zonadenoticias

viernes, octubre 26, 2007

Sin respuestas ante el horror con Jonathan Littell

"Lo que fue el gran meollo de la [segunda] guerra [mundial] ocurrió en el Este. Yo, que me crié en Francia, sé que se le ha dado mucha importancia a la ocupación, la Resistencia y todo eso, pero no deja de ser poco más que un escaparate frente a lo que fue el enfrentamiento entre los soviéticos y los alemanes. Eso fue la esencia de la guerra". Así responde Jonathan Littell a Jesús Ruiz Mantilla en el renovado Babelia de El País. (¿Qué es lo que pasa en un país, o en España digamos, para que ocurra que su principal suplemento cultural aumente su edición de 24 a 40 páginas?) Incluyo a su vez esta sorprendente (en su información, en la lucidez de su formulación) declaración de Littell: "Desde muy joven, recuerdo que parecía algo más o menos refrendado que el comunismo ha sido una ideología más seria que el fascismo. Que tenía su propia racionalidad, su sentido interno y nadie se tomaba demasiado en serio a los nazis. Cuando me puse a investigarlo, me di cuenta de que su ideario también se basaba en raíces sólidas. Sus diferencias con el fascismo, su pensamiento económico, todo eso es complejo. Me pareció que era una visión del mundo muy construida, que no sólo se reducía a lo que un loco vociferaba por la radio, aunque eso también funcionara". "¿Se ha pecado de un desprecio y una minusvaloración ligera del enemigo en ese aspecto?": "Tampoco. Hay que prestar atención a lo que los intelectuales de la época pensaban, sin ir más lejos. Los franceses, por ejemplo. En los años treinta, el estalinismo ya había eliminado a millones de personas, mientras que los nazis iban por unos miles de víctimas. Así que hacia el año 1937, Hitler parecía hasta una opción válida para muchos, eso sin entrar en factores de clase social. Si pertenecías a una familia acomodada, lo más probable es que te aliaras a la derecha y si no, a la izquierda, siempre con excepciones. Supongo que en España, lo mismo. En ese momento, con esa situación, el nazismo era una opción que después perdió todo crédito por los resultados. También debía haber caído el comunismo entonces, pero como ganaron la guerra, pudieron sobrevivir casi cincuenta años más".
Recuerdo aquí el artículo que Mario Vargas Llosa dedicara a Las benévolas, la obra que motiva la entrevista a Litell, y su visión de "cierto miasma de irrealidad" en la novela, a la que compara con las del marqués de Sade en tanto "no nos ofrece ninguna escapatoria, y luego de sumergirnos en la más abyecta manifestación de lo repugnante que puede ser lo humano, nos deja allí, en esos humores deletéreos, condenados para siempre". En esta misma línea, Mantilla apunta que el libro viene creando "auténtico asombro por su ambición, por su contundencia, por cómo consigue desmontar tópicos y despojarnos de incertidumbres que nos dejan todavía más desnudos y sin respuestas ante el horror". De hecho, Mantilla conversa con Littell sobre el artículo de Vargas Llosa. "Dijo que era un libro impresionante pero que no dejaba resquicio de esperanza": "Ya, es que yo no creo en la esperanza. No tengo esperanza en nada. Si nos fijamos en el mundo, es todo un espanto. Ser una persona decente se pone difícil. En Occidente creíamos que habíamos encontrado un equilibrio, pero para el resto de la humanidad, la vida es una pesadilla".
Al final del diálogo, Littell se permite incluso decirle a su entrevistador que ha concedido "algunas entrevistas interesantes en las que han surgido algunos elementos nuevos y entonces valen", pero que esta suya en Babelia no es el caso. ¡Vaya tipo!
Por otra parte, en Babelia se publica un artículo de Manuel Delgado sobre el libro El rechazo de las minorías. Ensayo sobre la geografía de la furia de Arjun Appadurai, destacado representante de la teoría postcolonial (Said, Spivak, Bhabha). Para Appadurai, en palabras de Delgado, "en casos extremos, sólo la violencia fanática podrá restablecer la unidad perdida o enajenada. Frente al desorden y la fragilidad de lo real, sólo queda ya la estabilidad inmutable de las doctrinas más feroces, un orden atroz que será más severo cuanto más se empeñe la experiencia en desmentirlo y que no dudará en aplastar, en cuanto sea preciso, aquello o aquellos que se atrevan a recordarle que sólo puede existir como sueño para unos y pesadilla para otros". En ese sentido, Littell afirma que "lo que la gente teme ahora [en Estados Unidos] es a los fundamentalistas religiosos[, quienes] han tejido toda una red de poder, con mucho dinero, son peligrosos de verdad. Gente que promueve ejércitos privados, uso de armas, esos sí que tienen peligro".

En la foto: Jonathan Littell. Hoy por hoy "ser un demócrata supone formar parte de un lado que a veces ampara cosas horribles, que tiene sus errores", afirma. "Muchos chicos y chicas de cualquier Estado americano eligen marcharse a Irak a torturar gente. Éticamente están muy confundidos, está claro. Pero se puede entender esta confusión cuando existen juristas que en ese país legitiman la tortura".