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domingo, marzo 19, 2006

Guillermo Niño de Guzmán sobre Eielson

El suplemento Dominical del diario El Comercio publica hoy una bella crónica del narrador Guillermo Niño de Guzmán titulada "Con Eielson en el mar", en la que recuerda su estadía en su casa de campo de Cerdeña: "Cea. La playa más hermosa del mundo. Costa oriental de la isla de Cerdeña. Una lengua de arena fina y limpia ondula hacia el mar. El agua es fresca, casi transparente, apenas alterada por el empuje de pequeños tumbos que sacuden la orilla. Casi no hay bañistas y el sol esplendoroso del Mediterráneo bruñe los cuerpos, penetra en el mar y reposa sobre unos islotes que se alzan a unos doscientos metros de la costa. El poeta mira en lontananza, luego avanza hacia las aguas y se desliza dentro de ellas. Con elasticidad y destreza, aunque sin apuro, sus brazadas llevan el compás del mar. El silencio del lugar sólo es turbado por el leve rumor del oleaje, el aleteo de unas gaviotas cuyas sombras recorren las dunas y los gritos de excitación de un chiquillo que chapotea en la orilla". También comenta: "Me remonto a esos paisajes estivales de la memoria, conmocionado por la noticia. Hace un rato me han avisado que Jorge Eduardo Eielson ha muerto en Milán. Han transcurrido ya varios años desde aquella última visita a Cerdeña, donde él y su compañero Michele solían pasar algunos meses del año. A fin de cuentas, compartimos sólo unos cuantos días de tres veranos distintos, pero en mi recuerdo éstos adquieren la intensidad de una larga temporada. Creo que fui afortunado al poder alternar con el poeta en su ámbito natural, lejos del tráfago urbano, en su casa de campo de Cerdeña. Su morada, una construcción de gruesos muros, por los que trepaban tupidas bunganvillas, se alzaba en medio de un terreno agreste de singular belleza. La playa estaba a diez minutos de allí. El pueblo más cercano, Barisardo, era uno de aquellos reductos no contaminados del todo por el turismo y conservaba su sabor local".