Subversión en celuloide
Cine: La guerra interna alista su reaparición en el cine peruano. Mientras, La trinchera luminosa del Presidente Gonzalo –película sobre mujeres senderistas– se estrena en los Estados Unidos
Por Carlos Cabanillas*
Si oyes a un bebé llorar y ves una rata mordiéndole los dedos, ¿acaso es malo matarla? No, piensa la senderista. Es 1989, Canto Grande, Perú. El rostro del Presidente Gonzalo está pintado en un mural de la cárcel. Es The Shining Trench of Chairman Gonzalo, película norteamericana del director Jim Finn, conocido por usar simbología comunista cual leitmotiv. Su anterior muestra de almohadillas para alfileres titulada Communist Heroes of South America incluyó a Edith Lagos, 'mártir' senderista caída el 3 de setiembre del 82. La vehemencia de Lagos la hizo merecedora de estatuillas y romerías de miles en Huamanga (Caretas 714). Ahora, de cojines para alfileres.
La trinchera luminosa del Presidente Gonzalo son 60 minutos en Hi-8 filmados en Nuevo México. Son mujeres senderistas recluidas en Canto Grande. Ni documental, ni mockumental, ni reportaje. Para el portal argentino Otroscines.com "participa de un género novedoso, pariente del teatro de raíz brechtiana y del film de ensayo, pero sin comentarios ni reflexiones directas del realizador". Durante su presentación de abril en el 14° Festival de Cine Underground de NY, se granjeó excelentes comentarios. "Fascinante relato", remata Otroscines.com. No se verá en salas peruanas, pero para el 12-S –efeméride de la captura de Abimael Guzmán– se anuncian más críticas.
Producciones Ejército del Perú
Perú también ha eternizado la guerra interna en el ecran. Se recuerda La boca del lobo, de Francisco Lombardi, acaso la más afortunada. El ejemplo más reciente, Vidas paralelas, es una coproducción suscrita en convenio el 15 de mayo pasado en la Sala de Prensa del Cuartel General del Ejército, por el rector de la Universidad Alas Peruanas Fidel Ramírez y el Comandante General del Ejército Edwin Donayre. En el acuerdo –alojado por los cinéfilos de Cinencuentro (cinencuentro.com/files/convenio_ejercito_UAP.pdf)– la universidad se ofrece a entregarle al Ejército los guiones "para su aprobación". Por su parte, el Ejército asegura haber encargado "una producción cinematográfica que narre el sacrificio de todo el personal militar que participó en la Pacificación Nacional" (http://www.ejercito.mil.pe/prensa/2007/mayo/convenio_uap.htm). En la blogósfera, el debate ya rebotó. ¿Puede el Estado producir una película y, a la vez, incumplir la ley 26370 que destina S/. 7 millones anuales a Conacine? ¿Con qué dinero narraría su versión? ¿No es preferible que el Ejército exprese abiertamente su balance de la guerra interna en lugar de gruñírselo a sus opositores? ¿No sería intolerante oponerse a ello? El guión utiliza experiencias del Capitán Carlos Freyre. Es la historia de dos amigos separados de sus familias asesinadas. Ambos se enfrentan, años después, como terrorista y militar. Para Omar Aramayo, Decano de la Facultad de Comunicaciones y músico de fusión, hay una desinformación. Aramayo, quien musicalizó Los perros hambrientos (1976), asegura que la historia de Freyre ha sido editada, que la película fue idea del rector, y que conserva recibos para demostrar que la universidad financia la película. Pero vale acotar la relación entre la Fuerza Aérea del Perú y la universidad. Rectores, alumnos y profesores, además, pertenecen a las Fuerzas Armadas.
Terrorismo en el ecran
El Ejército se ha sumado a la miríada de realizadores que ha resuelto grabar su visión del conflicto. A Fabricio Aguilar y Tarata, largo que grabará en abril del 2008. A Gastón Herrera y Bruno Ortiz, tándem tras Rehenes, filme sobre la captura de la Embajada de Japón (actúan Analí Cabrera, Susan León, Susana Bozzo). Al documental Lucanamarca, de Carlos Cárdenas y Héctor Gálvez. Y a El rincón de los inocentes, sexto largo del ex huamanguino Palito Ortega que narra el horror en Ayacucho con la anuencia de un religioso demasiado parecido al cardenal Juan Luis Cipriani, y la posterior desinformación de la Delegación por la verdad. La sensación de paramnesia y déjà vu que genera no le es exclusiva. También se sentirá con Heridas y cicatrices, de Nilo Pereyra (Ni con Dios ni con el diablo), al ver el intento de asesinato de un periodista apellidado Hildebrandt y la tortura de las ex agentes de inteligencia Mariella y Leonor.
* Publicado en Caretas Nº 1992.
En la foto: Las proclamas, poemas y entrevistas senderistas empleadas en el filme [La trinchera luminosa del Presidente Gonzalo] son originales. [Leyenda de Caretas]
Por Carlos Cabanillas*
Si oyes a un bebé llorar y ves una rata mordiéndole los dedos, ¿acaso es malo matarla? No, piensa la senderista. Es 1989, Canto Grande, Perú. El rostro del Presidente Gonzalo está pintado en un mural de la cárcel. Es The Shining Trench of Chairman Gonzalo, película norteamericana del director Jim Finn, conocido por usar simbología comunista cual leitmotiv. Su anterior muestra de almohadillas para alfileres titulada Communist Heroes of South America incluyó a Edith Lagos, 'mártir' senderista caída el 3 de setiembre del 82. La vehemencia de Lagos la hizo merecedora de estatuillas y romerías de miles en Huamanga (Caretas 714). Ahora, de cojines para alfileres.
La trinchera luminosa del Presidente Gonzalo son 60 minutos en Hi-8 filmados en Nuevo México. Son mujeres senderistas recluidas en Canto Grande. Ni documental, ni mockumental, ni reportaje. Para el portal argentino Otroscines.com "participa de un género novedoso, pariente del teatro de raíz brechtiana y del film de ensayo, pero sin comentarios ni reflexiones directas del realizador". Durante su presentación de abril en el 14° Festival de Cine Underground de NY, se granjeó excelentes comentarios. "Fascinante relato", remata Otroscines.com. No se verá en salas peruanas, pero para el 12-S –efeméride de la captura de Abimael Guzmán– se anuncian más críticas.
Producciones Ejército del Perú
Perú también ha eternizado la guerra interna en el ecran. Se recuerda La boca del lobo, de Francisco Lombardi, acaso la más afortunada. El ejemplo más reciente, Vidas paralelas, es una coproducción suscrita en convenio el 15 de mayo pasado en la Sala de Prensa del Cuartel General del Ejército, por el rector de la Universidad Alas Peruanas Fidel Ramírez y el Comandante General del Ejército Edwin Donayre. En el acuerdo –alojado por los cinéfilos de Cinencuentro (cinencuentro.com/files/convenio_ejercito_UAP.pdf)– la universidad se ofrece a entregarle al Ejército los guiones "para su aprobación". Por su parte, el Ejército asegura haber encargado "una producción cinematográfica que narre el sacrificio de todo el personal militar que participó en la Pacificación Nacional" (http://www.ejercito.mil.pe/prensa/2007/mayo/convenio_uap.htm). En la blogósfera, el debate ya rebotó. ¿Puede el Estado producir una película y, a la vez, incumplir la ley 26370 que destina S/. 7 millones anuales a Conacine? ¿Con qué dinero narraría su versión? ¿No es preferible que el Ejército exprese abiertamente su balance de la guerra interna en lugar de gruñírselo a sus opositores? ¿No sería intolerante oponerse a ello? El guión utiliza experiencias del Capitán Carlos Freyre. Es la historia de dos amigos separados de sus familias asesinadas. Ambos se enfrentan, años después, como terrorista y militar. Para Omar Aramayo, Decano de la Facultad de Comunicaciones y músico de fusión, hay una desinformación. Aramayo, quien musicalizó Los perros hambrientos (1976), asegura que la historia de Freyre ha sido editada, que la película fue idea del rector, y que conserva recibos para demostrar que la universidad financia la película. Pero vale acotar la relación entre la Fuerza Aérea del Perú y la universidad. Rectores, alumnos y profesores, además, pertenecen a las Fuerzas Armadas.
Terrorismo en el ecran
El Ejército se ha sumado a la miríada de realizadores que ha resuelto grabar su visión del conflicto. A Fabricio Aguilar y Tarata, largo que grabará en abril del 2008. A Gastón Herrera y Bruno Ortiz, tándem tras Rehenes, filme sobre la captura de la Embajada de Japón (actúan Analí Cabrera, Susan León, Susana Bozzo). Al documental Lucanamarca, de Carlos Cárdenas y Héctor Gálvez. Y a El rincón de los inocentes, sexto largo del ex huamanguino Palito Ortega que narra el horror en Ayacucho con la anuencia de un religioso demasiado parecido al cardenal Juan Luis Cipriani, y la posterior desinformación de la Delegación por la verdad. La sensación de paramnesia y déjà vu que genera no le es exclusiva. También se sentirá con Heridas y cicatrices, de Nilo Pereyra (Ni con Dios ni con el diablo), al ver el intento de asesinato de un periodista apellidado Hildebrandt y la tortura de las ex agentes de inteligencia Mariella y Leonor.
* Publicado en Caretas Nº 1992.
En la foto: Las proclamas, poemas y entrevistas senderistas empleadas en el filme [La trinchera luminosa del Presidente Gonzalo] son originales. [Leyenda de Caretas]