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lunes, diciembre 18, 2006

Accionismo en el Perú

Me acabo de enterar por un artículo de Diego Otero publicado en el último Dominical de El Comercio de la aparición del libro Accionismo en el Perú (1965-2000). Rastros y fuentes para una primera cronología del crítico de arte y curador Emilio Tarazona. Si de los críticos nuevos surgidos en la escena cultural peruana durante la década del noventa Augusto del Valle fue el más destacado, puede afirmarse lo mismo respecto a Tarazona en lo concerniente a lo que va de la presente década. Accionismo en el Perú es en realidad, tal y como comenta el propio Tarazona en su weblog Aprendiz de brujo, el catálogo de la muestra del mismo nombre curada por él entre enero y marzo de 2005 en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano del distrito de San Miguel. Tarazona escribe lo siguiente en su weblog: "Debo decir también que a falta de una memoria de muchas de las manifestaciones artísticas que se han desarrollado en ciertos márgenes, esta compilación ha sido un fruto -por parte mía- de revisiones de artículos de prensa perdidos en el tiempo que aún está en curso, pero que no hubiera sido posible tampoco sin el apoyo de varios protagonistas de las mismas acciones, quienes han cedido imágenes, registros en video (o pistas de donde poder ubicar estos) así como solitarios pero decisivos testimonios… Ha primado aquí un criterio de catastro y no necesariamente de calidad, pero existen sin embargo argumentos suficientes como para destacar presencias medulares en esta secuencia temporal de arte-acción que forman parte ya del siglo pasado: desde los pioneros happenings de Luis Arias Vera, Felipe Buendía o Rafael Hastings, pasando por la constancia de Jorge [Eduardo] Eielson e Ivonne Von Mollendorf desde fines de los sesenta. Signo x Signo y el Grupo Chaclacayo (Psotta, Avellaneda y Zevallos) y, casi como si fuera ayer, las acciones de Juan Pacheco, Susana Torres, Juan Javier Salazar, Elena Tejada-Herrera, Emilio Santisteban y el célebre lavado de bandera emprendido por el Colectivo Sociedad Civil" (respecto a dicho Colectivo, véase la parte final de este post).
Finalmente, véase esta definición de performance (emitida en 1999) incluida por Diego Otero en su texto, y perteneciente a Elena Tejada (quien, dicho sea de paso, realizó las ilustraciones de mi primer poemario Cansancio): "Concibo la performance como real acontecimiento. Es la intervención de un espacio y un tiempo determinados para darle nuevas connotaciones, me interesa como acción transgresora y transformadora del espacio y tiempo que interviene. Se puede dar de manera imprevista o como consecuencia de un acuerdo previo, para el cual se habrá establecido un juego de negociaciones. Puede ser registrada pero el registro funciona como un recuerdo pues se trata de arte efímero, no reproducible. Es un arte no coleccionable: la obra la constituye el artista mismo con su acción y la interacción con el público, que con su respuesta añade nuevos significados y connotaciones, completando la obra y siendo parte de la misma".

En la foto: carátula del libro-catálogo.