Choleándonos tanto
Hoy Martín Tanaka dedica su columna en Perú 21 a comentar el libro Nos habíamos choleado tanto de Jorge Bruce. "Reconociendo los muchos méritos del libro, quiero aquí plantear dos objeciones para seguir con un debate planteado por Bruce con este servidor", escribe Tanaka.
Efectivamente, en su libro (págs. 38-41) Bruce discrepa con el actual director del Instituto de Estudios Peruanos. Lo hace a propósito de un artículo de Tanaka sobre el denominado "operativo empleada audaz" realizado el último domingo de enero del 2007 en la limeña playa de Asia (y en el que Tanaka responde a otro artículo de Nelson Manrique sobre el mismo tema). "Se advierte [en la polémica planteada por Tanaka] el eco de la clásica teoría althusseriana de la infraestructura y la superestructura" (38), señala Bruce, quien a su vez escribe lo siguiente: "Lo que definitivamente me parece cuestionable es lo que Tanaka denomina 'rezagos' de racismo. Más bien abundan las evidencias de una ideología que infecta a diario una red gigantesca -para emplear su adjetivo- de relaciones sociales. El problema surge, a mi parecer, a partir de la contradicción entre el discurso oficial y el legal, por un lado, y las prácticas de la vida diaria de los peruanos, por el otro" (39). También dice: "A mi modo de ver, Tanaka confunde el desmoronamiento del paradigma con el cambio sustantivo de las subjetividades o mentalidades. La condena del racismo con su efectiva erradicación" (40). Y concluye con el siguiente párrafo: "Lo que definitivamente existe es una creciente tensión, producto de la fricción ideológica entre quienes se aferran -así sea cínicamente- a los privilegios de una visión en la cual la desigualdad está legitimada por las divisiones propias de la 'racialización' (postura que, precisamente por no estar exenta de contradicciones, implica una cuota de sentimiento de culpa variable según la economía psíquica individual[...]) y, por otro lado, la gama de actitudes impregnadas de diversas calidades de malestar, de quienes se ubican en el amplio espectro de los discriminados -lo cual no les impide discriminar a su vez. Este abanico recorre desde la identificación con el agresor, en donde se recogen, incluso con reticencia, los postulados desvalorizantes del discurso oficial [...], hasta quienes se oponen frontalmente al discurso racista, considerado en efecto, tal como afirma Tanaka, como un 'arcaísmo intolerable', pero uno con una presencia determinante en el vínculo social de los peruanos" (41).
Vayamos ahora a las "dos objeciones" de Tanaka en su artículo de hoy: "La primera concierne, en general, a toda la literatura del psicoanálisis que incursiona en el análisis social: ella tiende a mirar la realidad desde la patología, desde la experiencia clínica. ¿Es esta la mejor entrada? Cuando menos, implica algunos sesgos, que me parece llevan a enfatizar en demasía la continuidad de las prácticas racistas, y dificultan valorar suficientemente los profundos cambios democratizadores ocurridos en las últimas décadas en el país. La segunda objeción se refiere a otro sesgo, que ayuda a entender el primero. La sociología del conocimiento nos dice que todo saber está socialmente situado: es decir, miramos el mundo desde un punto, y este, necesariamente, implica algún sesgo. Creo que Bruce mira el mundo fundamentalmente desde ciertos espacios de clases altas, 'blancas', desde la cúspide de la pirámide de la discriminación. Para estos sectores, en efecto, 'la gente' ya no 'se ubica', no respeta, se ha 'igualado'. La ideología de mercado, la derrota de la izquierda, de Sendero Luminoso, el crecimiento económico, les da a estos sectores más confianza para darse 'licencias' discriminadoras que no se daban antes. Visto el Perú desde aquí, efectivamente, la persistencia del racismo es lo más llamativo. Pero, si asumimos el punto de vista de la inmensa mayoría de los peruanos, creo que podemos tener una mirada que entiende mejor lo que ha ocurrido en el país, y nos permite tener una mirada más optimista. ¿Y qué es lo que ha ocurrido? Que una minoría puede querer seguir discriminando, pero la gran mayoría no acepta más una posición subordinada, y en la práctica la cuestiona, la irrespeta, la niega, en la medida de sus posibilidades. De lo que se trata es de darle más herramientas a la gente para poder defenderse de aquellos que no aceptan que el país es otro". La fórmula de Martín Tanaka podría resumirse, grosso modo, en: profundos cambios democratizadores + ideología del mercado + crecimiento económico + herramientas antidiscriminatorias = superación del racismo. La pregunta lógica sería: ¿alcanza ese crecimiento económico para todos?
Por otra parte, Luis Eduardo García comentó ayer en su weblog el libro de Jorge Bruce, quien "cita a varios estudiosos para describir como opera el racismo en la mentalidad de los peruanos. A Castoriadis, de quien toma la idea de una 'mónada síquica' (un estado mental primario) mediante el cual el sujeto percibe la alteridad como un amenaza para su supervivencia. El individuo porta esta 'mónada' y la oculta con la socialización. Consiste -dice Bruce- en recurrir a los mecanismos de proyección e introyección 'como operadores esenciales en el mundo interno': se introyecta (se guarda) lo que es positivo y se proyecta (se expulsa) lo negativo. A Donald Moss, que propone la metáfora cartográfica (el 'mapeo'): un eje horizontal (jerarquía) y otro vertical (distancia), según los cuales se puede establecer cuándo un objeto debe ser considerado íntimo o degradado (una 'nana') o distante e idealizado (la cholita que ama el 'pituco'). A Martín Twamana, autor de un 'modelo matemático para cholear', que consiste en una discriminación basada en cuatro elementos básicos: los rasgos físicos, el nivel socioeconómico, la educación y la calidad de migrante", escribe el poeta trujillano. Me llama la atención que Luis Eduardo García entrecomille las palabras nana y pituco, y no así la palabra cholita. ¿Nos habíamos "choleadito" tanto? El espinoso camino del entrecomilleo.
Por otra parte, Luis Eduardo García comentó ayer en su weblog el libro de Jorge Bruce, quien "cita a varios estudiosos para describir como opera el racismo en la mentalidad de los peruanos. A Castoriadis, de quien toma la idea de una 'mónada síquica' (un estado mental primario) mediante el cual el sujeto percibe la alteridad como un amenaza para su supervivencia. El individuo porta esta 'mónada' y la oculta con la socialización. Consiste -dice Bruce- en recurrir a los mecanismos de proyección e introyección 'como operadores esenciales en el mundo interno': se introyecta (se guarda) lo que es positivo y se proyecta (se expulsa) lo negativo. A Donald Moss, que propone la metáfora cartográfica (el 'mapeo'): un eje horizontal (jerarquía) y otro vertical (distancia), según los cuales se puede establecer cuándo un objeto debe ser considerado íntimo o degradado (una 'nana') o distante e idealizado (la cholita que ama el 'pituco'). A Martín Twamana, autor de un 'modelo matemático para cholear', que consiste en una discriminación basada en cuatro elementos básicos: los rasgos físicos, el nivel socioeconómico, la educación y la calidad de migrante", escribe el poeta trujillano. Me llama la atención que Luis Eduardo García entrecomille las palabras nana y pituco, y no así la palabra cholita. ¿Nos habíamos "choleadito" tanto? El espinoso camino del entrecomilleo.
Finalmente, el pasado 19 de enero Enrique Sánchez Hernani publicó una entrevista a Jorge Bruce en el suplemento Somos de El Comercio. "Hay una obsesión por la pureza racial, que en el Perú viene de los españoles, que son en cierto modo los inventores del racismo moderno. Ellos vinieron con la obsesión de la pureza de sangre a raíz de su problema con la invasión morisca a España, que transladan al Perú y aplican a los indios, luego a los negros o los chinos. Pero hoy los peruanos siguen obsesionados con estas clasificaciones", señala Bruce.
En la foto: Jorge Bruce. "El rostro que aparecía en el papel [de mi retrato al carbón] era indudablemente el mío, pero los rasgos del mentón, la nariz y los pómulos, siendo los de mi cara, tenían un aire andino que jamás me había descubierto en el espejo ni en los ojos de los demás. Entonces me puse a pensar que mi aspecto anglosajón se debía al azar genético de un bisabuelo paterno escosés, pero que mis abuelas eran una de Santiago de Cao, en la sierra de Trujillo y la otra del pueblo costeño de Chepén" (90-91), rememora en su libro.
En la foto: Jorge Bruce. "El rostro que aparecía en el papel [de mi retrato al carbón] era indudablemente el mío, pero los rasgos del mentón, la nariz y los pómulos, siendo los de mi cara, tenían un aire andino que jamás me había descubierto en el espejo ni en los ojos de los demás. Entonces me puse a pensar que mi aspecto anglosajón se debía al azar genético de un bisabuelo paterno escosés, pero que mis abuelas eran una de Santiago de Cao, en la sierra de Trujillo y la otra del pueblo costeño de Chepén" (90-91), rememora en su libro.