Identidades y las ciudades cósmicas
La edición 107 del suplemento cultural Identidades del diario oficial El Peruano lleva por título "Las ciudades cósmicas". Su editor, Giancarlo Stagnaro (quien hoy ha sido mencionado como autor de ciencia-ficción por José Güich en Perú 21), explica el por qué del título en su editorial, que transcribo en su integridad: "Lo andino se asocia usualmente a la heterogeneidad, la diversidad y la diferencia. Pero, a la vez, también lleva la marca de la exclusión y la discriminación. La desestructuración de las antiguas sociedades andinas durante la Colonia y la República acarreó la pérdida de una serie de conocimientos acumulados con cientos de años de experiencia social e histórica. Dichos conocimientos, aunque en los últimos años se empezaron a recuperar, son invaluables, pero no se accede a ellos por prejuicios culturales. Por ello, esta edición de identidades recala en la recuperación de la valiosa experiencia andina, verificada en la arquitectura, la astronomía, las lenguas e incluso, a manera de vigencia de dicha problemática, la migración a otros países. La historiadora Lydia Fossa explica la correlación entre el cielo y la tierra mediante la interpretación iconográfica del complejo arqueológico de Ch’uqikiraw (Choquequirao). Por otro lado, Enrique Cortez dialoga con los americanistas Serafín Coronel-Molina y Linda Grabner, y queda constancia de que, en efecto, 'lo andino traspasa fronteras'. Las actividades del Museo de Arte Contemporáneo de Arequipa son objeto de comentario. Marcel Velázquez conversa con el galardonado escritor Eduardo González Viaña sobre los sujetos migrantes andinos en la dinámica global de hoy. Rafael Ojeda analiza la relectura de José Carlos Mariátegui hecha por el filósofo David Sobrevilla. Finalizamos con una crítica de Ernesto Carlín a la premiada Abril rojo, de Santiago Roncagliolo, cuyo telón de fondo es el mundo andino; y un reportaje de Daniel Contreras a Sonia Prager, escultora que trabaja la piedra de Huamanga".
De la reseña de Ernesto Carlín Gereda a la novela de Roncagliolo (quien, dicho sea de paso, debería tener mayor control respecto a ciertos irresponsables comentarios emitidos por algunos lectores de su weblog), destaco algunos fragmentos: "La construcción de [Chacaltana] es uno de los aciertos del libro. Roncagliolo logra hacer de él un ser verosímil. Ello lo hace a pesar de retratarlo con una ingenuidad que por momentos peca de exagerada. La bondad y falta de malicia del burócrata resultan algo extrañas en el medio laboral en el que se desenvuelve, aunque resultan funcionales para el desarrollo de la historia". También dice: "El libro es para su autor un avance respecto a su anterior título, Pudor. En esta nueva novela se mantiene la virtud de una narración fluida y ágil. Ayuda a ello el intercalar a la narración principal la aparición de los informes del fiscal Chacaltana y unos raros textos narrados desde un punto de vista distinto al occidental". Además, señala lo siguiente: "Roncagliolo hace un esfuerzo por presentar a senderistas, militares, víctimas y policías como seres humanos. No hace un retrato maniqueo de ellos. Inclusive el héroe de la historia abandona en las últimas páginas su exasperante bondad para mostrar un lado turbio insinuado desde el inicio. Siguiendo esta línea, hay que mencionar a un personaje que se mantiene casi inmaculado a lo largo de la obra: la joven mesera Edith. Es difícil no ver en ella y en los cuestionamientos y dudas que genera en el fiscal Chacaltana una referencia a su desaparecida tocaya: Edith Lagos". Carlín concluye sosteniendo esto: "El principal reparo para esta novela es el final. Más allá de que puede ser previsible o no la identidad del asesino en serie, lo que sí es casi inverosímil es el desenlace. La discusión entre perseguidor y perseguido se percibe por momentos impostada. Algunas de las revelaciones no están lo suficientemente sugeridas en el libro. Por ejemplo, el deterioro mental del homicida o la trágica infancia del protagonista. Pero estos detalles son menores ante el resultado de la obra. Como se ha apuntado líneas arriba, este título es un avance para Roncagliolo, mostrándolo como un escritor más cuajado. Abril rojo es un buen aporte a la larga lista de libros que han tratado desde 1980 el tema del conflicto interno en el Perú".
Finalmente, este número de Identidades incluye también un artículo de Miguel Ángel Vallejo sobre los Versos reunidos (1970-1982) de Carlos German Belli. Dicho libro fue publicado el año pasado por el Instituto Nacional de Cultura. "El yo poético tanático de los primeros libros de Belli, híbrido y marginado que presentaba sus queja al viento, es ahora sujeto de esperanza y posibilidad", afirma Miguel Ángel Vallejo.
De la reseña de Ernesto Carlín Gereda a la novela de Roncagliolo (quien, dicho sea de paso, debería tener mayor control respecto a ciertos irresponsables comentarios emitidos por algunos lectores de su weblog), destaco algunos fragmentos: "La construcción de [Chacaltana] es uno de los aciertos del libro. Roncagliolo logra hacer de él un ser verosímil. Ello lo hace a pesar de retratarlo con una ingenuidad que por momentos peca de exagerada. La bondad y falta de malicia del burócrata resultan algo extrañas en el medio laboral en el que se desenvuelve, aunque resultan funcionales para el desarrollo de la historia". También dice: "El libro es para su autor un avance respecto a su anterior título, Pudor. En esta nueva novela se mantiene la virtud de una narración fluida y ágil. Ayuda a ello el intercalar a la narración principal la aparición de los informes del fiscal Chacaltana y unos raros textos narrados desde un punto de vista distinto al occidental". Además, señala lo siguiente: "Roncagliolo hace un esfuerzo por presentar a senderistas, militares, víctimas y policías como seres humanos. No hace un retrato maniqueo de ellos. Inclusive el héroe de la historia abandona en las últimas páginas su exasperante bondad para mostrar un lado turbio insinuado desde el inicio. Siguiendo esta línea, hay que mencionar a un personaje que se mantiene casi inmaculado a lo largo de la obra: la joven mesera Edith. Es difícil no ver en ella y en los cuestionamientos y dudas que genera en el fiscal Chacaltana una referencia a su desaparecida tocaya: Edith Lagos". Carlín concluye sosteniendo esto: "El principal reparo para esta novela es el final. Más allá de que puede ser previsible o no la identidad del asesino en serie, lo que sí es casi inverosímil es el desenlace. La discusión entre perseguidor y perseguido se percibe por momentos impostada. Algunas de las revelaciones no están lo suficientemente sugeridas en el libro. Por ejemplo, el deterioro mental del homicida o la trágica infancia del protagonista. Pero estos detalles son menores ante el resultado de la obra. Como se ha apuntado líneas arriba, este título es un avance para Roncagliolo, mostrándolo como un escritor más cuajado. Abril rojo es un buen aporte a la larga lista de libros que han tratado desde 1980 el tema del conflicto interno en el Perú".
Finalmente, este número de Identidades incluye también un artículo de Miguel Ángel Vallejo sobre los Versos reunidos (1970-1982) de Carlos German Belli. Dicho libro fue publicado el año pasado por el Instituto Nacional de Cultura. "El yo poético tanático de los primeros libros de Belli, híbrido y marginado que presentaba sus queja al viento, es ahora sujeto de esperanza y posibilidad", afirma Miguel Ángel Vallejo.