zonadenoticias

viernes, mayo 04, 2007

La niña de mis ojos

Por Luis Lama*

1. El año pasado Andrea Miranda fue seleccionada por el exigente comité de curadores de la Novena Bienal de La Habana y fue con Pablo Patrucco a exponer su obra y, entre otras cosas, a conocer artistas y curadores, a hacer amigos. Sus fotos, extremadamente alargadas, contrastaban y a la vez se mimetizaban con la antigua casona cubana donde se exhibían, haciendo un contrapunto entre la tradición limeña y la habanera para hablar sobre la ciudad.
2.- Entre muchos otros artistas Andrea y Pablo conocieron a Hany El-Gowely (El Cairo, 1969-2007), uno de los expositores egipcios, con una trayectoria madura de prestigio. Entablaron amistad y cuando éste supo que Pablo había sido invitado a representar al Perú en la Bienal de Sharjah, en Dubai, los invitó para que a su regreso pasaran una breve temporada en El Cairo, conociendo las pirámides y pasándola bien.
3.- La niña de mis ojos me había soportado durante unos diez años como profesor y compañero de trabajo. Después nos veíamos con frecuencia pues ella tenía un estimulante trabajo en la galería de Lucía de la Puente, donde irradiaba un encanto inolvidable. 4.- A principios de este año esta galería presentó una colectiva de fotografías en la cual ella solucionó el modo de presentación para que su obra, en lugar de requerir instalación previa, pasara directamente a las paredes de los coleccionistas. Finalmente había logrado la acogida económica necesaria para continuar con nuevas propuestas y, entre otras cosas, viajar con Pablo a Dubai. El año pasado se habían casado y planificaba una eventual exposición.
5.- La Bienal de Sharjah tiene ocho ediciones, y Pablo fue el primer peruano que participó en ella. En la Bienal se divirtieron, hicieron más amigos y se despidieron con cariño de ellos, de Jack Persekian, el curador que seleccionó a Pablo, y del Presidente. Y volaron felices a El Cairo.
6.- Andrea conocía perfectamente el ambiente cultural local, porque después de su excelente trabajo de curadora en varias ediciones de la Bienal de Lima, pasó a Punctum, luego colaboró con Charo Wenzel y finalmente fue convocada por Lucía. Oportunidades no le faltaban y supo combinarlas con sus deberes de hija, esposa y amiga.
7.- Hany El-Gowely los esperaba en El Cairo y los llevó de paseo. Él manejaba con su esposa a su lado mientras Andrea y Pablo dormían en los asientos posteriores. Pablo no puede precisar qué ocurrió. Despertó en el hospital “Las Pirámides”, en las afueras de El Cairo.
8.- Jorge Villacorta demostró que nuestro ambiente artístico es menos mezquino de lo que usualmente se imagina. Andrea ha enseñado que también un artista puede convocar gran solidaridad. Por su causa se han unido las galerías de Lucía de la Puente, Vértice y ARTCO, así como artistas de todas las escuelas limeñas y todas las generaciones. Maestros como Szyszlo, Revilla y Shinki, jóvenes talentosos como Huanchaco, Cabieses y Wagner donaron obras y participaron en la gran subasta de la semana anterior.
9.- Como ocurrió con James Dean, un carro pulverizó las ilusiones de juventud. A JD lo veo cada vez más lejos en películas, que como yo, lucen cada vez más viejas. Andrea siempre será eternamente joven y su obra nunca envejecerá.
10.- Nunca se podrá explicar con exactitud cómo ocurrió. Lo cierto es que Hany murió, su esposa sigue grave y que Pablo regresó a Lima después de ser operado varias veces para consolidar el brazo izquierdo con el que pintaba. La niña de mis ojos en cambio decidió quedarse en el desierto visitando a los faraones. Seducidos, han ordenado construirle una pirámide más grande que la de Gizeh, aquella por donde sale y se pone el sol. Ellos han decidido que cuando esté terminada la llamarán Andrea.


* Publicado en Caretas.
En la foto: Andrea Miranda, artista y amiga. [Leyenda de Caretas]