Miguel Gutiérrez sobre El camino de regreso de José de Piérola
Hace unos diez días le escribí a Miguel Gutiérrez para animarlo a hacer una breve nota sobre El camino de regreso de José de Piérola. En una comunicación David Abanto, editor de libros en la filial peruana de Norma (como crítico es el autor del Prólogo del volumen El grupo Narración en la literatura peruana), y de quien suelo recibir diariamente diferente material cultural que reenvía por e-mail a su base de datos, me confió que en una conversación con Gutiérrez éste le manifestó "su deleite y disfrute con la lectura de El camino de regreso", novela publicada por Norma precisamente. Este dato me animó a escribirle. "Pienso que es importante discutir, hablar y visibilizar esta obra", le comentaba. Gutiérrez me contestó manifestándome que "por el momento no puedo escribir la nota que tú me pides sobre El camino de regreso pero lo que sí podría expresar son mis opiniones en forma de carta ante un pedido tuyo. Sería por supuesto una carta breve de no más de una carilla y media". Le dije que ello era más que suficiente. Estas son sus líneas.
Apreciado Paolo: Comparto tu opinión sobre la calidad y la importancia de El camino de regreso de José de Piérola. Lástima que el libro me llegara después de haber concluido mi ensayo sobre la narrativa de la guerra, en el cual, por otra parte, comenté en extenso su impecable novela corta Un beso de invierno que, entiendo, fue la primera entrega de una trilogía sobre este tema tan controvertido. Si esto es posible, con El camino... José de Piérola se entregó a una empresa más ambiciosa y de alto riesgo artístico por la complejidad del asunto y la amplitud del mundo social y humano representado, y créeme Paolo, José sale triunfante de ambos desafíos. Por su composición y manejo de la intriga pertenece a ese tipo de novelas (Sábato y otros las llaman "novelas novelescas") que el lector, entre el asombro y el deleite, se siente felizmente atrapado desde la primera a la última página. Para el efecto, De Piérola utiliza con destreza recursos de la novela policial sin caer en ningún momento en lo artificioso o forzado. Por ejemplo, la incursión del protagonista con su chofer-guardespalda (Benancio) en la Cherokee blindada por una zona de guerra en lo más profundo e intimidante de los andes peruanos resulta emocionante y perfectamente verosímil. O, para ponerte otro ejemplo, relee el episodio en que el terrorista tiene que vérselas con el artefacto dinamitero porque en último minuto éste no funciona; un narrador perezoso (y he leído a algunos narradores peruanos algo perezosos) habría evitado complicaciones pasando por alto una eventualidad de esta naturaleza; en cambio, nos hallamos ante un autor estricto y prolijo en los detalles, de modo que cuando el lector asiste a los trabajos del subversivo manipulando los dispositivos del coche bomba no puede dejar de sentirse involucrado ante la inminencia de la explosión. Por supuesto estos no son, ni mucho menos los únicos méritos, de El camino... Por ejemplo, me gustaría comentarte con algún detenimiento sobre los personajes, pero te escribo contra el tiempo. Sin embargo, permíteme decirte algo al respecto. Si la mayor prueba que tiene un novelista es la creación de personajes que sean humana y artísticamente convincentes, José de Piérola nos muestra que es un novelista auténtico que ya ha alcanzado su madurez. Fíjate, los personajes, cada uno de los cuales tiene su propia individualidad, pertenecen a diferentes estratos sociales, y todos están representados con equidad novelística, pues cada uno de ellos -desde los subversivos hasta el propio magnate- revelan su propia verdad, sin descender a la apología o la condena o la caricatura. Ojalá, estimado amigo, la novela sea leída (y comentada y aun debatida) por el mayor número de lectores. Entre tanto, te puedo decir que por su irreprochable diseño y el mundo humano revelado, El camino de regreso es hasta el momento (aunque también tendría que mencionar una o dos novelas más, entre las que consideraría Retablo de Julián Pérez) la mejor novela que yo he leído sobre la guerra interna.
Recibe un abrazo fraternal.
Miguel [Gutiérrez]
En la foto: José de Piérola en un río de Ayacucho parecido al que pasaría junto a Huancashuasi, el pueblo de la novela a donde Fernando llega buscando a su ex amigo.
Apreciado Paolo: Comparto tu opinión sobre la calidad y la importancia de El camino de regreso de José de Piérola. Lástima que el libro me llegara después de haber concluido mi ensayo sobre la narrativa de la guerra, en el cual, por otra parte, comenté en extenso su impecable novela corta Un beso de invierno que, entiendo, fue la primera entrega de una trilogía sobre este tema tan controvertido. Si esto es posible, con El camino... José de Piérola se entregó a una empresa más ambiciosa y de alto riesgo artístico por la complejidad del asunto y la amplitud del mundo social y humano representado, y créeme Paolo, José sale triunfante de ambos desafíos. Por su composición y manejo de la intriga pertenece a ese tipo de novelas (Sábato y otros las llaman "novelas novelescas") que el lector, entre el asombro y el deleite, se siente felizmente atrapado desde la primera a la última página. Para el efecto, De Piérola utiliza con destreza recursos de la novela policial sin caer en ningún momento en lo artificioso o forzado. Por ejemplo, la incursión del protagonista con su chofer-guardespalda (Benancio) en la Cherokee blindada por una zona de guerra en lo más profundo e intimidante de los andes peruanos resulta emocionante y perfectamente verosímil. O, para ponerte otro ejemplo, relee el episodio en que el terrorista tiene que vérselas con el artefacto dinamitero porque en último minuto éste no funciona; un narrador perezoso (y he leído a algunos narradores peruanos algo perezosos) habría evitado complicaciones pasando por alto una eventualidad de esta naturaleza; en cambio, nos hallamos ante un autor estricto y prolijo en los detalles, de modo que cuando el lector asiste a los trabajos del subversivo manipulando los dispositivos del coche bomba no puede dejar de sentirse involucrado ante la inminencia de la explosión. Por supuesto estos no son, ni mucho menos los únicos méritos, de El camino... Por ejemplo, me gustaría comentarte con algún detenimiento sobre los personajes, pero te escribo contra el tiempo. Sin embargo, permíteme decirte algo al respecto. Si la mayor prueba que tiene un novelista es la creación de personajes que sean humana y artísticamente convincentes, José de Piérola nos muestra que es un novelista auténtico que ya ha alcanzado su madurez. Fíjate, los personajes, cada uno de los cuales tiene su propia individualidad, pertenecen a diferentes estratos sociales, y todos están representados con equidad novelística, pues cada uno de ellos -desde los subversivos hasta el propio magnate- revelan su propia verdad, sin descender a la apología o la condena o la caricatura. Ojalá, estimado amigo, la novela sea leída (y comentada y aun debatida) por el mayor número de lectores. Entre tanto, te puedo decir que por su irreprochable diseño y el mundo humano revelado, El camino de regreso es hasta el momento (aunque también tendría que mencionar una o dos novelas más, entre las que consideraría Retablo de Julián Pérez) la mejor novela que yo he leído sobre la guerra interna.
Recibe un abrazo fraternal.
Miguel [Gutiérrez]
En la foto: José de Piérola en un río de Ayacucho parecido al que pasaría junto a Huancashuasi, el pueblo de la novela a donde Fernando llega buscando a su ex amigo.