cuya amistad me honraba, quien convocó en Beijing a los mejores médicos militares del país. Ocho meses después, tras inenarrables angustias, llevé a mi niña al Perú sana y salva. Seis meses más tarde volvimos a China, también debido al primer ministro Zhou, por cuyo encargo mantuvimos vínculos con el Gobierno peruano para el mutuo reconocimiento oficial entre los dos países.
Solo valga esta referencia (entre tantos sucesos vividos en casi medio siglo de contacto con este gran país) para apuntalar mi aseveración de que China nos acostumbra a las más increíbles sorpresas.
Ahora, es la maestra china Liu Xiaomei —destacada experta en idioma español, veterana profesora de muchas generaciones de chinos hoy hispanohablantes, estudiosa a más no poder de la realidad, la cultura y la literatura de los países de habla española— quien nos trae una nueva sorpresa. Ha publicado un volumen, Literatura peruana, por supuesto enteramente en chino, tras varios años de estudio y traducción.
Tampoco ha estado en el Perú. Pero tiene una gran ventaja: ama y conoce nuestra cultura, admira y lee con fruición autores y libros peruanos. Y, sobre todo, su gran fuente de consulta está a su lado permanentemente. Es su esposo, Zhang Guangsen, extraordinario lingüista del idioma español, autor de diccionarios en español y chino y, él sí, conocedor del Perú y de todo lo peruano.
A Liu Xiaomei le apasiona la literatura de habla española. Y la peruana. Hace tiempo tradujo al chino Los perros hambrientos de Ciro Alegría. No hace mucho, los soberbios cuentos de Julio Ramón Ribeyro, y hace poco, los de Alfredo Bryce Echenique, cuya pluma admira y a quien considera "representante de la literatura hispanoamericana después del boom". Gracias a ella, a su infatigable quehacer literario, las librerías chinas, que gozan ahora con una estupenda eclosión editorial, difunden la literatura peruana. Se trata de la reseña más sistemática y completa del proceso histórico de la literatura de nuestro país.
La obra, que corresponde a la colección Historia de la Literatura por Países, auspiciada por la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín, ha sido dividida por la autora en cinco partes. La primera es una introducción expositiva sobre la evolución histórica de la cultura peruana desde el siglo X a.C. hasta la llegada del conquistador español.
La segunda parte abarca tres fases de la literatura peruana prehispánica: la épica, con leyendas de las regiones del Perú; la lírica, desde los primeros versos indígenas conocidos ("kayllalapi / puñanc / chaupi tutan / hamurai ki", recogidos por el Inca Garcilaso de la Vega en Comentarios reales) hasta los aravís y los yaravís; y la tercera parte, obras teatrales, con un capítulo especial sobre Ollantay y piezas en quechua aparecidas durante la Colonia, como El pobre más rico y Atawallpa.
La literatura peruana de la época colonial es analizada prolijamente en dos facetas. La primera, desde la conquista hasta comienzos de la colonia, comprende: a) crónicas, como las de Pedro Cieza de León (Crónica del Perú), de Pedro Sarmiento de Gamboa (Historia de los incas), José de Acosta (Historia natural y moral de las Indias) y Agustín de Zárate (Historia del descubrimiento y conquista del Perú); b) el Inca Garcilaso de la Vega, su vida y obra, La florida del inca y, especialmente, Comentarios reales; c) poesía y canciones populares (Diego de Aguilar y Córdoba, Enrique Garcés, Diego Maxía de Fernangil, Diego Dávalos de Figueroa, Rodrigo de Robles y Carbajal, Diego de Hojeda y otros); y d) épica, con Juan de Miramontes y Zuózola (Armas antárticas) y sobre todo Pedro de Oña (El arauco domado). En la otra faceta, correspondiente a la plena época colonial, la autora estudia el gongorismo de Juan Espinoza Medrano; y la obra de Juan del Valle Caviedes, la poesía academicista de Luis Antonio de Oviedo y Herrera, y obras de Pedro José Bermúdez de La Torre y Solier, Pedro de Peralta Barnuevo; las coplas satíricas anónimas y Juan Francisco del Castillo y Esteban Terralla; El lazarillo de ciegos caminantes y su trascendencia en el desarrollo social y literario de Hispanoamérica.
Cien años de literatura peruana desde antes hasta después de la Independencia son tratados por Liu Xiaomei con un criterio didáctico y con gala de conocimientos. Abarca la guerra independentista, la obra literaria de precursores como José Baquíjano y Carrillo y Juan Pablo Vizcardo y Guzmán; las canciones populares, el primer poeta romántico, Mariano Melgar, y escritores de la talla de Joaquín Larriva, Manuel Lorenzo Vidaurre y José Manuel Valdez. Prosigue estudiando el costumbrismo de Manuel Ascencio Segura, Manuel Atanasio Fuentes, José Antonio Lavalle y Flora Tristán. Enfoca luego el romanticismo de Carlos Augusto Salaverry, Manuel Nicolás Corpancho, Clemente Althaus, José Arnaldo Márquez, Luis Benjamín Cisneros, Juan de Arona, Ricardo Palma (cuyas Tradiciones peruanas hace mucho que están enteramente traducidas al chino), y otros autores representativos como Acisclo Villarán y Fernando Casós (Los hombres de bien, Los amigos de Elena).
Liu Xiaomei destaca en la faceta del realismo de esta etapa histórica a dos escritoras notables: Mercedes Cabello de Carbonera (Sacrificio y recompensa, Los amores de Hortensia, Eleodora, Blanca Sol, Las consecuencias y El conspirador) y Clorinda Matto de Turner (Aves sin nido, Índole y Herencia). En prosa y verso dedica especiales análisis a Abelardo Gamarra, Carlos Germán Amézaga y Manuel González Prada. En el modernismo destaca a José Santos Chocano (Alma América), así como a Domingo Martínez Luján, Leonidas Yerovi, José Eufemio Lora y Lora, Clemente Palma, Angélica Palma, Manuel Beingolea y Enrique Carrillo. De entre los poetas y ensayistas de comienzos del pasado siglo, trata sobre las obras de José de la Riva-Agüero, Francisco y Ventura García Calderón, Víctor Andrés Belaunde, José Gálvez, Luis Fernán Cisneros, Alberto Ureta. Y en el posmodernismo ubica a José María Eguren (Simbólicas, La canción de las figuras y Poesías), Enrique Bustamante y Ballivián, Abraham Valdelomar, Percy Gibson y César Atahualpa Rodríguez, José Carlos Mariátegui (cuyas obras, desde Siete ensayos de la realidad peruana hasta El alma matinal están traducidas al idioma chino) y Enrique López Albújar.
Es en la quinta parte del libro donde la autora Liu Xiaomei incide en la calidad de la creación literaria peruana. Exalta en poesía la de César Vallejo (Los heraldos negros, Trilce, España aparta de mí este cáliz, Poemas humanos) y destaca en forma analítica, en la década de 191 0, a Juan Parra del Riego, Alberto Hidalgo y Alberto Guillén. En la década de 192 0, a Alejandro Peralta, Emilio Armaza, Luis de Rodrigo, Emilio Vásquez, Carlos Oquendo de Amat, Enrique Peña, Martín Adán y otros. En la de 1930, a José Alfredo Hernández, Luis Fabio Xammar, José Alvarado Sánchez, Manuel Moreno Jimeno, Luis Valle Goicochea, y en la década de 194 0 y en adelante, a Carlos Alfonso Ríos, Jorge Eduardo Eielson, Sebastián Salazar Bondy, Javier Sologuren, Demetrio Quiroz-Malca, Luis Nieto, Mario Florián, Julio Garrido Malaver, Gustavo Valcárcel, Juan Ríos, Washington Delgado, Alberto Escobar, Cecilia Bustamante, Blanca Varela, Alejandro Romualdo, Arturo Corcuera, Juan Gonzalo Rose, Manuel Scorza, Francisco Bendezú, Carlos Germán Belli, Francisco Carrillo, Sarina Helfgott, Javier Heraud y otros.
Esta quinta parte de Literatura peruana, libro que ingresa para una nueva edición en el horno editorial en Beijing, expone la obra de novelistas y cuentistas peruanos, y señalan grandes aportes de la narrativa peruana a la literatura hispanoamericana y mundial, y hace destacar, entre otras, las obras de José Diez Canseco, Héctor Velarde, Emilio Romero, María Wiese, Cota Carvallo, Francisco Izquierdo Ríos y Porfirio Meneses. Dedica capítulos especiales a cada uno de los que la autora considera los más representativos de la narrativa contemporánea: Ciro Alegría, José María Arguedas, Julio Ramón Ribeyro, Mario Vargas Llosa y Alfredo Bryce Echenique; no sin resaltar la obra de narradores consagrados como Eleodoro Vargas Vicuña, Carlos Eduardo Zavaleta y Oswaldo Reynoso, este último bastante conocido en China, donde desplegó durante varios años excelente trabajo de difusión literaria.
No por abundar en nombres, títulos, fechas y pruebas de bien conocer las obras literarias peruanas, no solo por eso, resulta valiosa la obra Literatura peruana de la profesora Liu Xiaomei.
En el proceso de globalización de la cultura —para emplear el término de moda en nuestros tiempos— la interacción debe basarse también en el cada vez más amplio conocimiento de las creaciones propias de cada pueblo. Y en la asimilación de sus buenos valores. La profesora Liu Xiaomei está demostrando ante la cuarta parte de la humanidad (la población china), a la que va dirigida su obra producto de varios años de investigación, análisis y elaboración, que la nuestra, la cultura peruana, ha desarrollado desde siempre excelsos valores también susceptibles de ser asimilados por otras comunidades humanas.
* Capítulo 64 de su libro China: el asombro (Ediciones Copé, 2008, págs. 441-445), el cua será presentado hoy a las 7:00 pm por Guillermo Dañino Ribatto y Luis V. Chang en la Oficina Principal de Petroperú (Canaval y Moreyra 150, San Isidro).
En la foto: carátula del libro.