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martes, diciembre 26, 2006

Recuento del año: nueve novelas de El País

Con el título de "Nueve novelas, nueve opiniones, un año" los críticos del diario El País "escogen las mejores obras de narrativa en español de 2006 y explican sus razones". Consigno tres.
Travesuras de la niña mala (Alfaguara) Mario Vargas Llosa: "Si uno ha leído El paraíso de la otra esquina, encontrará sin lugar a dudas alguna de las claves narrativas que tanto hipnotizan en Travesuras de la niña mala. Por ejemplo, la construcción del personaje de la niña mala nos recuerda la misma maestría con la cual Vargas Llosa concibió el transcurso vital y posterior decadencia física de Flora Tristán. Ese dibujo doloroso, pero a la vez operístico y melodramático, es lo que hace de la heroína de su última novela que uno quede atrapado (para no querer salir) entre los hilos de sus fisuras morales y la compleja lucidez de sus transgresiones. Es el placer de volver a la gran literatura del siglo XIX, sin que nunca sepa a revisión o pastiche" (J. Ernesto Ayala-Dip).
Damas chinas (Anagrama) Mario Bellatin (la obra fue publicada originalmente en 1995 en Lima con la editorial El Santo Oficio): "A través de muy pocos elementos, el mexicano y un poco peruano Bellatín ha logrado una escritura reconocible e intensa; Damas chinas supone una confirmación de esta visibilidad. Con personajes, situaciones e incidentes sórdidos o fantásticos, en secuencias de encuentros jadeantes, tenues, ligeramente dementes, esta novela se inscribe en la gran serie latinoamericana que en los últimos veinte años ha pulverizado los lugares comunes de esas mastodónticas narraciones sobre dictadores que todavía se siguen practicando, o los efluvios sentimentales y eróticos del agónico realismo continental, a veces todavía mágico" (Nora Catelli).
Todos se van (Bruguera) Wendy Guerra: "Partió de tópicos peligrosamente fáciles: el diario de una niña, púber y adolescente mala, ligeramente amoral; una sociedad -Cuba- sometida, extenuada, proclive a la delación y la traición; unos adultos claudicantes y violentos, unos amores previsibles y frustrantes. No obstante, con notable pericia, los convirtió en otra cosa: en los motivos de una severa reelaboración de todos esos lugares a través de una escritura tensa e irónica. Al fondo del relato, su gran hallazgo: una errática figura de madre, a medias resistente, a medias loca, que confiere a esta primera novela una fuerza rara, casi clásica. Todos se van obtuvo este año el Premio Bruguera en su primera edición. El jurado tenía un único miembro: Eduardo Mendoza" (Nora Catelli).

En la foto: Wendy Guerra y el actor Benicio del Toro.