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viernes, agosto 24, 2007

Escenario y documento

A propósito de la publicación de dos de sus obras, el dramaturgo César De María discute la situación editorial teatral

Por Rebeca Vaisman*

En el medio local, ni siquiera las editoriales grandes apuestan con regularidad por el teatro. En medio del vacío editorial, la publicación de un texto teatral se debe, muchas veces, a iniciativas que, aunque distantes, son valiosas. Una de ellas es la de la joven editorial Solar, que inaugura su colección de teatro 'Vodevil' con el título Salidas de emergencia, que reúne las últimas obras de César De María: El último barco (estrenada en el 2004 por Alberto Ísola) y Superpopper (primer premio del Concurso de Teatro Nacional 2006 del ICPNA). "El único vector editorial importante es Sara Joffré, que ha editado a casi todos los autores peruanos y todo tipo de colecciones. Luego, hay casos aislados", dice De María.

¿Qué pasa con el teatro de un país que no se publica?
Si no existe la posibilidad de leer obras, no existe la posibilidad de establecer relaciones de referencia, genealogías, de confrontar.
Has dicho que se establecen distintas relaciones entre la obra editada y la escenificada.
Claro. Cuando escribes una obra es como si tuvieras un sueño y esperas que se ponga en escena como lo viste. Cuando la editas, le cuentas el sueño a otra persona. El espectador pasa por el filtro y el aporte del director, actores y contexto social. El lector se encierra contigo.
El año pasado, Roberto Ángeles publicó la antología Dramaturgia de la Historia del Perú.
Él es otra persona importante. Reúne grupos de obras de acuerdo a ciertos temas para interrelacionar a los autores y sus preocupaciones con el país. Lees obras de esa antología y dices: "¡Wow! Perú sí que vivió la violencia".
Aparece cuando se discutía la llamada "literatura de la violencia".
La narrativa aborda la violencia como la abordó el teatro hace diez años. El teatro es un arte de lo cotidiano, y eso hace que reaccione de inmediato a la guerra civil que vivimos. Mira a Yuyachkani.
Justamente, Miguel Rubio editó la experiencia del grupo en El cuerpo ausente.
Pero mira el desfase: el libro, del 2006, habla de un tema que ellos estaban tratando años antes. Lo editorial siempre ha llegado más tarde.
¿Qué obras nacionales te gustaría ver publicadas?
La idea del padre ausente atraviesa las últimas décadas del teatro peruano: Vladimir de Santistevan, Números Reales de Dummet, Una obligación, de Joffré. Esto me gustaría verlo rescatado en una edición o en algún artículo crítico, de los que también faltan.
¿Qué nuevos dramaturgos te entusiasman?
El autor de La Cisura de Silvio, Víctor Falcón. Además, se están asentando los que fueron nuevos hace cinco años: De Althaus, Miyashiro, Sánchez Piérola. Pero como ahora hay un star system, es más difícil para las voces nuevas abrirse paso.
En ese sentido, los concursos son un espaldarazo. Eres parte del jurado del primer Concurso de Dramaturgia del Británico.
Es una buena iniciativa: se va a montar la obra ganadora y a publicar esta y la que quede en segundo lugar. Y quiere ser consecuente. Porque los concursos de una sola edición se agradecen, pero no son lo que necesitamos.

* Publicado en Caretas Nº 1990.
En la foto: César De María (Lima, 1960): 'El texto salva al autor y ayuda a registrar su tiempo'. [Leyenda de Caretas]