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viernes, mayo 11, 2007

Cien años de plenitud

Homenaje: Olvidado texto juvenil revela las raíces de su tenaz talento*

Estuardo Núñez es un monumento vivo de la cultura peruana. En setiembre del 2008 cumple cien años, de los cuales por lo menos 80 ha consagrado a la crítica, la historia y la biografía. Nació en Barranco, se educó en el Colegio Alemán, en el cual fue compañero de aula de Martín Adán y Emilio Adolfo Westphalen, y estudió en San Marcos, donde se graduó en Literatura y se doctoró en Derecho. En homenaje a este su profesor emérito, San Marcos, en el marco de su 456o Aniversario, le impondrá este viernes 11 su galardón máximo: la "Condecoración al Mérito Sanmarquino", distinción que también se otorgará a título póstumo al Dr. José Antonio Eguiguren. Será en la Casona del Parque Universitario a las 18 horas. Caretas se suma al homenaje reproduciendo fragmentos de un texto escrito por Estuardo Núñez a los 20 años de edad y publicado en el primer número de Nueva Revista Peruana, agosto de 1929. Es un juego de barajas a manera de comentario a La casa de cartón, que Martín Adán empezó a escribir a los 15 años, y también un homenaje al Lehrer (maestro) que ayudó al parto de un trío insólito: Núñez, Adán, Westphalen.

Un Cuatro
¿Quiere usted conocer aciertos estéticos de La casa de cartón? Le voy a proporcionar unas muestras, para que escoja:
"El sol pugna por librar sus rayos por la trampa de un ramaje en que ha caído".
"Las tijeras del viento sonaban como en una peluquería, y uno no sabía si era el pelo de uno lo que cortaban o la seda china del cielo".
"Una hora sacristana apagó el sol con la caña de un sauce".
"...entró (el sol) por la única parte por la que no debió haber entrado: por entre las orejas del último borrico de panadero que en la ciudad tenemos".
"Cara gorda del campo con el ojo pardo de un charco que ríe, idiota".

Un Tres
Los filisteos dirán que la literatura de M.A. es como el tonel de las danaidas: sin fondo. No es así: el fondo de su literatura es la palabra. Adán tiene el sentido de la palabra: literatura pura. Se enloquece ante el hallazgo de la palabra exótica, rara y picuda. Y no sabe qué hacer con ella. No le queda más que, con ella y por ella , escribir un capítulo más a La casa de cartón.
Las palabras de M.A. son picudas, no corren sino dan trancos en zig zag, cayendo, sucesivamente, sobre cada una de sus facetas.

Un Siete
Martín Adán era "poseur", aún desde cuando estaba en el "Deutsche Schule". El espíritu comprensivo y respetuoso, kantiano y luterano del "Lehrer" respetó esa pose. Así ésta fue orgánica, primitiva, pura, no tuvo para qué, ni por qué sublimizarse. Así fue posible La casa de carton, obra de pose. Así fue, también, posible una generación con un agudísimo sentido de su época y, al mismo tiempo, clasicista. Fue posible la generación del 27, que venera a Cocteau, a Gómez de la Serna, a Montherlant, al mismo tiempo que a Goethe, a Schiller y a Lessing. Sentido humanista que la priva de caer en un vanguardismo espasmódico e ignoranticio de individuos sin tradición intelectual. Generación que admira a Marx y se descubre ante Lenin, y, como ninguna otra, con un sentido estético del espacio y del tiempo. El "Lehrer" la enseñó a desenvolverse por sí misma. En otro colegio hubieran expulsado, por ocioso, a M.A., que negligía sus problemas de matemáticas por hacer versos. El "Lehrer" lo condujo a aprender alemán para que leyera a Goethe y a Heine, a Uhland y a los Brüder Grimm y sacara de ahí la "disciplina", eso de "racional y equilibrado" que le encuentran que es clasicismo alemán, y no "orden", porque Martín Adán es biológicamente desordenado.

Junio, veinte días y 1929.
Estuardo Núñez

* Publicado en Caretas 1975.
En la foto: Estuardo Núñez.