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martes, enero 31, 2006

Prólogo a La vida son los ríos de Isaac Goldemberg

Ciberayllu ha publicado el prólogo del poeta y crítico Rodrigo Quijano al libro La vida son los ríos, antología personal del escritor Isaac Goldemberg, que el Fondo Editorial del Congreso de la República del Perú publicó a fines del año pasado. En el primer acápite de su texto, Quijano cuenta la siguiente historia que reproduzco en su integridad: "Antes que nada, una confesión por hacer. La primera vez que encontré a Isaac Goldemberg en la puerta de su casa, lo primero que hizo al verme fue preguntarme por mi apellido. Él preguntó y yo contesté. Luego de decírselo y luego de una breve pausa que no había activado ninguna señal o alarma en él —ninguna, de ningún tipo—, me dijo a modo de explicación que habían muchos muchachos como yo en Israel, parecidos a mí, con la misma cara, con el mismo pelo. Así lo dijo, y por raro que parezca no tuve ninguna razón para no creerle y me alcé de hombros ante la observación que en ese instante no entendí.
Era mi primer empleo periodístico, tenía que entrevistarlo y no había hecho muchas entrevistas más. De hecho, no hubiera hecho ninguna entrevista más si no hubiera sido por su actitud generosa y comprensiva. Charlamos esa tarde en la sala de su casa durante un par de horas. Yo había leído dos de sus novelas previamente, pero si mal no recuerdo hablamos poco sobre ellas y más bien mucho sobre su experiencia personal en el origen de su escritura.
Como es la norma en tantos escritores peruanos, Goldemberg ya no vivía en el Perú. Él había mencionado Israel en la puerta y luego mencionaría otros países y otras ciudades en la sala, pero, igual que en sus novelas, todos esos eran atajos para terminar hablando del Perú, de su condición de judío en el Perú, de peruano finalmente, fuera y dentro de ese territorio.
Así hablamos esa tarde mientras daban vueltas las cintas de los cassettes. Habló de su historia familiar, de su origen en Chepén, de su madre norteña, de su llegada a Lima; de la pesadilla escolar que significó ir a una escuela judía sin ser totalmente judío; de la pesadilla escolar que significó ir a una escuela militar peruana sin ser totalmente peruano; del alivio que significó huir del Perú a Israel donde, según recuerdo que dijo, eran judíos todos, desde el portero hasta el señor burgués y donde, creo que puede haber dicho, por fin se sintió en armonía consigo mismo y con la idea de lo judío y quizás incluso, aunque esto es menos probable, con la idea misma de lo peruano.
Si menciono esta historia ordinaria y más que ordinaria, en primera persona, es porque creo que de entrada resume en cierto modo algunos de los temas de su escritura, tanto de su narrativa como de su poesía. También porque la entrevista de esa tarde no existe más, la grabadora no grabó lo que tenía que grabar, ni siquiera aquello que no tenía, y él accedió generosamente a volver a hacer esa entrevista al día siguiente: a re-escenificarla, a contestar con mucho mayor cuidado y acaso con mucho mayor pudor casi las mismas cosas que me había contado con naturalidad, pero que en la repetición ya no provocaron ninguna evocación espontánea ni declaración extrema, y donde ya no me preguntó por mi apellido"
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En estos tiempos en que tanto se discute sobre nuestra identidad y los peligros de la globalización, el caso de Isaac Goldemberg puede servir de ejemplo para una certeza que ya muchos albergamos: que hay distintas formas de ser peruano, y que cualquiera de ellas es fecundo caldo de cultivo para la buena literatura.

Raúl Zurita: Premio de Poesía José Lezama Lima 2006 por INRI

El poeta chileno Raúl Zurita se ha hecho acreedor al premio de poesía José Lezama Lima 2006. Es la sexta versión (con libros publicados el año 2004) en que Casa de las Américas "otorga premios de carácter honorífico a libros relevantes de autores de nuestra América o sobre temas latinoamericanos, en los géneros de poesía, narrativa y ensayo". En el género de poesía, Zurita ha sido el ganador con su poemario INRI. He preguntado a Raúl Zurita cómo se siente por la obtención de este premio. Esta es su respuesta:

Es muy difícil entender la literatura latinoamericana sin Cuba y Casa de las Américas. Ninguna otra institución, en ninguno de estos países, comprendió como ella la dimensión colectiva de lo que se escribe, el hondor y la vastedad que eso implica, su cara continental y múltiple. García Márquez, Cardenal, Cortazar, Gelman e incluso Vargas Llosa serían otros García Márquez, otros Cardenal, otros Cortazar, otros Gelman, otros Vargas Llosa, más pálidos, si no hubiese existido Casa de las Américas y su vocación por un destino. Aunque esto me hace dudar de la lucidez del jurado, me conmueve que un pequeño libro que no yo, sino sólo la tragedia podía escribir, forme tambien parte, aunque muy menor, de esa vastedad y de ese destino. El premio José Lezama Lima de Casa de las Américas de Cuba significa para mí eso.

lunes, enero 30, 2006

Munich en Israel

En la edición del 31 del diario El País (en España, y en Europa en general, están seis horas adelantados respecto a Lima), aparece una nota (firmada en Gaza) de Naiara Galarraga que da cuenta del "Controvertido estreno de Munich en Israel" . Steven Spielberg no viajó a ese país al estreno de la cinta. "Si hubiera ido parecería que quería promocionarla para hacer más taquilla", explica el director estadounidense. Según cuenta Galarraga, "dos son básicamente las críticas que hacen desde ámbitos judíos al director. Equipara moralmente a los terroristas palestinos con los israelíes que les persiguen y matan. Y aducen que el testimonio del libro en el que se basa la cinta, Venganza, de George Jonas, es falso". También escribe lo siguiente: "Fundamentalistas, dogmáticos y cortos de miras. Así ve Spielberg a los que le acusan de traidor. Y recuerda que el Talmud, libro sagrado de los judíos, dice que `el diálogo en la buena dirección es el bien más preciado´".

Alejandro Romualdo: Ni pan ni circo

La sección cultural del diario Perú 21 publica una nota de Francisco Estrada que da cuenta de la presentación del poemario Ni pan ni circo de Alejandro Romualdo, publicado por el Instituto Nacional de Cultura (una edición previa de este libro apareció el 2002 en Italia). Como comenta Estrada: "Por decisión propia Romualdo no tiene teléfono en su casa de San Isidro. Y si tocan muy fuerte a su puerta es posible arrancarle un reclamo lo suficientemente convincente como para asustar hasta al más pintado. Aquello dificulta su ubicación y, de paso, aumenta la expectativa por escucharlo, aunque sea una sola vez".

Luis Aguirre sobre José Güich

En su columna de hoy en el diario Correo, Luis Aguirre escribe sobre el libro de relatos El mascarón de proa de José Güich Rodríguez: "Cómodo tributario de las viejas aventuras en lo fantástico del XIX -en buena cuenta aquellas que pueden encontrarse en la antología que preparó Italo Calvino, desde Poe hasta Maupassant, desde Scott hasta Stevenson-, las historias de El mascarón de proa se desarrollan con un pulquérrimo clasicismo en el estilo que, unido al delirio imaginativo, produce una suerte de encantamiento paródico. Aquí no hay mayores influjos de las posmodernidades técnicas de Julio Cortázar. No hay virtuosismos estructurales, pistas a rastrear o ambigüedades en los finales. Si hubiese que encontrar una genealogía local, Güich sería un ribeyriano de corazón. Todo está a la vista y relatado con abierto placer". También dice que "Güich es ciertamente un excéntrico. Pero su libro nunca es aburrido".

domingo, enero 29, 2006

Antología del nuevo cuento norteamericano y caribeño

El suplemento Babelia del diario El País publica un artículo de J. Ernesto Ayala-Dip sobre una antología de cuento publicada el 2005 en Madrid por la editorial Páginas de espuma y editada por Ronaldo Menéndez, Ignacio Padilla y Enrique del Risco. Como comenta Ayala: "Puede que los nombres recogios en Pequeñas resistencias 4. Antología del nuevo cuento norteamericano y caribeño no resulten familiares a los lectores españoles. De México el lector tendrá información de Ignacio Padilla, Mario Bellatin, Cristina Rivera-Garza, autores todos editados en nuestro país. De Cuba, República Dominicana (aprovecho para recomendar una valiosa antología de cuentistas dominicanos editada por Siruela hace dos años), Estados Unidos y Puerto Rico, apenas se tendrá alguna idea. Pero este desconocimiento queda perfectamente compensado con la calidad literaria de los antologados". También dice: "Como curiosidad, cabría señalar que todos los autores que componen el capítulo de Estados Unidos viven en este país, aunque todos nacieron en otros de América Latina: Perú, Cuba, Argentina, Bolivia, México; sólo uno de ellos (Santiago Vaquera-Vázquez) es estadounidense". Valga mencionar que el peruano residente en Estados Unidos incluido es Diego Trelles, de cuya primera novela recién publicada he dado cuenta hace unos días (Bellatin, como ha podido leerse, es considerado como exclusivamente mexicano).
PD Viernes 03: Me acabo de enterar que otro narrador peruano incluido en la antología es Fernando Rivera Díaz, de quien no tengo mayores noticias.

Munich en Lima

La película Munich, de Steven Spielberg (la cual ya comenté en su momento de estreno en Estados Unidos y Canadá), estará en las salas limeñas desde el próximo jueves. Sobre el filme, el diario El Peruano publica hoy un artículo de José Vadillo Vila titulado "El lenguaje de la violencia", donde se dice que se trata de la "mirada de Steven Spielberg sobre los grupos paramilitares palestinos e israelíes en la década de 1970". En su texto, Vadillo escribe lo siguiente: "El mensaje de la cinta de tres horas de duración es: responder a la violencia con más violencia sólo crea una espiral de sangre. La última toma se abre con las Torres Gemelas en Manhattan, borradas el 11 de setiembre de 2001 por los ataques terroristas. `Si no hubiéramos respondido con violencia, estas torres no se hubieran ido´, parece sugerir la imagen final". También, opina que "en la sociedad peruana, Munich tal vez no genere el mismo clima de desencuentros que en otros países de la región, como Argentina o Brasil, donde la presencia de colonias árabes-palestinas e israelíes es más significativa, lo cual se refleja en las críticas cinematográficas".

Gregorio Martínez entierra (por mientras) el hacha (y Vargas Llosa celebra lo que llama una bostezante sociedad chilena)

Perú 21 publica un artículo de Gregorio Martínez titulado "La fiebre de comer oro" en el que el autor de Tierra de caléndula realiza interesantes y reveladoras (con relación a su propio pensamiento) opiniones sobre la política sudamericana del momento. El artículo en sus dos primeros párrafos dice así: "Quién quiere ahora revolución. Peor aún la sospechosa revolución de un movimiento pertrechado con las carabinas de Ambrosio que, como planteamiento político, esgrimen Hugo Chávez, Evo Morales y el esperpento fascistoide Ollanta Humala. Qué diferencia, Michelle Bachelet, militante socialista y una vez perseguida y torturada por Augusto Pinochet, no alardea para nada de revolucionaria, ni en lo económico ni en lo político.
En la actual circunstancia de América Latina, a punto de perder el tren de la historia, lo que la gente reclama es desarrollo, dinero. Sostenido crecimiento del producto nacional en cada país y, por ende, trabajo, salario. Un puesto en la producción y en el quehacer social. Para los peruanos resulta una urgencia de vida o muerte. Subsidiar alimentos y servicios, establecer `precios justos´ como pretende Evo Morales imitando a Chávez, todo esto solo significa perpetuar la pobreza. Ningún precio es justo porque no lo establece una corte de justicia popular sino la ley impía de la oferta y la demanda. Esto es lo real y así lo reconoce un ultra que, por mientras, ha enterrado el hacha, lo cual no equivale a volverse de derecha como asume el comentarista político Fernando Rospigliosi"
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Por otra parte, en la página de opinión del diario El Comercio se publica el artículo de Mario Vargas Llosa "Bostezos chilenos" en el que el autor de La guerra del fin del mundo ensaya, a propósito de las elecciones recientes en ese país, el por qué de sus éxitos como nación y sociedad: "Quienes, como yo, han seguido de cerca las elecciones chilenas, en las que Michelle Bachelet, la candidata de centro izquierda, se impuso al candidato de centro derecha Sebastián Piñera, deben haber experimentado, además de cierta envidia, una considerable sorpresa. ¿Era aquello Chile, un país latinoamericano? La verdad es que esa competencia electoral parecía una de aquellas aburridas justas cívicas en que los suizos o los suecos cambian o confirman cada cierto número de años a sus gobiernos, mucho más que una elección tercermundista, en la que un país se juega en las ánforas el modelo político, la organización social, y, a menudo, hasta la simple supervivencia.
Lo prototípico de una elección tercermundista es que en ella todo parece estar en cuestión y volver a fojas cero, desde la naturaleza misma de las instituciones hasta la política económica y las relaciones entre el poder y la sociedad. Todo puede revertirse de acuerdo al resultado electoral y, en consecuencia, el país retroceder de golpe, perdiendo de la noche a la mañana todo lo ganado a lo largo de años o seguir perseverando infinitamente en el error. Por eso, lo característico del subdesarrollo es vivir saltando, más hacia atrás que hacia delante, o en el mismo sitio, sin avanzar".
El artículo concluye con la siguiente afirmación, tan exageradamente vargallosiana: "Comparado con sus vecinos, el civilizado Chile de nuestros días es un país muy aburrido. Nosotros, en cambio, los peruanos, los bolivianos, los argentinos, los ecuatorianos, vivimos peligrosamente y no nos aburrimos nunca. Por eso nos va como nos va. ¡Quién como los chilenos que ahora buscan experiencias fuertes en la literatura, el cine o los deportes en vez de la política!".
Sobre la campaña electoral en el Perú, puedo comentar que viene siendo tan aburrida como le han parecido a Vargas Llosa las elecciones chilenas. A dos meses y poco más del día del sufragio, sin embargo (algo parecido acurrió también en Chile), no se sabe aún qué cosa puede pasar. El candidato que iba primero en las encuestas, Ollanta Humala, viene siendo fuertemente jaqueado con la acusación de haber cometido violaciones de derechos humanos, por la vía de asesinatos a pobladores de la zona de Tingo María, donde a inicios de los noventa operó como militar en la lucha contrasubversiva. Mientras que la candidata de Unidad Nacional, Lourdes Flores, aparece primera en todas las encuestas recientes con casi el doble de procentaje por sobre Humala. Pero aquí no se sabe nada. A modo de (espero) anécdota, puedo contar que ya son varios los taxistas que me comentan que votarán por la candidata de Alberto Fujimori, la congresista Martha Chávez. En el país del "aquí no pasa nada" puede, como bien se sabe, pasar de todo. Pero, como repito, todavía no hay nada dicho. Y sin embargo.

En la foto: Gregorio Martínez sostiene que enterrar el hacha no equivale a volverse de derecha.

Revistas limeñas contraculturales de crítica musical

El día de hoy, el diario Correo publica en su página cultural un artículo de Carlos Cabanillas (Disco duro es el título de su columna) sobre revistas que dedican sus páginas a la crítica de música. Como comenta Cabanillas: "Sólo en Lima existen más de diez publicaciones que ejercen la crítica musical. Sin embargo, son cuatro las que han hecho del discurso musical su razón de ser, superando de lejos lo que se hace en esa sección de los diarios bautizada con el hermoso oxímoron de `periodismo cultural´: Interzona, Freak Out!, Autobús y 69. Todas hermanadas por haber surgido a partir de la memorable revista Caleta". También dice lo siguiente: "Todas las pruebas parecen llevarnos a la misma conclusión: la música se escucha a través del oído. La inmediata repregunta cae por su propio peso: ¿por qué entonces la actualidad musical -nacional y extranjera- debe ser leída en estas maravillosas y excéntricas revistas en lugar de ser escuchada en nuestras radios? Absurda labor la del crítico musical: hablar de algo abstracto como la música a través de otra abstracción como la palabra; eso es, parafraseando a Elvis Costello, como bailar sobre arquitectura. Y, sin embargo, los comentarios musicales son ya una rama torcida del frondoso árbol periodístico nacional".

Páginas de cultura en la web

El último número del suplemento Babelia del diario El País publica un útil artículo de Josep M. Sarriegui que consigna varias páginas de Internet que tienen que ver con la cultura en general. Y es que "a lo largo del año pasado siguió ensanchándose en Internet la presencia de notables y provechosos proyectos pertenecientes a todos los ámbitos culturales: de la arquitectura a la filosofía pasando por el cine y la literatura", como comenta Sarriegui. Van a encontrar cosas muy interesantes en la lista que ofrece el periodista español, especializado por lo demás en weblogs.

sábado, enero 28, 2006

Arturo Corcuera: Premio Casa de las Américas

El poeta Arturo Corcuera, a raíz de una nueva edición de su poemario Noé delirante, había expresado que con eso cerraba el ciclo pues había llegado a su límite y estaba a su vez escribiendo otras obras. Sin embargo, entre esas otras obras que había estado escribiendo se encontraba una que tenía como protagonista principal al propio Noé. Esa obra se titula A bordo del arca y acaba de merecer el premio de poesía Casa de las Américas, "uno de los más antiguos y de mayor prestigio en lengua hispana", como lo deja en claro la nota de la página cultural de Perú 21 que da cuenta del galardón. "Así como en mi anterior poemario Noé pasa por Hollywood, ahora yo llevo el arca hasta Santa Inés y le hago pilotear por mi casa. Ahí empiezo a fabular con cada objeto, con los baúles, la cama", cuenta Corcuera. También comenta el origen del poemario: "Este es un libro que he estado rumiando desde hace un buen tiempo, porque un libro de poesía se escribe después de estar dando vueltas en el cerebro durante quince años. Al acto mismo de escribir, que puede durar un mes, sigue el de corrección, que es muy trabajoso".
La sección cultural del diario El Comercio dedica también una
extensa nota a este premio otorgado a Corcuera, a través de un reportaje de Enrique Planas. "Creo que es lo mejor que he escrito hasta ahora", le confiesa el autor, quien viene a ser el tercer poeta peruano en obtener el Casa de las Américas. Los anteriores ganadores son Hildebrando Pérez y Antonio Cisneros, cuyo reciente poemario Un crucero a las islas Galápagos merece hoy en este mismo diario una reseña de Ricardo González Vigil.
Felicitaciones a Arturo Corcuera por la obtención del Casa de las Américas.

Abelardo Oquendo sobre Intermezzo (y Ágreda sobre Odi Gonzales)

Abelardo Oquendo dedica su columna de hoy en la página cultural del diario La República al tercer número de la revista de literatura Intermezzo tropical. Luego de mencionar los ensayos comprendidos en el dossier (los cuales giran en torno al tema de la violencia política), el crítico escribe la siguiente reflexión: "La mayoría de los textos de estos autores, todavía jóvenes o en la temprana adultez, desmienten, igual que los colaboradores de otras revistas del mismo género, algo que suele repetirse: que carecemos de crítica literaria. Quienes lo dicen, escritores por lo general quejosos de la falta de atención que reciben de los medios de prensa, se expresan como si los diarios y otras publicaciones periodísticas diesen lugar a la reflexión sobre literatura. Salvo el caso de excepcionales suplementos literarios –que en el país no existen- el lugar natural de la crítica son las revistas de cultura". Oquendo termina su texto preguntándose "¿Hasta el año próximo?" (previamente había hecho referencia a las verdaderas "dificultades que nuestras revistas culturales deben superar para mantenerse con vida") con relación a la posibilidad de un siguiente número de la revista. Como editor de la misma (se han sumado dos editores más -cada uno de ellos poeta y crítico a su vez- a partir de la siguiente edición) puedo decir que para el mes de julio aparecerá el cuarto número de Intermezzo tropical con un dossier sobre la década del setenta en el Perú.
Por otro lado, en la misma sección cultural de este diario, Javier Ágreda escribe sobre el nuevo libro de Odi Gonzales La Escuela de Cusco, del cual afirma que se trata de "un buen poemario, que parte de una idea original y sugestiva y logra desarrollarla con acierto y oficio literario".

viernes, enero 27, 2006

Antología esencial de poesía chilena en Visor

Con el título de Poesía chilena: antología esencial, la editorial Visor de España ha publicado este libro de quinientas páginas cuya selección ha corrido a cargo del poeta y crítico Julio Espinosa Guerra (Santiago, 1974). Un artículo del escritor y crítico español Miguel García-Posada, aparecido en el diario ABC de Madrid (y republicado en Letras.s5), da cuenta de esta obra. En una parte de su texto, escribe García-Posada: "Liberarse de la gloriosa y pesada tradición nerudiana era tarea difícil, pero la poesía chilena lo ha intentado con más o menos fortuna. Esta antología es una muestra de ese intento, una muestra muy útil porque viene a paliar el enorme desconocimiento que se tiene entre nosotros de la poesía latinoamericana escrita a partir, más o menos, de la década del cuarenta. Durante mucho tiempo, en el arco de los años que se extienden entre el gran fundador, Rubén Darío, y la figura vasta y proteica de Neruda, el conocimiento mutuo se mantuvo. A partir de esas fechas, la crisis general de la poesía y el progresivo apartamiento de la latinoamericana respecto del canon español, digámoslo así, ha inducido la creciente méconnaisance a ambas orillas del Atlántico de lo que se hace en cada una de ellas. La antología Las ínsulas extrañas (2002) ha sido, que sepamos, el último y loable intento de postular la unidad de la poesía en lengua española. Unidad que se nos antoja, empero, problemática. Hay que saludar por todo ello la benemérita iniciativa de Visor al abrir una colección dedicada a la lírica latinoamericana. Inauguró la serie una muy útil antología consagrada a la poesía venezolana del XX; continúa con ésta dedicada a la chilena". Y esperemos que entre las siguientes se encuentre pronto una dedicada a la poesía peruana. Hago notar que esta antología de poesía chilena ha sido preparada por un autor joven, de apenas treinta años, residente en Madrid. En el caso peruano, alguien que guarda un perfil similar al de Espinosa Guerra vendría a ser Martín Rodríguez-Gaona (Lima, 1969): poeta (su poemario Parque infantil fue publicado el año pasado por la editoral madrileña Pre-textos), crítico (escribe regularmente en diferentes medios españoles, hace un mes publicó un artículo en el suplemento Babelia de El País sobre Francisco Bendezú), además de traductor (precisamente Visor ha publicado recientemente su traducción Pirografía. Antología [de John Ashbery] 1957-1985) y residente desde hace varios años en Madrid, donde fue becario de Creación de la Residencia de Estudiantes, espacio en el cual actualmente trabaja en el departamento de coordinación. No se trata necesariamente de proponerlo, sino de encontrar una homología válida y perfectamente factible. En cualquier caso, ya se sabrá qué sucede.

jueves, enero 26, 2006

Iván Thays sobre Alonso Cueto

En la edición de hoy de Caretas, Iván Thays publica una reseña a La hora azul de Alonso Cueto en la que entre líneas hace eco a anteriores notas dedicadas en Lima a esta novela: "Lo digo sin reparos: quienes se limitan a ver en La hora azul la fábula moral de un hombre limeño, de clase alta, reconciliándose con el mundo andino y desposeído, están descalificados para evaluar una de las novelas más inquietantes de la literatura peruana, y la mejor de Alonso Cueto". Thays concluye sosteniendo lo siguiente: "Hacia el final de la novela, Ormache se torna intolerante con la superficialidad que lo rodea pues quienes han tenido esa exploración hombre-dentro se vuelven escépticos, cuando no cínicos, al conseguir desmontar el engranaje de las convenciones sociales. Alonso Cueto ha cogido una anécdota coyuntural (basada, según tengo entendido, en un hecho real) y la ha convertido en un cuestionamiento sobre la condición humana. De eso, y no de otra cosa, se trata la literatura".

Tres respuestas de Montserrat Álvarez

El viernes pasado dediqué un post al blog Kurupí de Montserrat Álvarez y Cristino Bogado. Días previos, le había escrito a la poeta para pedirle un par de puntualizaciones (con relación a Bogado y sobre el nombre en sí del blog) y le alcancé también la siguiente pregunta: "En 1991 publicaste Zona dark. ¿Qué me puedes decir de este poemario hoy, quince años después?". Publiqué el post sin obtener las respuestas pues no eran centrales con relación a la noticia en sí. El lunes, sin embargo, llegaron las mismas a través de una deliciosa comunicación emiliar de Montserrat Álvarez que transcribo en su integridad (y con su venia) a continuación:

Paolo, pata del alma ("che dúki", en yopará paraguayense de post-adolescentes -"postpéndex", según el argot local; aquí "pendejo" o "péndex" o "pendejito" no tiene las connotaciones de avivado sinvergüenza y traidorzuelo potencial que poseía en Lima, sino que, entre la perrada (equivalente paraquario de nuestro propio y viejo "la muchachada"), equivale a "mozalbete", "jovenzuelo"- con resabios ochentosos (¡ah, qué tiempos aquéllos! Los ochenta: gran música, muchos libros, inolvidables parrandas): te debía, si mal no recuerdo, tres respuestas a las correspondientes preguntas. Allá van, con las debidas excusas por el retraso.
La primera era medio chismosona: me preguntabas si Cristino y yo éramos cuates nomás o si había algo más entre nosotros. Bueno, digamos que somos una pareja relativamente estable, pues llevamos ya cinco años viviendo juntos y seguimos divirtiéndonos y pasándolo bastante bien y disfrutando de tal situación, digamos, conyugal (sí, ése es el término), con la deseable intensidad que el caso requiere. No estamos, sin embargo, casados ante el Estado ni ante la Iglesia, ni nos apetece en lo más mínimo rendir cuentas de lo que libremente hagamos o dejemos de hacer ante dichas instituciones (a las cuales, por lo que a mí respecta, deseo cordialmente que las fulmine un rayo lo más pronto posible).
La segunda era un tanto malvadona, como si: A) dada la precocidad, en el sentido cronológico, de aquella publicación, tuviese por lógica que pecar de algún tipo de inmadurez literaria, o (disyunción inclusiva) B) yo ya fuera medio "tía" para andar por ahí con poses de groupie punkie y tuviera que dejar, en consecuencia, atrás mi "rebeldía adolescente": me preguntabas qué pensaba de mi primer e intempestivo libro, Zona dark, ahora, quince años después. En fin, shera'ato: A) Sospecho que esta respuesta parecerá un tanto irreflexiva, puesto que imagino que lo esperable sería que yo hiciese una autocrítica que indicase mi reconocimiento de la existencia de un "progreso", fundamentalmente estilístico o formal, en el sentido de una superación, en cada momento, de lo precedente hacia estadios evolutivos sucesivamente superiores o cada vez más logrados, dentro del proceso de desarrollo de mi propia escritura a través del tiempo. Pero me temo que no es el caso. Por puro respeto elemental a la honestidad, no me queda más remedio que darte una respuesta sobre la que, lo sé de sobra, lloverán despectivas o furiosas acusaciones de soberbia (bueno, he de admitir que éste siempre fue mi pecado capital favorito), delirio megalomaníaco, falta de realismo u objetividad, escasa inteligencia para la autocrítica o incluso "pose" o "divismo", cuando no "narcisismo" o exceso de amor propio, etcétera. Pero, en fin, algún alimento hay que arrojar de vez en cuando a las fauces de los pobres buitres. Así que allá va (y no es precisamente carroña): no hay progreso posible en lo que nace ya perfecto. Uno sólo puede perfeccionar lo perfectible; es el caso de una profesión u oficio, de un trabajo, en el que se adquiere cada vez más destreza con paciencia, dedicación y esfuerzo. Pero para mí el arte no es un trabajo. Es, en cierto sentido, una condena. Yo no elegí ser poeta, y mi voluntad interviene muy poco en mi poesía; así pues, no puedo aplicarme a perfeccionarla, porque me es ajena. Y también porque, al no serme, sensu stricto, propia, no participa de mis imperfecciones: procede de alguna otra zona de lo real, que no conoce limitación ni finitud; siendo, pues, yo, a fuer de humana, limitada y finita, ¿cómo osaría corregir una línea de lo que ya se me comunica como perfecto desde su concepción? Transcribí el primer poema que me fue dictado desde dicha zona siendo casi una niña, a eso de los quince años, y el resultado plasmado en el papel fue tan perfecto e insuperable como podría serlo cualquiera de los pocos poemas perfectos que cualquiera de los pocos poetas perfectos de cualquier siglo y de cualquier lugar haya grabado indeleblemente en la historia, y supe, una vez vuelta al estado normal de consciencia, cuando finalmente lo leí, que no tenía derecho a intervenirlo con "corrección" alguna, porque era en sí mismo superior a todo lo que yo o cualquier ser humano pudiera decir o pensar al respecto. Mis poemas, cuando logro aguzar lo bastante el oído y cuando los ruidos del mundo o de la consciencia no interfieren demasiado, de manera que la transcripción del dictado es plausiblemente fiel, son absolutamente perfectos, y esto siempre fue así. De entre los poemas de Zona dark, aquellos fielmente transcriptos (que son bastantes) eran, son y seguirán siendo absolutamente perfectos, y, por ende, imperfectibles, de manera que, si hoy los volviera escribir, no serían mejores, porque su naturaleza era ya imposible de superación desde el primer momento; y lo mismo, y por las mismas razones, se aplica a todos aquellos poemas fielmente transcriptos de todos mis libros posteriores, y de los que vendrán. B) Como la respuesta anterior ha sido demasiado larga, ahora compensaré su excesiva extensión con una breve: no podría dejar atrás mi "rebeldía adolescente" porque mi rebeldía nunca fue "adolescente"; es decir, no se trata de un síntoma episódico, sino de algo definitivamente crónico, o, si se quiere, constitucional. Esto guarda relación con el hecho de que poseo una agresividad exagerada en relación al tipo humano habitual, y una capacidad para el odio y la violencia también superiores a la norma.

Por último, la tercera pregunta expresaba una curiosidad mitológica: me preguntabas quién o qué era el Kurupí. El Kurupí es nuestro sátiro sub-tropical, a quien, si bien pocos han visto, muchos deben significativos cambios en su destino, pues frecuentemente es el padre de los hijos de más de una joven soltera misteriosa e inexplicablemente embarazada. De poderosa y tosca alzada, despeinada melena y rudo y desaliñado aspecto, es, sin embargo, de apariencia completamente humana, salvo por un atributo que decide también su vocación y su metodología: lleva enrollado en torno al abdomen y al pecho, terminando finalmente por dar varias vueltas al cuello, con la punta graciosamente suelta sobre uno de sus hombros cual si de una bufanda se tratara, su propio y prodigiosamente largo miembro viril, que, en sus pocos momentos de descanso, transporta de esa manera para que no estorbe su errancia de estrafalario violador transhumante, cuyos delitos suelen quedar impunes por hallarse siempre Él lejos del lugar de acción en el momento de consumarse el acto, pues este miembro suyo, en estado de erección, le permite poseer a la mujer deseada aun cuando Ésta se encuentre muy alejada de su desconocido y ocasional amante. Atraviesa firmemente con su enorme miembro erecto los espacios que lo separan de aquella que ha despertado su apetito, y no hay distancia que pueda impedirle consumar la posesión de su elegida y saciarse a voluntad, mágicamente fuera del alcance de quien pudiera osar detenerlo. Siempre triunfal y nunca satisfecho, deambula eternamente en los alrededores boscosos de los poblados y las solitarias chacritas de la campiña, en los mal iluminados extramuros y suburbios de las ciudades desde la caída del atardecer, y en las noches cerradas se aventura más incluso en su infatigable persecución de la próxima mujer que seré suya conforme a su deseo, que gobierna sus días y noches de inmortal.
Bueno, shera'a, ya se me cansó la mano de tanto tecleo, así que por aquí te dejo de momento. Tu blog está re-bueno (no es franela); ya lo linkeamos en Kurupí. Buena tos. Estamos en contacto; ya nos vidrios,

Montserrat.

Planeta en Lima

La noche del martes el grupo editorial Planeta presentó, en las instalaciones del Museo de Arte, su filial en el Perú. Una presentación que contó con la asistencia de numerosos personajes tanto de la cultura como de la política y el empresariado nacional. Entre los narradores que vi (algunos de los mencionados no son solamente narradores) estaban Alfredo Bryce y Jaime Bayly (que formaron parte de la mesa de presentación), Fernando Ampuero, Alonso Cueto, Guillermo Niño de Guzmán, Abelardo Sánchez León, Edgardo Rivera Martínez, Rodolfo Hinostroza, José Antonio Bravo, Patricia de Souza, Enrique Planas, Javier Arévalo, Maynor Freire y Grecia Cáceres.
Hoy en la página central de Perú 21 José Gabriel Chueca entrevista al español Francisco Solé, director general internacional de dicho grupo editorial, "el más grande en Hispanoamérica y el sexto más grande del mundo", como escribe el periodista. Destaco dos preguntas (con sus respectivas respuestas) de la entrevista. "El último Premio Planeta, otorgado a María de la Pau Janer y a Jaime Bayly, generó polémica. Masé y Regás, dos jurados, dijeron que era de poca calidad": "Esto es normal. En el grupo hay varios premios, el Premio Nadal, el más antiguo; el de Biblioteca Breve, de Seix Barral, pero el Premio Planeta llama la atención por ser de 600 y pico mil euros. Entonces, tiene un gancho no solo literario sino el publicitario en sí. Siempre lo atacan, dicen que es arbitrario. Eso no es verdad. Se intenta elegir lo mejor. Y también tenemos que ser respetuosos con el público. No es que lo que nos gusta a nosotros tenga que gustarles a todos". "¿Por qué vienen al Perú, donde hay piratería y un mercado pequeño?": "Perú es líder en piratería en América Latina. Pero aquí teníamos una asignatura pendiente. Hay una tradición de escritores importantes: Vargas Llosa, Alfredo Bryce, Alonso Cueto, Jaime Bayly, Iván Thays, etc. y, además, el país está cada vez mejor, más tranquilo. La Ley del Libro, aunque no se aplica por completo aún, nos dice que se seguirá avanzando contra la piratería y que crecerá el número de librerías -que hay poquísimas-".
Por su parte, en la sección cultural del diario El Comercio Enrique Planas
entrevista al catalán Jesús Bardales, quien es también director general de Planeta. (Planas entrevista a su vez a la poeta Rocío Silva Santisteban, cuyo poemario Turbulencias presentan esta noche Rodrigo Quijano y Víctor Vich en el Jazz Zone).

En la foto: editor Francisco Solé.

miércoles, enero 25, 2006

Identidad(es) del Perú

La noche de ayer se presentó en el Centro Cultural Inca Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores el volumen Identidad(es) del Perú en la literatura y las artes, publicado el 2005 en Ottawa, capital de Canadá. Participaron en el acto el sociólogo Rafael Tapia, director del Fondo Editorial del Congreso de la República del Perú; el lingüista y crítico literario Eugenio Chang-Rodríguez, catedrático de la City University of New York (CUNY) y director del Seminario Latinoamericano de la Universidad de Columbia; el poeta Antonio Cisneros, director de dicho Centro Cultural; y Borka Sattler, coeditora del volumen junto con los profesores Fernando de Diego, Gaston Lillo y Antonio Sánchez Sánchez. De acuerdo a la introducción del libro, este revisa las nuevas articulaciones conceptuales y categorías críticas -“culturas híbridas” (García Canclini), “literaturas heterogéneas” (Cornejo Polar), “transculturación” (Ortiz, Rama)-, acuñadas con el objetivo de dar cuenta de la pluralidad de la sociedad y la cultura latinoamericana y que han servido para revisar los discursos homogeneizadores que pretendieron fijar la “identidad”, el “carácter” o el “alma” de los pueblos y de las naciones.
Publico aquí el texto leído en la presentación por el Dr. Chang-Rodríguez, en el que, entre otros, destaca el ensayo “Identidad: Ciro Alegría y Manuel Scorza” de Alix Camacho. Quiero mencionar también la participación de Chang-Rodríguez en el Encuentro de Narradores Peruanos en Madrid, en mayo del año pasado, y cuya ponencia giró precisamente sobre la narrativa de Manuel Scorza. En sus impresiones sobre dicho evento, publicadas en la revista Ómnibus, Chang-Rodríguez destaca "la acogida brindada en Madrid a los narradores y críticos provincianos [que] resultó superior a la que les suele dar la centralista capital peruana, empeñada en perennizar la afirmación `El Perú es Lima´, de Abraham Valdelomar"; también, "la técnica de la narrativa peruana última[, que] ha dado un importante salto cualitativo-cuantitativo no revisado sistemáticamente por la crítica, no obstante que sus discursos están signados por la situación político-social nacional e internacional de los últimos 25 años y por la influencia literario-ideológica de las anteriores generaciones de escritores, especialmente de la del 50, fundamental para entender su desarrollo y evolución".

martes, enero 24, 2006

Entrevista a Arturo Corcuera

Perú 21 publica una entrevista de José Gabriel Chueca al poeta Arturo Corcuera. Como ya comenté anteriormente, y tal y como informa hoy el periodista, "la Universidad Alas Peruanas -con el sello del Fondo de Cultura Económica- ha publicado una nueva y muy bonita edición de Noé delirante, poemario de Corcuera ilustrado por el francés Gabriel Lefebvre". Un tramo de la conversa tiene que ver con la muerte de Javier Heraud: "Éramos todos muy románticos. Si nos hubieran dado la oportunidad, habríamos estado con él. Él había estado en Cuba, becado. En esa época, Cuba tenía una palpitación que se contagiaba. Cuando visité La Habana, en el 60, estaba viajando en un bus y, de pronto, los pasajeros me reconocieron por una foto que salió en el periódico. ¡Pararon el carro para que leyera mi poema en el periódico! Cuando Javier regresó, él y Mario Razzeto se incorporaron a la guerrilla, aunque Mario se fue por razones de salud. La muerte de Javier fue, para nosotros, como si nos hubieran mutilado". Definitivamente, se trata de una ausencia trágica que ha marcado por siempre.

lunes, enero 23, 2006

Luis Aguirre sobre Fernando Iwasaki

En su columna de hoy en el diario Correo, Luis Aguirre escribe sobre Mírame cuando te ame (Peisa, 2005) de Fernando Iwasaki. En su nota, Aguirre comenta que "después del deslumbramiento verbal de Neguijón (2005), Iwasaki presenta una breve novela de prosa limpia escrita en 1993, año en que publicó la colección de relatos A Troya, Helena, y anterior a su novela-colección de relatos El libro del mal amor (2001)". También dice: "Ambientada en los años ochenta, Mírame cuando te ame es una versión de color muy local de aquello que los anglosajones han llamado ´novela de campus´. Aquí están retratadas las confrontaciones de prestigio entre la Universidad Católica, la San Marcos y la Universidad de Lima, y sus mundos paralelos que caminan a veces de espaldas a la realidad". En la parte final de su reseña, Aguirre sostiene lo siguiente: "Iwasaki hace extrañar su gran manejo del lenguaje. Pero sobre todo hace extrañar su gran sentido del humor. Tibia, melancólica y excesivamente expeditiva, Mírame cuando te ame no llega a cumplir todo lo que promete".

En la foto: Escritor Fernando Iwasaki.

Los 100 números de Identidades

El suplemento cultural Identidades del diario El Peruano cumple hoy sus cien primeros números y lo hace publicando un ejemplar de colección. Editada la revista en un primer largo tramo por Enrique Cortez y continuada por Giancarlo Stagnaro (ambos ex estudiantes de Literatura en San Marcos, el primero actualmente prosigue estudios de doctorado en Filadelfia), este número incluye una entrevista a Cortez en torno a la idea y proyecto que animó y anima a esta empresa periodística que ostenta ser la única de su tipo entre los medios de comunicación nacionales. Medio de comunicación, en este caso, hecho por el propio Estado. En ese sentido, ¿qué retos demanda esta publicación? Enrique Cortez lo explica así: "Elaborar un suplemento desde el Estado supone tender un puente sobre esas brechas históricas entre los peruanos y, en nuestra perspectiva, pensamos que la mejor manera para hacerlo era tematizando o, en todo caso, interrogando las causas de estos problemas. No obstante, el trabajo por dotar de conciencia es sutil y está representado de manera inmejorable en la producción cultural, que no se reduce a las llamadas artes cultas, sino que integra de manera indisoluble a todo eso que se ha denominado lo popular. Lo fundamental es opinar sobre nuestros procesos y eso fue lo que diferenció a identidades desde su primer número. En consecuencia, la idea que definió nuestra línea editorial fue que el lector no sólo lee lo que puede (lo cual problematiza bastante las metodologías de análisis de lectoría). Lo esencial fue reconocer (también de manera autobiográfica) que el acto de la lectura transforma al que lee".
Por su parte, Stagnaro publica el artículo "Literatura del futuro: indicios de nuevas tendencias" que empieza con esta reflexión: "Cumplidos los cinco primeros años del siglo XXI, la literatura peruana comienza a delimitar cauces marcados por propuestas novedosas. Si bien el año pasado resultó productivo en emisión de títulos y aparición de noveles autores, la consolidación de un público lector y un mercado con oportunidades para todos resulta todavía un tema pendiente en la agenda del campo literario y la industria editorial". También, Stagnaro escribe una reseña a La hora azul de Alonso Cueto, en la que concluye diciendo que la novela "pierde el pulso narrativo al centrarse en una historia de amor que pretende erigirse como imagen de la reconciliación, con una conciencia tranquilizadora de por medio. Una conciencia que resurge tras vivir la experiencia del otro sin mayores alteraciones". Otras reseñas se ocupan de Un crucero a las islas Galápagos de Antonio Cisneros y Las intermitencias de la muerte de José Saramago. Además, Johnny Zevallos analiza El pez en el agua de Mario Vargas Llosa, Wiley Ludeña escribe sobre "Lima y la globalización", se incluye una encuesta a diferentes escritores, críticos y editores sobre los mejores libros peruanos en lo que va de la presente década, y cierra el número una entrevista al argentino especialista en vanguardias Norberto Cambiasso sobre Fluxus, Internet y weblog. Sobre este último tema, expresa Cambiasso: "El blog permite hacer cosas que en un contexto más institucionalizado y formalizado es más difícil. En un periódico, tengo que consultar con mi editor a la hora de escribir. No trato los temas que a mí se me antojan como lo hago en mi blog. Por otro lado, las bitácoras de Internet que se leen terminan ayudando a abrir un poco el panorama para que después se publiquen nuevos temas". Felicitaciones a Identidades y larga vida.

domingo, enero 22, 2006

País secreto: revista ecuatoriana de literatura

Un dossier de poesía peruana es el plato fuerte del noveno número de la revista de literatura País secreto, publicada en Quito (número que será presentado el próximo 27 de enero en el Centro Cultural Benjamín Carrión, con los auspicios de la Embajada de Perú en el Ecuador). Entre los incluidos se encuentran Javier Sologuren, Jorge Eduardo Eielson, Blanca Varela, Carlos Germán Belli, Wáshington Delgado, Ricardo Silva Santisteban, Hildebrando Pérez Grande, Marco Martos, Isaac Goldemberg, José Watanabe y Miguel Ángel Zapata. El número incluye además ensayos sobre la obra de Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Walter Benjamin, María Zambrano y Eduardo Lizalde. Asimismo, traducciones de los poetas estadounidenses Frank O'Hara, W.S. Mervin, Robert Creeley y Mark Strand.

sábado, enero 21, 2006

Ágreda sobre Rosina Valcárcel y entrevista a Gloria Mendoza

Javier Ágreda dedica su columna de hoy en la página cultural del diario La República al libro Diario de talismanes (Santo Oficio, 2005) de la poeta Rosina Valcárcel, "un personaje entrañable de nuestra escena literaria", como la califica el crítico. El libro reúne "casi un centenar de sus ensayos y textos periodísticos, los que recrean, desde una perspectiva muy personal, el acontecer cultural peruano de la segunda mitad del siglo XX". Por otra parte, Letras.s5 publica una entrevista realizada en Arequipa por Rosa Núñez y Julia Barreda a la poeta Gloria Mendoza. Una parte de la conversación tiene que ver con el tema andinos / criollos y sus manifestaciones en el Congreso de Narradores en Madrid, así como en la FIL de Guadalajara: "Si bien es cierto la poesía andina es una importante vertiente de la poesía peruana, ¿por qué está tan relegada en el canon oficial?": "Porque el canon es Lima, pero ¿quién busca ser un poeta oficial? Un poeta oficial es servil. En el gobierno de Fujimori muchos escritores cerraron la boca, felizmente algunos levantaron la voz sin temor. Esta brecha está más fuerte con el problema surgido en el Congreso de Narrativa Peruana en España, evento al que concurrió nuestro Mario Vargas Llosa, resulta que allí se separaron los escritores criollos y andinos. Claro, los escritores de Lima no querían juntarse con los provincianos. Exactamente igual sucedió en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, los escritores se separaron en dos grupos, los criollos y los andinos. Escuché una entrevista al autor de La noche es virgen. Puede haber un tercer grupo que no está ni con unos ni con otros. Finalmente lo que vale es la calidad de la obra y no las rencillas. En Lima también hay escritores andinos, el Perú es una país mayoritariamente andino. También leí que el Perú era un país mayoritariamente amazónico. Hay estudios sociológicos y antropológicos como el de Manuel Jesús Granados con quien codirigí la revista El barco ebrio en Ayacucho".

En la foto: Rosina Valcárcel.

Prólogo a Las máscaras de la representación de Marcel Velásquez

Ciberayllu ha publicado el prólogo del historiador Carlos Aguirre al libro Las máscaras de la representación. El sujeto esclavista y las rutas del racismo en el Perú (1775-1895) de Marcel Velázquez Castro, publicado a fines del año pasado por el Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y el Banco Central de Reserva del Perú. En una parte de su texto, y con relación al concepto-base que recorre el libro de Velásquez, explica Carlos Aguirre: "¿Qué entiende el autor por «sujeto esclavista»? Según su propia definición, se trata de «un presupuesto conceptual cuya función es delimitar la mirada, la palabra y la sensibilidad del intérprete de la esclavitud y la cultura afroperuana». El sujeto esclavista viene a ser, entonces, aquel que describe, retrata y analiza la esclavitud y los esclavos desde una óptica que es, necesariamente, la de alguien que no pertenece al mundo de los esclavos o de la población afroperuana. El sujeto esclavista proyecta en su discurso una visión de un fenómeno social (la esclavitud) y una colectividad (la población esclava y afroperuana) que debe ser entendida como la mirada del Otro, de alguien que está situado en la otra orilla de la división social y cultural. El sujeto esclavista «aprehende» al esclavo, es decir, construye textualmente una imagen del esclavo y la esclavitud que responde a su propia sensibilidad como actor social y que refleja, no siempre inequívocamente, sus intereses políticos, culturales y de clase. Reconstruir esa sensibilidad (e, implícitamente, poner al desnudo esos intereses) a través del análisis del discurso producido por estos sujetos es la tarea que se propuso Marcel Velázquez en este ambicioso trabajo. El resultado es una aproximación densa, compleja y fascinante al universo mental, ideológico y político de aquellos que escribían sobre la esclavitud, los esclavos, y la comunidad afroperuana en general". Velásquez es autor también de El revés del marfil. Nacionalidad, etnicidad, modernidad y género en la literatura peruana (Universidad Nacional Federico Villarreal, 2002).

viernes, enero 20, 2006

Kurupí: weblog desde el Paraguay

Desde abril del año pasado, la pareja conformada por la poeta peruana Montserrat Álvarez y el escritor paraguayo Cristino Bogado viene publicando el weblog Kurupí que acoge notas culturales de diverso tipo (filosofía, crónica, relatos, textos periodísticos, poemas, cartas, ensayos, etcétera).
Montserrat es una autora que las promociones más jóvenes han reivindicado como una voz disidente, provocadora y fresca en el panorama de la poesía peruana. Por ello, su primer libro, el poemario Zona dark, publicado en 1991, es decir, hace quince años, en buena parte mantiene actualidad y empatía con las sensibilidades más intensas de la hora actual. A mediados de los noventa, junto con su familia, migró al Paraguay, país desde el que continúa su producción tanto creativa como filosófica (Montserrat Álvarez fue estudiante de filosofía en la Universidad Católica del Perú). Hoy, como cada vez hacen muchos escritores, ha ingresado al mundo del weblog desde donde, con su permanente espíritu underground, continúa su seductor y detonante proceso creativo.

jueves, enero 19, 2006

Los países muertos: nuevo poemario de Raúl Zurita

El poeta chileno Raúl Zurita acaba de concluir un nuevo poema-libro: Los países muertos. Se trata de un excelente texto de meditación sobre la fragilidad de la naturaleza humana, el cual continúa muy bien la línea de anteriores poemarios suyos como Purgatorio e INRI, pero adaptado a tiempos y personajes inmediatos y odiosos (tradición dantesca) de un sector muy específico de la cultura chilena. El tema es apocalíptico, y eso le da grandeza al poema, en un fresco crudo y real a la vez sobre nuestra fragilidad como entes, como primates, como sujetos políticos. La versión completa forma parte de una nueva entrega que el poeta chileno dará a la imprenta este año. Aquí un fragmento significativo e inédito:



Y ERA EL MEDIO DEL PASO DEL MAR


Nací bajo Pinochet, viví bajo Pinochet,
morí bajo Pinochet. Pero te quería yo
tanto que hasta no me parecía tan malo

-En el medio del paso del
mar: población Lincoyán/
difuntos


Día y noche la paso sin dormir para mí
de la pena que tengo no hay dormir
para mí. Si la noche se hace día para mí

-En el medio del paso de
mar: población Villa
Francia/ difuntos


¿Me comiste? ¿Por qué tenías hambre,
paisano, me comiste? ¿No lloraste? ¿Por
que estabas muerto, paisano, no lloraste?

-En el medio del paso del
mar: población Barco
Maipo/ difuntos




TUS PATRIAS ENTONCES LA DESGRACIA

Perú, Uruguay y las patrias del
amor mío y desaparecido


Entonces se vio el Pacifico abrirse mientras los
Andes giraban alzándose entre esos muros de agua
y eran como galpones llenos de cruces sus
montañas allí donde los países yacen y sus
pedazos se amontonan en el medio del paso del mar
encostrados subiendo

Entonces poco a poco como montañas
yermas que hablaran se escuchó el canto de
amor desaparecido de los países

Unos encima de otros amontonados cuando
los Andes giraron cruzándose con las playas y
fueron ellos los encostrados muros del mar

Donde los cielos humanos se rompen tocándose
las desgarradas carnes todavía temblorosos
gritando que hasta los mismos gritos ruegan y
es de cemento el cielo sudamericano

Cuando el abismo del océano mostró la vertical de
los Andes cruzada con la horizontal de las playas y
la cruz del amor muerto iluminó nuestras caras
muertas en el abismo de las aguas El amor muerto
iluminó el fondo de las rajadas aguas y eran de
costra y sangre nuestros restos mirando las patrias
de estas desgracias

miércoles, enero 18, 2006

Tres escritoras en tres páginas culturales

La página cultural del diario El Peruano da cuenta hoy de la aparición de un nuevo sello editorial: C-Zero Ediciones, a cargo de la joven narradora Cecilia Zero. Por su parte, en la misma sección, el diario La Primera ofrece una entrevista de Francisco Izquierdo a la novísima Rommy Sordómez, quien el año pasado publicó el poemario Présago. Y el domingo, la página cultural de La República publicó una extensa entrevista de Pedro Escribano a Rocío Silva Santisteban.

martes, enero 17, 2006

"Carlos Oliva, el poeta que toreaba automóviles"


Ofrezco aquí, con carácter de primicia, un adelanto de la novela El círculo de los escritores asesinos de Diego Trelles:


Éste es el sueño: el poeta Carlos Oliva y yo tomábamos una cerveza en el bar de Tito. Aunque yo nunca conocí físicamente a Oliva, sabía que era él y además él me decía que era Oliva, que si estaba loco para hacerle una pregunta tan estúpida, como si no lo conociera. Accedí. Incluso me disculpé. Luego empezó a contarme la historia de un poeta piurano que buscaba la muerte en una calle del Centro de Lima. Su método era simple: hacía como que se quedaba dormido sobre una pista vacía en plena madrugada hasta que, cual rata callejera, lo arrollase el primer coche. El poeta piurano sufría de amor pero, como sucede en estos casos, no murió ni de amor ni de nada. Lo que sí hizo fue contarle su historia a un periodista romántico que la convirtió en crónica y, luego, claro, con un efecto de boomerang que la hizo regresar con más fuerza, en leyenda urbana, en hazaña poética. «Si uno quiere morir atropellado por un carro, poeta Ganivet, no se hace el dormido sobre una calle deshabitada a las cinco de la mañana, ¿no es cierto? ¡Para eso está la Vía Expresa, no me jodan!» me decía un Oliva demasiado serio o, quizás, algo angustiado. Acto seguido, me dijo que él sabía cómo se moriría pero no sabía cuándo. Me lo dijo de la misma manera en la que uno dice que sabe de automóviles o que se pedirá una cerveza. Lo que lo agobiaba era saberse ignorante del momento y, más aún, tener la certeza de que moriría como un poeta joven y anónimo. Fue, entonces, cuando empezó a hablarme de cómo algunas personas se quieren morir sin sospecharlo, sin atreverse siquiera a pensarlo, aguantando estoicamente el dolor en el pecho que produce el acto mecánico del respiro. «Causa angustia, poeta Ganivet, la nada, el no saber, la inutilidad de los sentimientos que son sólo barreras ficticias para evadir el deseo sincero de pararlo todo. Entonces –sólo entonces– empieza uno a jugar. Como un niño con sus juguetes, uno juega con la muerte» me decía con una frialdad impresionante mientras yo pensaba en mí con toda la tristeza del mundo y me ponía a llorar. Es decir: yo, que en mi vida había llorado frente a algo parecido a un ser viviente, lloraba a moco tendido en y fuera de mi sueño hasta que Oliva me dijo que me dejara de mariconadas, Ganivet, que qué era eso de andar lloriqueando frente a todo el bar como un crío. Comprendí, entonces, que era poco serio sensibilizarse en esas circunstancias en las que te han elegido para ser testigo de algo revelador de lo que, intuyes, jamás podrás librarte. Entonces preguntó: «¿sabes cómo me voy a morir, Ganivet?» y se rió como si su risa fuera sólo el prólogo de una violenta manifestación de dolor, como si al cerrar la boca empezaran a invadirlo las arcadas del llanto hasta vencer su resistencia. Sin mediar pregunta y mirándome a los ojos con la mirada del mago farsante que te exhorta a aplaudirlo, me dijo que moriría en un accidente de tránsito pero que, en el fondo, no sería sino el simulacro de una fatalidad, un engaño premeditado que ahora conseguía liberar de su diccionario mental la palabra suicidio. Fue, entonces, que soltó su gran secreto para luego embarcarse en un monólogo febril en el que ya mi presencia no tuvo importancia: «Toreo automóviles, Ganivet» me dijo de pronto, «no sé si me entiendes; los sábados en la madrugada, cuando ya nadie quiere tomar conmigo, me encamino hacia una de esas avenidas de letreros luminosos que sólo consiguen perturbarme, repitiendo una y otra vez esa canción que dice, Tu tesoro, Carlos Oliva, es el amor que perdiste en tus manos de navegante ebrio, de náufrago sobre un tronco a la deriva, de marino agotado de tanto nadar contra la corriente, para llegar tenuemente hacia la resaca16, ¿tú has escuchado ese vals, Ganivet? No, claro que no, imposible, sólo este servidor lo ha escuchado porque ya no queda público en las galerías y eso lo sé porque tengo ambos pies agarrotados sobre el cemento, entre esas rayas finitas que colorean las negras autopistas, mi camisa arrugada me sostiene aunque cuelgue del vacío y ondee como una bandera ajada, la tengo bien cogida mientras me digo, Carlos, la capa con las dos manos, el cuerpo respingado, el culito terso, los brazos firmes, los dientes bien cerrados, los ojos inmóviles como los del francotirador ante su presa ¿me entiendes?, porque puede ser la última, Carlos Oliva, puede ser la última, así que cuando veas la sombra del toro mecánico apresurando su paso a través del horizonte y anunciando la llegada de la estampida con la luz del día, ahí debes adornarlo, ahí mismo, desplantar la embestida con donaire, con total dominio de tu lidia mataor, macheteándolo de rodillas con la verónica y rematándolo con la media, y ahí de nuevo el capeo y ole, el capeo y ole, el capeo y ole, desde el tendido imaginario, con los brazos en alto, triunfador entre un concierto de bocinas e insultos, Carlos Oliva, que te puedes morir este sábado, una cabeceada mortal, una trompicada terrible que te haría perder el equilibrio en el ruedo y, entonces, ya quisieras que hablasen en los periódicos de los choferes asesinos que conducen en Lima o de la mala suerte de los poetas que trajinan por las calles pensando en sus musas, esas musas que nunca tuviste, recuerda, esas ninfas invisibles, esas criaturas celestiales, siempre ajenas, Carlos, siempre para los otros jóvenes sensibles; pero al menos ahí queda tu legado, ahí está esa obra vasta que dejarás virgen, imagina, hasta que entonces, ya con rubor, empieces a comprender que a nadie le interesarán tus canciones ni tus cuadernos ni tu sufrimiento porque tú, Carlos Oliva, no eres Lucho Hernández y nunca publicaste un puto libro, ni saliste en el Ellos & Ellas de Caretas –seguro por cholito, seguro por marrón– ni en el Somos sabatino junto a los artistas bonitos y profundos que resplandecen ante los flashes de esos fotógrafos impertinentes de la prensa, Carlos, y tampoco jugueteaste con el pelo de Natalita, ni brindaste con Rodrigo que se agarra unos cuerazos en el Sargento, ni viste a Claudita que está loca la pobre yendo al Bauhaus todos los miércoles aunque ya está repleto de cholos y chibolos cojuditos y ahí sí tú no entras, ahí sí no encajas, ¿sabes por qué, Carlos Oliva?, porque nunca fuiste un poeta avant-garde o un artista de luxe, porque nunca tuviste un sentido policial de la vida ni le limpiaste el moco a los señorones artistas del gremio de mafiosos, porque no conoces quién es quién o con qué palabras se le habla a la policía cultural de Lima y ahí perdiste el paso, poeta, ahí mismito te moriste en vida, Carlos Oliva...»
Cuando Oliva acabó con su soliloquio, todas las personas del bar se habían marchado y afuera una neblina londinense se apoderaba de la ciudad. «Márchate ahora» me dijo el poeta con cierta vehemencia después de terminar su cerveza. Mi negativa fue recibida sin alborozo, diría incluso que con fastidio, pero mi obstinación era más fuerte que toda su indiferencia, que cualquiera de sus agravios y sentía cómo la presencia de un ánimo morboso me animaba a seguirlo, o quizás, más acertado sería decir que lo perseguía sin saber cómo. Seguía sus pasos procurando que no me viera a lo largo del Jirón Quilca, veinte pasos detrás de él que avanzaba balanceándose, exagerando su borrachera, de cara a una desierta avenida Wilson. Con ambas manos se despojó de la camisa, jalándola desde su espalda como si no tuviera botones. Escuálido, exhibiendo su desnutrición, las vértebras salidas de su espina dorsal, caminó arrebatado como si estuviera a punto de pelearse. Empecé a correr y, también, a sentir que no avanzaba, mientras Oliva ya empezaba con unos pasitos ridículos que a mí me parecieron más bien de baile, yo lo veía cada vez más lejos, cada vez más pequeño, y crecía mi desesperación y lo veía sacudiendo su camisa pero, más que un torero, a mí me parecía un saltimbanqui demente o un hombre huérfano de cordura en el preludio de una muerte atroz.
Luego de esquivar el primer auto, asentó una de sus rodillas sobre el piso y alzó ambos brazos. Grité su nombre. No volteó. Me sentía arrastrado por un mar salvaje que me alejaba de la orilla en la que Oliva estaba a punto de morirse. El segundo auto se llevó su camisa con el parabrisas y él volteó el torso dándole la espalda al tráfico. En ese momento tuve la sensación de que impedir lo que vería, no sería más que un acto de excesiva estupidez. Tuve un repentino acceso de calma, mis piernas dejaron de moverse y yo de alejarme. Estaba a cinco metros de él, cuando el ruido seco que hizo su cuerpo al empotrarse contra una combi vacía, explosionó en mis oídos. Oliva voló como impulsado por un ventilador gigante y cayó inerte sobre la calzada con el pecho destrozado. Sus piernas, que aún temblaban, parecían de goma y lo que quedaba de su cabeza ya no pendía del tronco, estaba dislocada, pegada de lado sobre uno de sus hombros. En ese momento, la avenida ya no sonaba a nada, la combi que lo había asesinado desapareció y yo, que lloraba por segunda vez en el sueño, me acercaba al harapo de carne que ahora era el poeta, con el único, escalofriante motivo de observarlo muerto. Entonces fue que, segundos antes de ejecutarlo, escuché mi grito, un alarido de bestia moribunda que me trajo a la memoria a la agonizante Agnes en su lecho de muerte al inicio de Gritos y susurros.17 Ese grito de ultratumba salió desde mis entrañas sin que hubiera abierto la boca. Fue entonces que tuve la premonición del horror cuando empecé a reconocerme en el caído, cuando vi con estupor que eran mis rasgos faciales los del cadáver de Oliva y que me observaba apaciblemente muerto, librado de toda angustia mundana y leve, leve como una pluma en plena caída, esperando el contacto de alguna superficie neutra, de cualquier cuerpo ajeno.

.......

16 Si bien estos versos pertenecen a Oliva (son del poema S/T, incluido en su obra póstuma Lima o el largo camino de la desesperación, 1995) y aunque efectivamente el poeta murió en 1994, hay algunas inexactitudes en lo narrado que me llevan a concluir que Ganivet ha hecho confluir las historias de tres poetas peruanos atropellados, en una sola. La primera de ellas, siguiendo un orden cronológico, es la del poeta chimbotano Juan Ojeda. Según una leyenda urbana, más que haciendo de torero, Ojeda se suicida emulando a un toro con el objetivo de embestir a un carro en plena avenida Arequipa. Lo de Oliva, por su parte, no sucedió en la avenida Wilson sino cruzando la Vía Evitamiento por el Puente Dueñas. Él y algunos de sus amigos, huían de algo peligroso cuando lo cogió un automóvil. En lo que acierta Ganivet es en que fue una combi (servicio informal de transporte metropolitano en Lima) la que, en una segunda instancia, lo mata. Finalmente, el tercer poeta es Juan Vega y, como Oliva, también formaba parte de Neón. Fue Vega el que falleció en la avenida Wilson en 1996 cuando salía de la presentación de una revista organizada en el bar Queirolo.

17 Se refiere a Agnes, la hermana moribunda en Viskingar och rop (1972), obra mayor dentro de la extensa filmografía del maestro sueco, Ingmar Bergman. La escena que recuerda Ganivet, el grito asolador de la enferma, es la que da inicio al filme.

lunes, enero 16, 2006

La primera novela de Diego Trelles

El joven narrador Diego Trelles (Lima, 1977), autor del libro de cuentos Hudson el redentor (2001) y de la plaqueta Borges en Austin (2004), acaba de publicar en la editorial Candaya la novela (de título bolañesco) El círculo de los escritores asesinos. Publicada en la misma serie de narrativa donde han aparecido con anterioridad las novelas Mariana y los comanches del venezolano Ednodio Quintero (con prólogo de Juan Villoro), Morir en agosto del español Javier Martín (con prólogo de Enrique Vila-Matas) y Mientras cenan con nosotros los amigos del malogrado escritor español Avelino Hernández (con prólogo de Julio Llanzamares), esta primera novela de Trelles -la cuarta de la serie- incluye un prólogo del escritor peruano (residente en Madrid) Santiago Roncagliolo.
Aunque el libro recién empezará a circular el próximo viernes 20 (será presentado en marzo en diferentes ciudades españolas), el día de hoy Los Noveles publica ya un adelanto de
El círculo de los escritores asesinos, cuya trama (según se lee en la contracarátula) va más o menos así: "¿Por qué mataron al afamado crítico literario García Ordoñez? Aunque todos se declaran inocentes, el asesino es uno de los integrantes del Círculo, una pandilla de jóvenes escritores y cinéfilos, que bien podría recordar el Club de la Serpiente cortazariano o a la famosa mesa circular de Dorothy Parker en el Hotel Algonquin. Ganivet, el Chato, Larrita y Casandra rinden pleitesía al poeta César Vallejo, no creen en democracia más necesaria que la del talento y sostienen una guerra sin cuartel contra la llamada `mafia cultural de Lima´. Ellos serán los autores de los cuatro manuscritos que, reunidos y comentados por el enigmático Alejandro Sawa, pretenden aclarar el asesinato de tan influyente hombre de letras". Vale comentar que, en uno de los pasajes de la obra, aparece el poeta Carlos Oliva (Lima, 1960 - 1994) a través del sueño de uno de los personajes.
Trelles actualmente viene culminando sus estudios de doctorado en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Texas, en Austin, y es director de la revista cultural Pterodáctilo. El círculo de los escritores asesinos llegará próximamente a las librerías limeñas. A esperar.

Luis Aguirre sobre Rodolfo Hinostroza y Antonio Cisneros

En su columna de hoy en el diario Correo, Luis Aguirre escribe sobre Memorial de Casa Grande de Rodolfo Hinostroza y Un crucero a las Islas Galápagos de Antonio Cisneros. Con el título de "Una vuelta de los clásicos", Aguirre cataloga a los textos del primero como "poemas en verso sin alquimia" y al del segundo como "prosas de alto lirismo". De Memorial... dice que es un libro que "está libre de la vanguardia hermética y a veces indescifrable de sus trabajos más influyentes, pero igual posee la marca del experimento: el poeta quiere conectarse con un público amplio y usa los versos para contar sin complicaciones sus orígenes -su `casa´- y parte de su historia familiar. No hay grandes figuras, ni elaboraciones, ni musicalidad, y el ritmo es tan sutil que no le debe mucho al artificio, y sí bastante a la hamaca casual de la oralidad. Este es un libro para ser leído en voz alta, para ser escuchado como una fábula". También expresa que "la heroicidad ya no está en la lucha con el lenguaje, sino en combatir la muerte viviendo".
Sobre el libro de Cisneros dice lo siguiente: "Las prosas de Un crucero a las Islas Galápagos es un Cisneros clásico, aquel que puede unir los vuelos líricos con los aterrizajes forzosos en lo mundano en un par de líneas, o mostrar al creyente y mariano sin lograr controlar al irónico y profundamente sensual". Y también: "Entre las explosiones de imágenes de la travesía -que Cisneros prodiga con exquisita facilidad- se activan las angustias en el `diabético tedioso´ conversa jovialmente con lo trascendente y eterno `antes de que a cada quien le toque su cáncer respectivo´. Son cantos a la nostalgia imposible de la inmortalidad del carne, con `páncreas robusto y el hígado impecable´".

Rafo León sobre racismo

Como apunté ayer, el diario El Comercio publicó un artículo de Mario Vargas Llosa en el que uno de los temas abordados por el novelista fue el del racismo. Ayer, este tema fue tratado con amplitud también en este mismo diario a través de una entrevista (publicada en la totalidad de su segunda página) de Patricia del Río al periodista y escritor Rafo León, creador (a través de monólogos en primera persona ofrecidos a modo de crónica periodística) del personaje La China Tudela, una simpática señora racista y clasista de la burguesía limeña. La catalogo exclusivamente a través de sus taras no sólo porque básicamente esa es la configuración esencial que da vida, presencia y actualidad al personaje (El Comercio de hecho la presenta como el "personaje más representantivo de la discriminación en el Perú"), sino porque la entrevistadora le formula algunas preguntas a Rafo León con relación a este personaje y al tema mencionado: "Ahora, debo confesarte que me molesta muchísimo encontrarme con la pituquería cuando me celebra el personaje. Me pongo de un humor horroroso y siempre que me ocurre, decido que es la última vez que escribo, que no va más...", expresa León. Lo que lleva a del Río a comentarle: "Porque te estás convirtiendo en el abanderado, en el ícono...": "En ese aspecto creo que hay efectivamente un asunto de representatividad perversa".
Sobre el tema del racismo en sí, Rafo León expresa varias reflexiones interesantes que paso a consignar: "Creo que hay que aclarar la opción Humala, como hay que aclarar todas las demás, pero apertrecharse en un feudo social y reaccionar con paranoia es lo peor que puede pasar en este momento. No solamente porque se termina alimentando al candidato al que se recusa, sino porque ahondas las brechas que en este país son peligrosísimas, y que puede tener una salida muy seria y muy violenta. Esa reacción de la prensa, básicamente joven, me parece sumamente irresponsable". También: "El racismo en el Perú definitivamente existe. Tenemos datos concretos, dados por el Indecopi, sobre multas a discotecas por discriminación racial, o las terribles cifras del informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, así que es un hecho innegable". Y también: "El comportamiento del racismo en el Perú es muy plástico, es adaptativo. No vivimos en un 'apartheid' con reglas de exclusión establecidas; la discriminación es más bien sutil, pero sumada a ciertas condiciones económicas y a determinadas ideas, configura un fenómeno de exclusión mucho más complejo, que va más allá de lo racial". O este aspecto referido al buen gusto como arma soterrada para perpetuar la exclusión y afianzar los privilegios: "Efectivamente, si nos quedamos simplemente en la evidencia física de la raza no podremos entender nada de lo que está ocurriendo actualmente en el Perú. Por ejemplo, podrá parecer frívolo, pero una tiranía evidente es la cultura del buen gusto. Ese es uno de los elementos de mayor exclusión, por lo menos en Lima. Existen reglas no escritas, tácitas, sobre lo que son el buen y el mal gusto, que se ejercen día a día en ciertos sectores sociales altos, y que constituyen barreras de discriminación absolutamente contundentes". Finalmente, esta reflexión que extiende la práctica del racismo hasta los tiempos de la Colonia: "¿Qué es lo que defiende o perpetúa esta conducta de la exclusión?": "Básicamente, la experiencia del privilegio. Sentirte el elemento actuante y terminal de una tradición muy larga de 400 años, donde tú no has participado de un mundo de sujetos de derecho, sino de sujetos de privilegio. Esa situación de privilegio se traduce en el día a día". Día a día que, día a día, habrá que cambiar.

domingo, enero 15, 2006

Vargas Llosa sobre Evo Morales, Hugo Chávez e Isaac Humala

Con el artículo "Raza, botas y nacionalismo" el diario El Comercio, desde su página editorial, reinicia (después de varios años) la publicación de la prestigiosa columna "Piedra de toque" de Mario Vargas Llosa. El tema de hoy está referido al presidente boliviano Evo Morales, al presidente venezolano Hugo Chávez y a don Isaac Humala, padre del candidato presidencial Ollanta Humala (El Comercio difunde una encuesta que lo ubica primero en las intenciones de voto) y también antiguo y fugaz ex-camarada del escritor en la sanmarquina célula comunista "Cahuide" (Vargas Llosa se ha referido a este episodio de su biografía en Conversación en La Catedral, El pez en el agua, así como en discursos y artículos).
Algunos rápidos comentarios sobre el artículo de Vargas Llosa (cuyos temas de fondo son el racismo, el militarismo y el nacionalismo). En una parte de su texto, el novelista escribe lo siguiente: "Lo que más han destacado periodistas y políticos occidentales es que Evo Morales es el primer indígena que llega a ocupar la Presidencia de la República de Bolivia, con lo cual se corrige una injusticia discriminadora y racista de cinco siglos cometida por la ínfima minoría blanca contra los millones de indios aymaras y quechuas bolivianos. Aquella afirmación es una flagrante inexactitud histórica, pues por la Presidencia de Bolivia han pasado buen número de bolivianos del más humilde origen, generalmente espadones que habiendo comenzado como soldados rasos escalaron posiciones en el Ejército hasta encaramarse en el poder mediante un cuartelazo, peste endémica de la que Bolivia no consiguió librarse sino en la segunda mitad del siglo veinte", y enseguida recomienda (a "los racistas interesados en este género de estadísticas") la lectura de un libro de Alcides Arguedas. Que "aquella afirmación" sea "una flagrante inexactitud histórica" no quita que Evo Morales fuera elegido presidente por sufragio universal, en elecciones democráticas limpias y en primera vuelta. Me llama la atención que Mario Vargas Llosa no destaque este hecho (y sí más bien el "atuendo y apariencia" de Morales) y que incluso pretenda relativizarlo (poniendo la atención en el factor racial) con relación a presidencias conseguidas mediante cuartelazos. Sin embargo, en un artículo sobre las elecciones en Irak, el autor de Los cachorros decía: "No importa cuál sea el resultado de las elecciones iraquíes, éstas han sido ya, por la masiva participación de votantes, un éxito de largas consecuencias para todo el Medio Oriente. Ellas prueban que es perfectamente posible que un país de inmensa mayoría árabe y musulmana opte por un sistema democrático, donde haya alternancia en el poder, se respete el derecho de crítica, y una descentralización vertical y horizontal de los poderes garantice a las minorías étnicas y religiosas una amplia autonomía. Por primera vez en su historia, los chiíes, el sesenta por ciento de la población, dejarán de ser marginados y explotados por la minoría suní, y los kurdos (casi un veinte por ciento) tendrán asegurada su lengua y su cultura dentro de la flexible unidad nacional".
Por otro lado, tal y como Juan Acevedo en su excelente columna de caricatura "Love history" de Perú 21, Vargas Llosa, estratégicamente, caracteriza a Ollanta Humala con relación a las sombras tutelares de Hugo Chávez y su progenitor Isaac Humala. Habrá que esperar una próxima oportunidad para conocer los comentarios del escritor con relación a "funcionarios de conocida militancia derechista o adicta al poder económico, como el judío [Isaac] Galski, un pesquero millonario, dueño de medio mar de Grau" (al
decir del periodista Manuel Jesús Orbegoso) y con "Isaac Mekler, [ex]presidente de la Asociación isrelita local", ambos parte del "comando presidencial de Ollanta". Sin mencionar al ingeniero Gonzalo García Núñez, director del Banco Central de Reserva y miembro de la plancha presidencial de este candidato. En suma, como decía aquí mismo hace unos quince días, "se avecinan años intensos en la política latinoamericana". En la política y en los debates por ella generados. Por lo pronto, las elecciones presidenciales en el Perú son a mediados de abril. Y los motores ya empiezan a calentar.

sábado, enero 14, 2006

Ágreda sobre Hinostroza y Oquendo sobre Estruendomudo

En su columna de hoy en la página cultural del diario La República, Javier Ágreda escribe sobre Memorial de Casa Grande, de Rodolfo Hinostroza. En su reseña, dice Ágreda: "Si bien la obra de Hinostroza, como casi toda la poesía de la generación del 60, se ha caracterizado por incluir elementos narrativos, esta vez estos elementos se vuelven dominantes, dejando fuera las alusiones intertextuales y las reflexiones metaliterarias de la poesía hinostroziana. Además, se abandona todo tipo de retórica y métrica por un lenguaje oral y coloquial". También señala que "fue el crítico español Fernando de Diego quien motivó a Hinostroza –al pedirle algunas páginas sobre el pasado de su familia– a escribir estos poemas. De Diego destaca, en el prólogo, el valor testimonial de este Memorial que recorre el siglo XX peruano a partir de los avatares de dos familias de diferente origen pero de la misma clase media. Las crisis económicas, la migración, el retrato de la Lima `que se fue´, las injusticias raciales y de género, aparecen en estas páginas ligadas a ciertos aspectos de la cultura popular. De ahí las diferentes menciones fílmicas, culinarias y musicales".
Por su parte, en el mismo medio, Abelardo Oquendo escribe sobre Estruendomudo, "una editorial audazmente interesada en lanzar óperas primas y autores desconocidos. Tras explorar con éxito literario (ignoramos si comercial) la nueva narrativa peruana, se atrevió a incursionar en la poesía y creó para ella la colección hotel hotel. Al revés de su serie de narrativa, Estruendomudo eligió para inaugurar hotel hotel dos nombres con antecedentes: el de Luis Fernando Chueca, autor de tres poemarios previos, y el de una poeta también con tres libros anteriores: Victoria Guerrero. Pero decir ‘al revés’ no ha sido lo más propio porque no se ha saltado de escritores que se inician a otros que forman ya parte del establecimiento literario, desde que no es este el caso de Guerrero ni de Chueca, jóvenes ambos. En hotel hotel han aparecido Contemplación de los cuerpos, de Chueca, libro que ha logrado la atención de la crítica periodística, una atención mayor que Ya nadie incendia el mundo, de Victoria Guerrero, no obstante ser este un poema infrecuente no solo por su extensión –ocupa todo el libro- sino por su intensidad". Oquendo menciona también "a dos poetas noveles, estudiantes aún y sin historia" que han publicado en esa misma colección: Rafael Robles Olivos (Lima, 1982) y José Miguel Herbozo (Lima, 1984)
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En la foto: Rodolfo Hinostroza.

viernes, enero 13, 2006

Y ahora... Victoria Guerrero en Letras.s5

Acaba de aparecer una reseña al poemario Ya nadie incendia el mundo de Victoria Guerrero en la revista Letras.s5 La misma pertenece a César Ángeles L. Anteriormente, Martín Rodríguez-Gaona había publicado otra reseña en esta misma revista. Ángeles empieza su texto de este modo: "Este cuarto libro de Victoria Guerrero está impregnado de violencia (Bio-lencia) y sentimiento antiburgués, en la senda más honda y perdurable de cierto romanticismo. Es decir, desde la cólera creativa, por fin poética y fabuladora (en el sentido de crear un universo propio), que da vida a la voz de la poeta en estos textos, que confronta y echa abajo el adocenamiento, la impostura criolla, y otras taras de este tipo que identifican una forma de ser y de vivir en este mundo y este país (a)ccidentalizados". Por su parte, Rodríguez-Gaona anotaba lo siguiente en el suyo: "Ya nadie incendia el mundo establece una especie de inventario de la pérdida, una cronología de fracasos compartidos, en el que periodo a periodo se constata no sólo la poco saludable situación del Perú en el último cuarto del siglo XX, sino la inutilidad de la propia escritura y, más radicalmente, la esterilidad de todo sacrificio. Quienes esperen encontrar en este libro poemas cerrados, pequeñas perfecciones muertas desde su origen, terminarán decepcionándose, tanto como los que gusten del lamento vociferante o de la reivindicación estridente. La poeta, que cierra el libro firmando como Victoria, habla desde el espacio socialmente asignado (una voz subalterna, soterrada) para reescribir escenas aparentemente autobiográficas (el nacimiento, la niñez, la relación con el padre, los duros episodios clínicos), asumiendo así la reconstrucción del silencio histórico: el discurso íntimo y el discurso social (ambos sangrantes, crispados) se tornan parte de un imaginario “cuerpo nacional”: los cuerpos fragmentados, desaparecidos, torturados, son los vestigios de un aborto republicano, del monstruoso sacrificio democrático que compartimos tanto la metrópoli como la periferia".
Ya nadie incendia el mundo ha sido publicado por Estruendomudo, editorial que prepara para el mes de mayo la reedición de Cuadernos de Horacio Morell, primer poemario de Eduardo Chirinos publicado originalmente en 1981. Es decir, una reedición 25 años después. Enhorabuena.