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jueves, agosto 28, 2008

Toque de queda entre dos ejércitos de hermanos


El que se va sin que lo boten, regresa sin que lo llamen. En su libro El tiempo del miedo Nelson Manrique señala que suele olvidarse "que el espectáculo de las calles de la capital patrulladas por soldados fuertemente armados comenzó antes del inicio de la guerra senderista", ya que "en 1976 el Estado había impuesto el estado de sitio e implantó el toque de queda nocturno en Lima. Duró más de un año y dejó como saldo decenas de civiles muertos, caídos bajo las balas de las fuerzas de seguridad" (15). Más allá de tener en consideración esos hechos, el dato aquí es que "la guerra senderista" de los años ochenta específicamente situada en Lima continúa siendo motivo de expresión literaria entre los jóvenes creadores. A libros como Incendiar la ciudad de Julio Duran, Generación Cochebomba de Martín Roldán o La ciudad de los culpables de Rafael Inocente se suma ahora Toque de queda de Raúl Tola, "un libro de relatos que intenta retratar la atmósfera opresiva que se vivió en la primera mitad de los ochenta", según refiere Carlos M. Sotomayor en entrevista a Tola publicada ayer en la sección cultural de Correo. ¿Por qué Toque de queda? Tal y como explica el autor, "cada vez era más difícil salir a la calle, tanto que se nos robó la noche. Ese es el sentido que le he querido dar al título del libro: el toque de queda significó para mi generación que la noche se volviera un territorio ajeno, alejado, donde ocurrían cosas fantasmagóricas y acontecimientos de guerra entre dos ejércitos de hermanos, finalmente; unos equivocados, seguramente, pero finalmente peruanos. De allí el epígrafe: Ninguna guerra es guerra hasta que el hombre mata a su hermano". Guerra civil.

En la foto: Apagón (1983), lucidez extrema expresada en magnífico lienzo de Carlos Enrique Polanco. El nuevo libro de Raúl Tola fue presentado en la Feria del Libro por Enrique Bruce y Guillermo Niño de Guzmán.