Daniel Alarcón por partida doble en Babelia
El suplemento cultural Babelia del diario El País publica en su edición de hoy una entrevista de Winston Manrique Sabogal a Daniel Alarcón, "escritor peruano señalado como uno de los mejores narradores jóvenes estadounidenses (según la revista Granta) y latinoamericanos (según el encuentro de Bogotá 39, organizado por el Hay Festival). Pero entremedias, el mapa de Daniel Alarcón está marcado por la emigración. Con tres años, sus padres se fueron a vivir a Alabama, sus amigos eran los hijos de los inmigrantes asiáticos, viajaba con frecuencia a Perú, estudió antropología en Nueva York, viajó por África y Asia, y se reencontró con Perú. Sus cuentos han sido leídos en The New Yorker, sus relatos de Guerra a la luz de las velas (que Alfaguara editará en breve) fue finalista del PEN/Hemingway 2006, y colabora con Harper's, Bazaar y Esquire. Ahora reside en Oakland como escritor visitante en Mills College y prepara su periplo europeo con la presentación de su primera novela Radio Ciudad Perdida (Alfaguara). Al teléfono, y con nueve horas de diferencia, la voz de Daniel Alarcón suena cavernosa tras una fiesta de recogida de fondos para las víctimas del terremoto en Perú, hasta volverse sólida cuando habla del conflicto armado de su país entre el grupo Sendero Luminoso y el Estado -entre 1980 y 2000, con casi 70.000 muertos- y sus huellas en la gente que han inspirado Radio Ciudad Perdida". Valga mencionar que Alfaguara ya publicó Guerra a la luz de las velas.
Por otro lado, con relación a esta novela, J. Ernesto Ayala-Dip publica una reseña en la que señala entre otras cosas lo siguiente: "Todo lo que ocurre en Radio Ciudad Perdida pudo o puede ocurrir en cualquier país latinoamericano. Y si me apuran, en cualquier país del mundo. Nadie está a salvo de los mecanismos incontrolables que se establecen entre la injusticia, la impunidad, el odio y el resentimiento. Alarcón bautiza con números a los pueblos de su país de ficción. ¿Son inocentes números como 1793 o 1797, años de la para bien y para lo peor Revolución Francesa? Así que con estos datos también podemos afirmar que esta novela es susceptible de interpretación política. Pero no a la manera en que en Europa suele concebirse dicha cuestión (no a la manera en que el imaginario progresista ha interpretado, con toda la buena intención, algunos periodos trágicos). Tampoco a la manera en que definió en 1969 Carlos Fuentes el concepto de compromiso en la ficción en los países americanos en La nueva novela hispanoamericana. Lo que Alarcón pone sobre el tapete no es nada más ni nada menos que el maniqueísmo con que se ha solventado una cuestión en la que todas las partes han intervenido con el mismo grado de responsabilidad moral, política y criminal. Daniel Alarcón ha escrito una novela comprometida. Sin duda. Pero alejada de ese criterio del compromiso político según el cual los culpables son tan evidentes que no hace falta investigar por si hubiera otros que también lo fueron. Para esta operación, es decir para cambiar de paradigma ético e ideológico, Alarcón llevó a cabo su empresa con una sorprendente madurez narrativa. Representó una tragedia colectiva sin orillar la pena individual. No blandió las típicas siluetas novelísticas tras las cuales se solía representar a los culpables y a los inocentes. Tampoco hizo caso de la llamada fácil a la blandenguería estilística que el material con el que trabajaba podía conducirlo".
Finalmente, y como di cuenta el martes, Daniel Alarcón forma parte de la delegación peruana que representará al país en la Feria del Libro de Barcelona. Las secciones culturales de El Peruano, La República y El Comercio publican hoy un cable de EFE sobre dicha Feria en el que la agencia destaca el nombre de Alarcón entre la lista de participantes.
En la foto: Daniel Alarcón.
Por otro lado, con relación a esta novela, J. Ernesto Ayala-Dip publica una reseña en la que señala entre otras cosas lo siguiente: "Todo lo que ocurre en Radio Ciudad Perdida pudo o puede ocurrir en cualquier país latinoamericano. Y si me apuran, en cualquier país del mundo. Nadie está a salvo de los mecanismos incontrolables que se establecen entre la injusticia, la impunidad, el odio y el resentimiento. Alarcón bautiza con números a los pueblos de su país de ficción. ¿Son inocentes números como 1793 o 1797, años de la para bien y para lo peor Revolución Francesa? Así que con estos datos también podemos afirmar que esta novela es susceptible de interpretación política. Pero no a la manera en que en Europa suele concebirse dicha cuestión (no a la manera en que el imaginario progresista ha interpretado, con toda la buena intención, algunos periodos trágicos). Tampoco a la manera en que definió en 1969 Carlos Fuentes el concepto de compromiso en la ficción en los países americanos en La nueva novela hispanoamericana. Lo que Alarcón pone sobre el tapete no es nada más ni nada menos que el maniqueísmo con que se ha solventado una cuestión en la que todas las partes han intervenido con el mismo grado de responsabilidad moral, política y criminal. Daniel Alarcón ha escrito una novela comprometida. Sin duda. Pero alejada de ese criterio del compromiso político según el cual los culpables son tan evidentes que no hace falta investigar por si hubiera otros que también lo fueron. Para esta operación, es decir para cambiar de paradigma ético e ideológico, Alarcón llevó a cabo su empresa con una sorprendente madurez narrativa. Representó una tragedia colectiva sin orillar la pena individual. No blandió las típicas siluetas novelísticas tras las cuales se solía representar a los culpables y a los inocentes. Tampoco hizo caso de la llamada fácil a la blandenguería estilística que el material con el que trabajaba podía conducirlo".
Finalmente, y como di cuenta el martes, Daniel Alarcón forma parte de la delegación peruana que representará al país en la Feria del Libro de Barcelona. Las secciones culturales de El Peruano, La República y El Comercio publican hoy un cable de EFE sobre dicha Feria en el que la agencia destaca el nombre de Alarcón entre la lista de participantes.
En la foto: Daniel Alarcón.