zonadenoticias

domingo, julio 15, 2007

Entrevista a Diamela Eltit

La Revista de Libros del diario El Mercurio publica hoy una entrevista de Álvaro Matus a quien es hoy por hoy la mejor escritora chilena en actividad: Diamela Eltit. Ella acaba de publicar "Jamás el fuego nunca, novela protagonizada por una pareja de ex revolucionarios que en pleno siglo XXI continúa viviendo en forma clandestina". Para Javier Edwards , quien reseña la novela, "a través de una prosa que no teme ni la belleza formal ni el esperpento o lo grotesco, la escritora arma un relato de una efectividad impresionante, a través del cual escribe una suerte de obituario definitivo para una experiencia compartida, un fracaso en el que cohabitó toda una generación que creyó en un proyecto social y revolucionario ahora definitivamente fallecido". Incluyo algunas preguntas sin respetar la secuencia lineal con que aparecen en la entrevista. "¿Qué los lleva a mantenerse juntos si se detestan?": "No lo tengo tan claro, pero hay una forma solidaria, no sólo en el sentido humanista del término, sino una solidaridad que se parece a la dependencia y la neurosis. Porque hay que considerar que en cada persona pueden producirse casi simultáneamente sensaciones de afecto y de rechazo. La idea era trabajar sobre sujetos muy cercanos, una cercanía agotadora que llega a ser insoportable. Y eso también se relaciona con el espacio, porque la cama es miserable, muy angosta". "Ella parece condenada a servir. ¿Es la herencia de la rígida militancia lo que le impide rebelarse?": "Ella es una militante dura y disciplinada, que sabe lo que es obedecer, pero también se la puede ver desde otro ángulo: en realidad ella controla cada uno de los movimientos de él. Ella decide cuándo salir a caminar, cuándo es la hora de comer y, además, es ella la que sale sola, por su cuenta, aunque sea a trabajar. Él, en alguna de las aristas, puede ser un rehén de ella. Entonces, no es tan sometida. O es sometida, pero también somete al otro". "¿Es la novela una crítica a las opciones políticas radicales?": "No, en ningún caso me anima una crítica general. Sólo funciona para este caso, para este libro, para estos personajes. A mí me interesó el hecho de que parte de las estructuras sociales se organizan sobre la base de estructuras orgánicas. Por eso hablo de célula en términos del grupo y de la célula del cuerpo, la estructura más básica de la que estamos hechos. Creo que efectivamente ella tiene una parte política rígida, acuciosa, dura, aunque eso no me permite pensar que toda militancia conlleva aspectos negativos. Lo que ocurre es que ella también se desenvuelve en un plano donde ya todo ocurrió, se ha terminado esa posibilidad histórica por la que apostó. Entonces se vuelve evidente el fracaso, que es un doble fracaso: del cuerpo social y también del cuerpo y su desgaste. Esta situación pertenece al orden de la ficción". "¿Cómo te gustaría que se leyera esta novela?": "La lectura que hace un autor de sí mismo no necesariamente corresponde con la realidad de sus textos. Más aún: todo lo que el autor dice en torno a su obra es riesgoso, porque puede fijar criterios rígidos y hasta autoritarios que, en último término, reducen su propio trabajo. Yo prefiero hablar desde el deseo que movilizó la escritura, las sensaciones y las imágenes entre las que se organizó el trabajo literario, pero que, por supuesto, no siempre coinciden con el resultado del libro. Hecha esta salvedad, yo agregaría que lo que me interesó es la ambigüedad: aquello que no se puede fijar porque oscila, porque puede tener mas de una arista o porque el suceso es demasiado fragmentario".

En la foto: Diamela Eltit. "Yo pienso que uno tiene que ir a donde la escritura te lleva. De lo contrario, no vale la pena. Yo no alcanzo a evaluar el texto, pero sé que cuando uno escribe hay una cierta energía que te dirige y hay que dejarla que progrese hacia un lado más eficaz, sin intervenirla", afirma.