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martes, setiembre 12, 2006

Hueso Húmero 48: reseñas

Un aspecto que llama la atención en el último número 48 de la revista de literatura Hueso Húmero aparecido el pasado mes de mayo es la variedad de reseñas de libros que se incluyen. Julio Ortega abre la revista con su lectura de Ni pan ni circo de Alejandro Romualdo. Este libro, dice Ortega, "declara el regreso de Romualdo a la poesía perio, al mismo tiempo, anuncia el fin del mundo articulado que sostuvo su concepción poética. Más que un libro alentado por la conciencia de crisis de una época consagrada al relativismo de los saberes y la puesta en duda de los relatos sistemáticos, es un libro desalentado por la violencia implosiva dominante; y, por ello mismo, resulta un ensayo de melancolía, bajo cuya sombra enlutada el poema vela sus mejores armas" (5). Después, Olga Muñoz Carrasco escribe sobre El falso teclado de Blanca Varela, poemario "que hemos de considerar como la desembocadura de su obra. Como sucede con los grandes ríos, el recorrido turbulento se abre por fin en un anchísimo delta" (100). Por su parte, Mirko Lauer se ocupa de Cinco segundos de horizonte de Mario Montalbetti, libro al que ve como "el ejercicio de búsqueda de una elocuencia terminal, en el sentido de una elocuencia sin contestación posible, que siempre es un espacio de desolación: después de ella no se debería poder decir nada. Con ello Montalbetti riza el rizo del proceso de la comunicación" (140). Susana Reisz realiza una extensa lectura de Ya nadie incendia el mundo, así como de los demás poemarios de Victoria Guerrero. "Su tesitura dominante es la ira, el asco, la desesperación, la feroz resistencia, la enconada rebelión contra la enfermedad, la separación y la muerte" (150), sostiene Reisz. Peter Elmore (ya lo hemos mencionado en un anterior post) escribe sobre Eucaristía de Róger Santiváñez. Antonio Peña Cabrera sobre Indagaciones filosóficas sobre nuestro futuro de Juan Abugattas quien fuera, "a pesar de los vicios y defectos de la sociedad peruana, un optimista sobre su futuro" (170). A su vez, Luis Hernán Castañeda reseña el libro de cuentos El inventario de las naves de Alexis Iparraguirre, libro que "toma como su principio organizador una lectura heterodoxa del Apocalipsis de San Juan" (171). Mientras que Luis Fernando Chueca escribe sobre Sansón ebanista de Elio Vélez Marguina. "O Vélez busca poner su cuota en la tarea de exigir más a los lectores o no se preocupa casi por tenerlos: le bastan aquellos que aprueben, en su libro, la valla del latín (o que decidan saltarla a pesar de lo que este anuncio significa) y se dispongan a seguir adentrándose en un universo cuyas siguientes dificultades tienen que ver con las posibilidades de su inscripción en el hoy creciente neobarroco peruano o, más preciso, en la línea cultista a aun culterana de esta corriente" (178), sostiene Chueca. Finalmente, Alicia del Águila reseña Las máscaras de la representación de Marcel Velásquez, "un valioso aporte al estudio de nuestra historia social, particularmente de lo que él denomina las rutas del racismo" (188). No se puede dejar de considerar el artículo "Una lectura de la narrativa de Eleodoro Vargas Vicuña" (131-134), a cargo de Cynthia Vich.