Entrevista a Guillermo Niño de Guzmán
Hoy en la sección cultural de El Comercio Enrique Planas publica una entrevista a página entera a Guillermo Niño de Guzmán por la publicación de su nuevo libro de cuentos Algo que nunca serás, editado por Planeta. Como bien señala de entrada Planas, Niño de Guzmán ha venido entregando a los lectores "un libro por década: Caballos de medianoche fue editado en 1984. Una mujer no hace un verano vio la luz en 1995". Esto descontando La conquista de los sueños (aparecido en 1995 bajo el título de El tesoro de los sueños), "la historia de la conquista de los incas" escrita para lectores jóvenes al "ritmo de una novela de aventuras" y para cuya elaboración se basó en episodios descritos en los libros de José Antonio del Busto Duthurburu, John Hemming y James Lockhart.
Tal y como señala el autor en la entrevista: "Si he logrado cierta voz sólida o coherente, se debe a que nunca concibo un libro de cuentos como una colección de relatos dispersos. Muchos escritores, sobre todo en el ámbito anglosajón, escriben sus cuentos para ir publicándolos en revistas o periódicos, y finalmente juntarlos en un libro. Para mí, quizás porque no tengo esas posibilidades de ganarme la vida publicando cuentos en periódicos y revistas, suelo plantearme libros de cuentos, es decir, libros con un tema que sigan una cohesión en su estructura. Hay entre los relatos una suerte de vasos comunicantes que van vinculándolos, aun cuando los personajes parezcan distintos y las ambientaciones sean diferentes. Eso a mí me parece lo más difícil de lograr". También dice: "La mayoría de los relatos que yo he escrito no pretende reflejar la realidad social. Desde muy joven, a diferencia de los autores de mi generación que buscaban pintar un fresco social, lo que me interesaba era bucear en la conciencia del individuo. La problemática de mis personajes trasciende una determinada realidad social. Eso siempre lo he tenido claro". Y: "La mayoría de amigos y lectores no parecen comprender que mis largos silencios narrativos no se deben a la ociosidad o a la falta de algo que decir. En realidad, asumo el trabajo literario como algo muy serio. Publicar por solo mantenerme en el candelero me parece una estupidez. Lo único honesto que puede hacer un narrador es entregar algo a la imprenta solo cuando se siente plenamente satisfecho de lo que ha hecho".
En la foto: Guillermo Niño de Guzmán. "Soy una persona poco optimista, que siempre tiende al desánimo. Me cuesta mucho asimilar la vida tal como es. En ese sentido, la literatura para mí tiene un valor terapéutico", expresa.
Tal y como señala el autor en la entrevista: "Si he logrado cierta voz sólida o coherente, se debe a que nunca concibo un libro de cuentos como una colección de relatos dispersos. Muchos escritores, sobre todo en el ámbito anglosajón, escriben sus cuentos para ir publicándolos en revistas o periódicos, y finalmente juntarlos en un libro. Para mí, quizás porque no tengo esas posibilidades de ganarme la vida publicando cuentos en periódicos y revistas, suelo plantearme libros de cuentos, es decir, libros con un tema que sigan una cohesión en su estructura. Hay entre los relatos una suerte de vasos comunicantes que van vinculándolos, aun cuando los personajes parezcan distintos y las ambientaciones sean diferentes. Eso a mí me parece lo más difícil de lograr". También dice: "La mayoría de los relatos que yo he escrito no pretende reflejar la realidad social. Desde muy joven, a diferencia de los autores de mi generación que buscaban pintar un fresco social, lo que me interesaba era bucear en la conciencia del individuo. La problemática de mis personajes trasciende una determinada realidad social. Eso siempre lo he tenido claro". Y: "La mayoría de amigos y lectores no parecen comprender que mis largos silencios narrativos no se deben a la ociosidad o a la falta de algo que decir. En realidad, asumo el trabajo literario como algo muy serio. Publicar por solo mantenerme en el candelero me parece una estupidez. Lo único honesto que puede hacer un narrador es entregar algo a la imprenta solo cuando se siente plenamente satisfecho de lo que ha hecho".
En la foto: Guillermo Niño de Guzmán. "Soy una persona poco optimista, que siempre tiende al desánimo. Me cuesta mucho asimilar la vida tal como es. En ese sentido, la literatura para mí tiene un valor terapéutico", expresa.