Antología de cuentos a cargo de Iván Thays
La página cultural de Expreso da cuenta hoy de la presentación, esta noche, en el restaurante "Pescados capitales" (pescados y mariscos de lo mejor en Lima), de la antología de cuentos Pasajeros perdurables. Historias de escritores viajeros, elaborada por Iván Thays. Se trata, también, de la presentación, por parte del Grupo Planeta, del prestigioso sello Seix Barral, que da inicio con esta antología de Thays a sus propuestas editoriales en el Perú. Quince son los escritores incluidos, a saber: Julio Ramón Ribeyro, Alfredo Bryce, Luis Loayza, Alonso Cueto (quien disertará hoy sobre su novela La hora azul en el Club Empresarial), Gastón Fernández, Rodolfo Hinostroza, Fernando Ampuero, Guillermo Niño de Guzmán, Fernando Iwasaki, Jaime Bedoya, Rocío Silva Santisteban, Ricardo Sumalavia, Santiago Roncagliolo, Miguel Ildefonso y Rossana Díaz. Salvo esta última (a la que, por así decirlo, desconozco mayormente), y quizá Ildefonso (quien mereció una nota positiva de Cueto en la contracarátula de su libro El Paso), no encuentro mayor sorpresa en esta nómina de Thays.
PD: Acabo de ver en la sección cultural de hoy de El Peruano un reportaje a Thays a propósito de esta antología. En la nota, Thays da cuenta de Gastón Fernández, autor al que, junto a Luis Loayza (otro podría ser Carlos Calderón Fajardo), ha venido mencionando a lo largo de su trayectoria de manera constante, reiterada y sinceramente admirativa: "Todos los nombres incluidos son de alguna u otra forma conocidos. Sin embargo, hay una firma que la mayoría de aficionados a la literatura desconoce y que Thays recomienda fervientemente: Gastón Fernández. 'Él es de esa clase de autores que entran en la categoría de los raros. En vida no publicó ningún libro de literatura. Hay uno que otro cuento suyo desperdigado en la revista Hueso Húmero. Póstumamente, el grupo literario de José Ignacio Padilla publicó una recopilación suya, pero nada más', comenta el escritor".
Sobre los tres autores por mí mencionados en el anterior párrafo (descontando a Thays), véase este comentario de Fernando Iwasaki: "Cada escritor se inventa su tradición y por eso Thays se proclama del linaje de Luis Loayza, Gastón Fernández y Carlos Calderón Fajardo, tres autores discretos, esquivos y austeros que Thays convierte en un canon personal". Mención aparte (y aquí haré una digresión) merece la afirmación de Iwasaki realizada a continuación de la anterior cita: "De ahí que el instrumental político y sociológico que muchos críticos emplean resulte inútil para analizar la obra de Thays, pues sus novelas y relatos tan sólo consienten la digresión literaria". ¿La obra de Thays tan sólo consiente la digresión literaria? Por lo pronto, veo en su primer libro, Las fotografías de Francer Farmer, publicado en 1992, una metáfora (elusiva, y empatable a través de mediaciones y homologías) de la violencia política (1980 - 1992). Una pista para llegar a esta idea es la cantidad impresionante de menciones a cadáveres o muertes (reales, metafóricas, vía imágenes, etc) que recorren la obra. En el texto introductorio escrito por Thays para la segunda edición del libro (Editorial Adobe, 2000), existen varias pistas también, como cuando Thays se refiere a su idea inicial, en pleno proceso de escritura, respecto a un convencimiento de que "tenía que tener un hilo argumental que pudiera ser seguido como un todo"; la idea de llevar a cabo un "proyecto integral", "un Todo", "un Sistema" (así, con mayúsculas), es decir, 'una historia' que yo encuentro perfectamente encuadrable dentro de 'la Historia'. Por último, una pauta que se da la mano con mi idea-base la entresaco de su artículo "La edad de la inocencia: acerca de la narrativa peruana última" (revista Vórtice 5, 1999) cuando, hablando de la novela policial, Thays se refiere a La conciencia del limite ultimo de Calderón Fajardo y dice que en esta novela "a través de referentes tan cultos y occidentales, [Calderón] nos introduce, en sentido metafórico, al universo violento de Sendero Luminoso en sus años dramáticos". En fin, estos son sólo apuntes, los cuales espero desarrollar en un ensayo en un tiempo no tan lejano.
En la foto: carátula de la antología prologada y seleccionada por Iván Thays.
PD: Acabo de ver en la sección cultural de hoy de El Peruano un reportaje a Thays a propósito de esta antología. En la nota, Thays da cuenta de Gastón Fernández, autor al que, junto a Luis Loayza (otro podría ser Carlos Calderón Fajardo), ha venido mencionando a lo largo de su trayectoria de manera constante, reiterada y sinceramente admirativa: "Todos los nombres incluidos son de alguna u otra forma conocidos. Sin embargo, hay una firma que la mayoría de aficionados a la literatura desconoce y que Thays recomienda fervientemente: Gastón Fernández. 'Él es de esa clase de autores que entran en la categoría de los raros. En vida no publicó ningún libro de literatura. Hay uno que otro cuento suyo desperdigado en la revista Hueso Húmero. Póstumamente, el grupo literario de José Ignacio Padilla publicó una recopilación suya, pero nada más', comenta el escritor".
Sobre los tres autores por mí mencionados en el anterior párrafo (descontando a Thays), véase este comentario de Fernando Iwasaki: "Cada escritor se inventa su tradición y por eso Thays se proclama del linaje de Luis Loayza, Gastón Fernández y Carlos Calderón Fajardo, tres autores discretos, esquivos y austeros que Thays convierte en un canon personal". Mención aparte (y aquí haré una digresión) merece la afirmación de Iwasaki realizada a continuación de la anterior cita: "De ahí que el instrumental político y sociológico que muchos críticos emplean resulte inútil para analizar la obra de Thays, pues sus novelas y relatos tan sólo consienten la digresión literaria". ¿La obra de Thays tan sólo consiente la digresión literaria? Por lo pronto, veo en su primer libro, Las fotografías de Francer Farmer, publicado en 1992, una metáfora (elusiva, y empatable a través de mediaciones y homologías) de la violencia política (1980 - 1992). Una pista para llegar a esta idea es la cantidad impresionante de menciones a cadáveres o muertes (reales, metafóricas, vía imágenes, etc) que recorren la obra. En el texto introductorio escrito por Thays para la segunda edición del libro (Editorial Adobe, 2000), existen varias pistas también, como cuando Thays se refiere a su idea inicial, en pleno proceso de escritura, respecto a un convencimiento de que "tenía que tener un hilo argumental que pudiera ser seguido como un todo"; la idea de llevar a cabo un "proyecto integral", "un Todo", "un Sistema" (así, con mayúsculas), es decir, 'una historia' que yo encuentro perfectamente encuadrable dentro de 'la Historia'. Por último, una pauta que se da la mano con mi idea-base la entresaco de su artículo "La edad de la inocencia: acerca de la narrativa peruana última" (revista Vórtice 5, 1999) cuando, hablando de la novela policial, Thays se refiere a La conciencia del limite ultimo de Calderón Fajardo y dice que en esta novela "a través de referentes tan cultos y occidentales, [Calderón] nos introduce, en sentido metafórico, al universo violento de Sendero Luminoso en sus años dramáticos". En fin, estos son sólo apuntes, los cuales espero desarrollar en un ensayo en un tiempo no tan lejano.
En la foto: carátula de la antología prologada y seleccionada por Iván Thays.