La mirada doble
La violencia interna retratada en nueva muestra de Marta Cisneros
Por Maribel de Paz*
A primera vista: cuerpos multimamales y vaginas punzantes. A segunda: una metáfora de la violencia interna que atravesó el Perú. Con los testimonios ante la Comisión de la Verdad todavía frescos en la memoria, la escultora Marta Cisneros alista nueva individual titulada, simplemente, "Esculturas".
En total, la artista presenta nueve obras incrustadas por decenas de ojos que nos recuerdan que uno de los principales errores en el Perú fue no aprender a mirarnos el uno al otro. "Hay un factor común en todas las piezas en relación a lo que sucede en el entorno", explica Cisneros, "la violencia, la indiferencia, la ausencia de un sentido de pertenencia. Entonces, los ojos son un elemento que te cuestiona y te vincula con el otro. Te están mirando, y tú estás mirando".
Concebidas desde el 2001 coincidiendo con una época en que se terminó de evidenciar la corrupción y el "descalabro" que había sufrido el país, el conjunto de obras que Cisneros presentará en la galería Artco muestra también cuerpos heridos, quizá violentados, que pretenden sensibilizar al espectador respecto del dolor del Otro.
"Intento tocar una fibra de sensibilidad", aclara la artista, "los testimonios de los familiares de las víctimas y la exposición de Yuyanapaq generan vergüenza y un sentimiento de responsabilidad, y te llevan a preguntarte dónde estuviste, o sea, yo también he sido responsable de todo lo que ha ocurrido. Es muy fácil cerrar las puertas y las ventanas".
Así, luego de pasar por la motosierra, el formón, la escofina y las lijas, los bloques de madera se transforman también en una denuncia de género. Una enorme Virgen de reminiscencias andinas recibe al visitante con una vagina inmensa sobre el vientre. Se trata, sin embargo, de una vagina protegida por cerdas de caballo y púas alrededor. Es, así, una virgen bien pertrechada, como para contrarrestar, aunque sea simbólicamente, los miles de casos de violaciones contra mujeres.
"Creo que hay una necesidad de procesarlo, de generar conciencia de que las páginas no se voltean tan fácilmente. No hay buenos ni malos, hay víctimas", añade la artista, que durante el tiempo de preparación de estas piezas no solo estudió distintas manifestaciones de arte popular, sino también repasó el informe de la CVR y las ficciones de Alonso Cueto, Santiago Roncagliolo y José de Piérola.
¿Construcción de identidad nacional desde una galería en San Isidro? "Es un infierno", responde Cisneros, "y por eso la apuesta por tener un museo abierto de arte contemporáneo donde puedan acceder todos. Sí, en ese sentido, es frustrante".
Y allí, en su taller plagado de ojos, Cisneros se queda con una última reflexión: "la realidad la vemos tallada en los noticieros, en los diarios, en la calle cuando nos enfrentamos con las combis, y es una realidad que ya no sensibiliza. Las imágenes de los muertos en bolsas de plástico ya a nadie le interesan. Es terrible, y no pasa nada".
* Publicado en Caretas 1997.
En la foto: Marta Cisneros rodeada por la "Ausencia", hecha en madera de jacarandá. Desde el 17 en Roaud y Paz Soldán 325. [Leyenda de Caretas]
En total, la artista presenta nueve obras incrustadas por decenas de ojos que nos recuerdan que uno de los principales errores en el Perú fue no aprender a mirarnos el uno al otro. "Hay un factor común en todas las piezas en relación a lo que sucede en el entorno", explica Cisneros, "la violencia, la indiferencia, la ausencia de un sentido de pertenencia. Entonces, los ojos son un elemento que te cuestiona y te vincula con el otro. Te están mirando, y tú estás mirando".
Concebidas desde el 2001 coincidiendo con una época en que se terminó de evidenciar la corrupción y el "descalabro" que había sufrido el país, el conjunto de obras que Cisneros presentará en la galería Artco muestra también cuerpos heridos, quizá violentados, que pretenden sensibilizar al espectador respecto del dolor del Otro.
"Intento tocar una fibra de sensibilidad", aclara la artista, "los testimonios de los familiares de las víctimas y la exposición de Yuyanapaq generan vergüenza y un sentimiento de responsabilidad, y te llevan a preguntarte dónde estuviste, o sea, yo también he sido responsable de todo lo que ha ocurrido. Es muy fácil cerrar las puertas y las ventanas".
Así, luego de pasar por la motosierra, el formón, la escofina y las lijas, los bloques de madera se transforman también en una denuncia de género. Una enorme Virgen de reminiscencias andinas recibe al visitante con una vagina inmensa sobre el vientre. Se trata, sin embargo, de una vagina protegida por cerdas de caballo y púas alrededor. Es, así, una virgen bien pertrechada, como para contrarrestar, aunque sea simbólicamente, los miles de casos de violaciones contra mujeres.
"Creo que hay una necesidad de procesarlo, de generar conciencia de que las páginas no se voltean tan fácilmente. No hay buenos ni malos, hay víctimas", añade la artista, que durante el tiempo de preparación de estas piezas no solo estudió distintas manifestaciones de arte popular, sino también repasó el informe de la CVR y las ficciones de Alonso Cueto, Santiago Roncagliolo y José de Piérola.
¿Construcción de identidad nacional desde una galería en San Isidro? "Es un infierno", responde Cisneros, "y por eso la apuesta por tener un museo abierto de arte contemporáneo donde puedan acceder todos. Sí, en ese sentido, es frustrante".
Y allí, en su taller plagado de ojos, Cisneros se queda con una última reflexión: "la realidad la vemos tallada en los noticieros, en los diarios, en la calle cuando nos enfrentamos con las combis, y es una realidad que ya no sensibiliza. Las imágenes de los muertos en bolsas de plástico ya a nadie le interesan. Es terrible, y no pasa nada".
* Publicado en Caretas 1997.
En la foto: Marta Cisneros rodeada por la "Ausencia", hecha en madera de jacarandá. Desde el 17 en Roaud y Paz Soldán 325. [Leyenda de Caretas]