Jorge Nájar, Carlos López Degregori, Dalmacia Ruiz Rosas
JORGE NÁJAR. El pasado lunes el suplemento Variedades de El Peruano incluyó un artículo de Rosina Valcárcel sobre Jorge Nájar (Pucallpa, 1946), quien el año pasado publicó el poemario Allí donde brota la luz, así como El árbol de Sodoma, "valiosa obra que reúne tres relatos ambientados en Mayushín, una ciudad ficticia situada en la selva central del Perú". Es a esta obra específicamente a la que dedica su artículo Valcárcel: "Con El árbol de Sodoma, el autor ha logrado presentar la riqueza de la Amazonía en sus diversas dimensiones, donde están presentes la violencia de los encuentros y de las separaciones, los sueños y desencuentros, la belleza y la orfandad, la abundancia y la miseria, el placer y la muerte. Así, la obra no es evasiva y alcanza con fortuna un real compromiso ético y estético. A propósito de este libro, Javier Ágreda lanzó el artículo controversial: 'Jaque perpetuo. Tres novelas de Jorge Nájar' (La República, 18 de noviembre de 2007). Si bien discrepamos de cierta apreciación suya, somos conscientes de que Ágreda pone sobre el tapete este trabajo narrativo. Enfatiza que, sin personajes ni episodios en común, estas novelas son tres diferentes intentos de llevar a la narrativa la compleja problemática de esta región del país: narcotráfico, corrupción, pobreza extrema, y también de timonear la riqueza y vigencia de sus mitos, costumbres y tradiciones", señala.
LÓPEZ DEGREGORI. Carlos M. Sotomayor entrevistó el domingo en la sección cultural de Correo a Carlos López Degregori por su poemario A quien debemos temer, del cual Zona de noticias republicó dos poemas hace unas semanas. Incluyo las tres primeras preguntas. "Tú formaste parte, aunque durante un breve período, del grupo La sagrada familia. Quien te introdujo en el grupo fue Enrique Sánchez Hernani, ¿no?": "Yo formé parte de La sagrada familia dos o tres mes en el año 78. Y a través de La sagrada familia publiqué mi primer libro: Un buen día. Lo que ocurrió es que yo había pasado la mayoría de los años setenta fuera del Perú, en Colombia. Y uno de los pocos poetas jóvenes que había conocido antes de irme era Enrique Sánchez. Entonces, cuando regreso a Lima en 1978 la única persona que conocía era a Kike Sánchez; y él inmediatamente, a los dos días de llegar, me presentó a los que formaban parte de La sagrada familia, y me hice amigo de ellos. Estaban Edgar O'Hara, Luis Alberto Castillo , Róger Santiváñez, Willy Niño… Y un poco por entusiasmo y amistad terminé en el grupo sin que tuviera una real convicción en las experiencias grupales". "Claro, tu poesía empezó con una marcada insularidad respecto de la manera cómo se escribía por esa época…": "Cuando empiezo a escribir, mi poesía estaba en un espacio que no era el esperable. Estaba totalmente alejada de la poesía coloquial, testimonial, de la calle. Mi poesía era más metafísica, mucho más mágica. Por allí he seguido escribiendo…". "Tu poesía exige del lector una mirada más atenta. Eduardo Chirinos dice, por ejemplo, que tus poemas dicen más por lo que calla que por lo que dice…": "Sí, es una apreciación que me agrada, pues es el tipo de poesía que siempre he practicado: una poesía que sugiere. Una poesía que trata de ver, de buscar, de hurgar en lo que está detrás. No es una poesía que renuncia a la realidad sino que busca otra realidad detrás de lo que nosotros somos, de lo que experimentamos…".
DALMACIA RUIZ ROSAS. Letra.s5 publica hoy un trabajo de Giancarla Di Laura, de Emporia State University, titulado "Dalmacia Ruiz-Rosas Samohod: entre el compromiso social y el erotismo". "Ruiz Rosas comienza su vida intelectual en los pabellones de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en la segunda mitad de la década de los setenta. En esa misma institución conoce al poeta Róger Santiváñez, quien va a ser el gran amigo y colega de la poeta. A través de esa gran amistad, Ruiz Rosas es invitada a formar parte de La sagrada familia grupo compuesto por jóvenes poetas y narradores de aquella hora. Es ahí donde Ruiz Rosas comienza su tiempo de militancia poético-política y lee a diferentes figuras revolucionarias, como Marx, Lenin, Mao, el Che Guevara y Mariátegui, así como a los innovadores de la tradición poética moderna Ezra Pound y T.S. Eliot", señala Di Laura. ¿Habrá tenido López Degregori esas mismas lecturas en esos años de La sagrada familia? Por lo pronto, en agosto del 2007 Edgar O'Hara declaró lo siguiente a Carlos M. Sotomayor de Correo: "Carlos López Degregori se incorporó a La sagrada familia muy brevemente y después salió. Pero él tenía muy claro que ese camino grupal no era para él. Yo no lo tenía tan claro en ese momento". Otro testimonio sobre La sagrada familia es el publicado por Enrique Sánchez Hernani en octubre del 2002 en el desaparecido suplemento cultural Identidades de El Peruano.
En la foto: Carlos López Degregori. Para Eduardo Chirinos su poesía dice más por lo que calla que por lo que dice.
LÓPEZ DEGREGORI. Carlos M. Sotomayor entrevistó el domingo en la sección cultural de Correo a Carlos López Degregori por su poemario A quien debemos temer, del cual Zona de noticias republicó dos poemas hace unas semanas. Incluyo las tres primeras preguntas. "Tú formaste parte, aunque durante un breve período, del grupo La sagrada familia. Quien te introdujo en el grupo fue Enrique Sánchez Hernani, ¿no?": "Yo formé parte de La sagrada familia dos o tres mes en el año 78. Y a través de La sagrada familia publiqué mi primer libro: Un buen día. Lo que ocurrió es que yo había pasado la mayoría de los años setenta fuera del Perú, en Colombia. Y uno de los pocos poetas jóvenes que había conocido antes de irme era Enrique Sánchez. Entonces, cuando regreso a Lima en 1978 la única persona que conocía era a Kike Sánchez; y él inmediatamente, a los dos días de llegar, me presentó a los que formaban parte de La sagrada familia, y me hice amigo de ellos. Estaban Edgar O'Hara, Luis Alberto Castillo , Róger Santiváñez, Willy Niño… Y un poco por entusiasmo y amistad terminé en el grupo sin que tuviera una real convicción en las experiencias grupales". "Claro, tu poesía empezó con una marcada insularidad respecto de la manera cómo se escribía por esa época…": "Cuando empiezo a escribir, mi poesía estaba en un espacio que no era el esperable. Estaba totalmente alejada de la poesía coloquial, testimonial, de la calle. Mi poesía era más metafísica, mucho más mágica. Por allí he seguido escribiendo…". "Tu poesía exige del lector una mirada más atenta. Eduardo Chirinos dice, por ejemplo, que tus poemas dicen más por lo que calla que por lo que dice…": "Sí, es una apreciación que me agrada, pues es el tipo de poesía que siempre he practicado: una poesía que sugiere. Una poesía que trata de ver, de buscar, de hurgar en lo que está detrás. No es una poesía que renuncia a la realidad sino que busca otra realidad detrás de lo que nosotros somos, de lo que experimentamos…".
DALMACIA RUIZ ROSAS. Letra.s5 publica hoy un trabajo de Giancarla Di Laura, de Emporia State University, titulado "Dalmacia Ruiz-Rosas Samohod: entre el compromiso social y el erotismo". "Ruiz Rosas comienza su vida intelectual en los pabellones de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en la segunda mitad de la década de los setenta. En esa misma institución conoce al poeta Róger Santiváñez, quien va a ser el gran amigo y colega de la poeta. A través de esa gran amistad, Ruiz Rosas es invitada a formar parte de La sagrada familia grupo compuesto por jóvenes poetas y narradores de aquella hora. Es ahí donde Ruiz Rosas comienza su tiempo de militancia poético-política y lee a diferentes figuras revolucionarias, como Marx, Lenin, Mao, el Che Guevara y Mariátegui, así como a los innovadores de la tradición poética moderna Ezra Pound y T.S. Eliot", señala Di Laura. ¿Habrá tenido López Degregori esas mismas lecturas en esos años de La sagrada familia? Por lo pronto, en agosto del 2007 Edgar O'Hara declaró lo siguiente a Carlos M. Sotomayor de Correo: "Carlos López Degregori se incorporó a La sagrada familia muy brevemente y después salió. Pero él tenía muy claro que ese camino grupal no era para él. Yo no lo tenía tan claro en ese momento". Otro testimonio sobre La sagrada familia es el publicado por Enrique Sánchez Hernani en octubre del 2002 en el desaparecido suplemento cultural Identidades de El Peruano.
En la foto: Carlos López Degregori. Para Eduardo Chirinos su poesía dice más por lo que calla que por lo que dice.