Más sobre Watanabe
"Creo que esa preocupación por una espiritualidad cotidiana y una reconciliación con las fuerzas de la naturaleza fueron algunas de las razones por las que conectó con la sensibilidad de los lectores españoles" comentó, consultado por la edición digital de El Comercio, Martín Rodríguez-Gaona al día siguiente del fallecimiento de José Watanabe. "Rodríguez-Gaona [es] un difusor de la obra de Watanabe en España y uno de los que promovió su participación en un evento de poesía en La Residencia de Estudiantes, famosa institución intelectual de donde surgió la generación del 27", señala dicho diario. Veamos dos textos sobre Watanabe aparecidos en España y firmados por autores españoles. En una nota aparecida el 27 de abril en la sección cultural del diario ABC, Juan Malpartida menciona que "en la poesía de Watanabe es muy importante tanto el uso de la parábola como de la imagen. Es decir: por un lado, todo poema supone un trasunto moral, una dimensión de enseñanza; por el otro -la exaltación de la imagen, como en los imaginistas norteamericanos, que sin duda le interesaron- postula una presencia que va más allá de lo intelectual. Su interés por el haiku enlaza con esto último: poesía despojada, que no busca explicaciones sino que propone la restauración de las cosas en su diversidad y concretud irreductibles". Por su parte, Luis Antonio de Villena publicó el pasado 30 de abril en la sección obituarios del diario El Mundo un artículo en el que entre otras cosas señala lo siguiente: "Quien ha sido, muy probablemente, el mejor poeta peruano de ahora mismo, empezó a ser apreciado en España sólo en 2003, cuando Renacimiento de Sevilla editó su magnífica antología Elogio del refrenamiento. Luego Pre-Textos de Valencia ha editado sus libros últimos, La piedra alada de 2005 y el postrer y muy bello Banderas detrás de la niebla de 2006. Es en estas últimas obras, de trazo refinado y delgado (más acuarelas que óleos) donde se mezclan mejor las culturas y estéticas de Watanabe: el simbolismo y el japonismo. Más cada vez, Watanabe (que no sabía japonés) iba adentrándose en la identidad del budismo y del taoísmo, que hoy no son en absoluto maneras ajenas a la cultura de Occidente. Sus poemas se asientan en la realidad y aún en la anécdota, pero una mirada sesgada hace brotar otra realidad ágil y distinta, como en una suerte de 'satori' (iluminación) zenista".
Por otro lado, aquí en Lima, ayer sábado en su columna de Perú 21 Giovanna Pollarolo escribió sobre José Watanabe como "Iluminador de lo oscuro". Mientras que en su columna de La República Eloy Jáuregui, a propósito de la partida del autor de Álbum de familia (1971), escribió sobre "el tema de los poetas muertos y cómo nos afecta". Recuerda a Isaac Rupay, Mario Luna, Ricardo Oré, Francisco Bendezú y Pablo Guevara. Y la revista Somos de El Comercio dedicó cinco de sus páginas a Watanabe vía una extensa entrevista a cargo de Diego Alonso Sánchez, y breves notas de Rafo Ráez y Jorge Díaz Herrera, así como las "repercusiones de su muerte en España": el aquí mencionado Juan Malpartida más Esperanza López Parada y Francisco Calvo Serraller, estos dos últimos de El País. En la sección peruana de Terra, Carlos Batalla escribe sobre "La humanidad de José Watanabe". Y hoy El Dominical de El Comercio dedica la mitad de sus páginas a la memoria y obra de Watanabe. El especial está conformado por textos de Lorenzo Osores, Enrique Sánchez Hernani, Julio Ortega (al final de este link), así como las respuestas de Watanabe a un cuestionario de Ortega y María Ramírez Ribes para el libro El hacer poético, de pronta aparición.
PD: Véase esta reseña de Ricardo González Vigil publicada ayer sábado en la sección cultural de El Comercio al libro Mujeres que escriben en América Latina de Sara Beatriz Guardia, libro que reúne "49 ponencias que abordan los cuatro grandes momentos de la escritura de mujeres en nuestros países, según la distinción propuesta por Guardia (p. 265): mujeres de la Colonia (10 ponencias), ilustradas del siglo XIX (8), vanguardistas de la primera mitad del siglo XX y autoras contemporáneas (presentes unas y otras en 30 ponencias)".
En la foto: José Watanabe.
Por otro lado, aquí en Lima, ayer sábado en su columna de Perú 21 Giovanna Pollarolo escribió sobre José Watanabe como "Iluminador de lo oscuro". Mientras que en su columna de La República Eloy Jáuregui, a propósito de la partida del autor de Álbum de familia (1971), escribió sobre "el tema de los poetas muertos y cómo nos afecta". Recuerda a Isaac Rupay, Mario Luna, Ricardo Oré, Francisco Bendezú y Pablo Guevara. Y la revista Somos de El Comercio dedicó cinco de sus páginas a Watanabe vía una extensa entrevista a cargo de Diego Alonso Sánchez, y breves notas de Rafo Ráez y Jorge Díaz Herrera, así como las "repercusiones de su muerte en España": el aquí mencionado Juan Malpartida más Esperanza López Parada y Francisco Calvo Serraller, estos dos últimos de El País. En la sección peruana de Terra, Carlos Batalla escribe sobre "La humanidad de José Watanabe". Y hoy El Dominical de El Comercio dedica la mitad de sus páginas a la memoria y obra de Watanabe. El especial está conformado por textos de Lorenzo Osores, Enrique Sánchez Hernani, Julio Ortega (al final de este link), así como las respuestas de Watanabe a un cuestionario de Ortega y María Ramírez Ribes para el libro El hacer poético, de pronta aparición.
PD: Véase esta reseña de Ricardo González Vigil publicada ayer sábado en la sección cultural de El Comercio al libro Mujeres que escriben en América Latina de Sara Beatriz Guardia, libro que reúne "49 ponencias que abordan los cuatro grandes momentos de la escritura de mujeres en nuestros países, según la distinción propuesta por Guardia (p. 265): mujeres de la Colonia (10 ponencias), ilustradas del siglo XIX (8), vanguardistas de la primera mitad del siglo XX y autoras contemporáneas (presentes unas y otras en 30 ponencias)".
En la foto: José Watanabe.