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miércoles, junio 25, 2008

Margaret Atwood, Premio Príncipe de Asturias de las Letras


Y el Premio Príncipe de Asturias se vino para Ottawa, ciudad que por estos días de verano celebra su estupendo Festival de Jazz. "La ecologista, feminista, autora de novelas y poeta: la canadiense Margaret Atwood, (Ottawa, Canadá, 1939), ha ganado el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. El jurado del prestigioso galardón ha justificado su decisión en la 'espléndida obra literaria' de Atwood, 'que ha explorado diferentes géneros con agudeza e ironía, y porque en ella asume inteligentemente la tradición clásica, defiende la dignidad de las mujeres y denuncia situaciones de injusticia social'. Máximo exponente de la literatura canadiense y una las voces más eminentes de la narrativa actual (en el año 2000 ganó el prestigioso Booker Prize), Margaret Atwood ofrece en sus novelas su visión comprometida y crítica del mundo y la sociedad contemporáneos, mientras revela una extraordinaria sensibilidad en su abundante producción poética, género que cultiva con maestría", informa el diario El País. Valga mencionar que Atwood había quedado finalista el 2006 y 2007. Como se recuerda, el miércoles pasado Tzvetan Todorov se hizo acreedor a este mismo Premio en el área de Ciencias Sociales.
En 1997 Atwood y su esposo el novelista Graeme Gibson confeccionaron la antología Desde el invierno, la cual reúne a 23 narradores canadienses de habla inglesa. El libro, impreso aquí en Canadá, fue publicado por el sello editorial de Toronto McClelland & Steward y por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Incluyo un fragmento del prólogo (que pueden leer aquí completo en inglés): "Northrop Frye, el más prestigioso y autorizado crítico del Canadá, observó una vez que mientras la imaginación europea está obsesionada por El Tiempo, es el Espacio lo que obsesiona la imaginación del continente americano. Existen buenas razones para que a los canadienses en particular les preocupe el espacio. Con la desaparición de la Unión Soviética, el Canadá ha pasado a ser el país más grande del mundo, con una superficie de casi diez millones de kilómetros cuadrados. [...] La historia del Canadá y, por ende, de la literatura canadiense, han recibido la profunda influencia -y no siempre positiva- de la frontera de casi nueve mil kilómetros que comparte con el país más poderoso del mundo. El que en un tiempo fuese colonia británica y ahora esté muy cerca de ser una colonia económica y cultural de su vecino del sur, ha provocado en sus habitantes una constante preocupación por su identidad. Hace varios años, una estación radial realizó un concurso jocoso entre sus radioyentes para encontrar un equivalente canadiense a 'tan americano como el pastel de manzanas'. La frase ganadora, 'tan canadiense como es posible dadas las circunstancias', ha pasado a ser un pesaroso tema" (9). "Los Estados Unidos de América separa a los canadienses de los países y culturas de América Latina y el Caribe. Cuando miramos al sur -lo que en el Canadá hacemos con bastante frecuencia-, los Estados Unidos bloquean nuestra mirada. Lo mismo ocurre cuando los latinoamericanos levantan la vista hacia el Norte. Como resultado de ello, canadienses y latinoamericanos conocen demasiado poco unos de otros" (11). En Lima, la editorial Nido de Cuervos publicó el 2006 La mano de Dios, antología de cuentistas contemporáneos de Quebec a cargo de Gaëtan Lévesque y traducida al español por Renato Sandoval y Guillermo Niño de Guzmán. Ese mismo año, la editorial mexicana Sexto Piso publicó Contar cuentos, antología de relatos reunidos por la premio Nobel de Literatura 1991 Nadine Gordimer que incluye a Margaret Atwood junto a Arthur Miller, José Saramago, Salman Rushdie, Gabriel García Márquez, Kenzaburo Oé, Günther Grass, entre otros.

PD Jueves 26: Las secciones culturales de El Comercio, Correo y La República informan hoy sobre el Premio Príncipe de Asturias obtenido por Margaret Atwood.

En la foto: Margaret Atwood. "Los canadienses ya no son los únicos que tienen una sensación de exilio o que se consideran -en palabras de la poeta P. K. Page- 'turistas permanentes'", señala.