Jorge Nájar aborda el tema del Huáscar, los plagios de Bryce y su más reciente poemario
Por Maribel De Paz*
El protagonista, un caravanero moderno, un "mochilero", en palabras del autor, lleva al lector a lo largo de un viaje en el que la locura y la felicidad se funden, y donde también hay espacio para la oscuridad, las cenizas y la muerte. Allí donde brota la luz (Común Presencia Editores, 2007), es el título del nuevo poemario de Jorge Nájar. Integrante de Hora Zero y afincado en París desde hace tres décadas, Nájar se encuentra en Lima para presentar esta obra donde la "la vida arde ahí donde se ama".
¿De dónde brota la luz?
En el camino. La luz son esos casos de efervescencia cuando te surge una idea y se convierte en poema. Es allí donde brota la luz, cuando el poema cuaja.
En este libro sigue presente el tema del exilio, de la soledad. A pesar del título, ¿es un poemario oscuro?
El poemario tiene tres etapas. La primera, Canto Ciego, es negra y, en efecto, trata del exilio. La segunda, Linderos, es la idea del camino, del viaje, que ha sido una obsesión en todo lo que he hecho. Malas maneras, mi primer libro, está lleno de aeropuertos y pueblos perdidos en la Amazonía. En este nuevo libro hay un viaje por el espacio y la ideología, entendida esta en su sentido casi religioso. La tercera etapa, Resurrección, es la pretensión de ascender una montaña y desde ahí oír los rugidos del mar y contemplar al bajo pueblo sufrir, sudar y gozar tratando también de subir.
A veces hablas en primera persona y en otras te diriges a un "tú". ¿Cómo manejas ese cambio de perspectiva?
Los pronombres son como máscaras, en algunos casos te pones la máscara del "yo" y en otros la del "tú", porque la poesía suele pecar de autorrepresentación. Entonces, ¿cómo salir de eso? Justamente, desplazando las voces.
También está presente la muerte. ¿Es una muerte que te lleva a la resurrección o a la nada?
En mi libro anterior, Mascarón de proa, hay, como en este, un tejido de viajes, voces y sueños que arranca en algún lugar del Perú y te lleva por diferentes espacios como Barcelona o París, y el libro termina con la idea de que estamos aquí de paso, para acabar convertidos en oxígeno, nitrato o sulfato. Yo vivo como habitando cierta nostalgia de la nostalgia. La vida como un ja ja ja está bien para los que están marcando goles, pero el que siempre marca autogoles no puede estar ja ja ja.
Pero te ríes mucho, ¿para contrarrestar?
Para calmar las dudas que tormentosas crecen.
Te encanta citar.
Claro, es que es lo único que es gratis ahora. Citas a Quevedo y nadie te dice nada.
O puedes citar artículos completos, como Bryce.
A lo mejor no está plagiando, quizá tiene la idea de que la literatura es una caja de resonancia, y es cierto, pues. García Márquez, cuando le preguntan sobre cosas que no conoce dice "no conozco el asunto", y hay que ser lo suficientemente sabio y prudente como para reconocer que uno no puede estar hablando de todo. A lo mejor sería bueno que Bryce se lo diga a sí mismo, que no puede, que no debe estar hablando de todo.
¿Y qué opinas de la lectura de poemas en el Huáscar?
Voy a decir lo mismo que dijo Rocío Silva Santisteban, que hay espacios con demasiada significación como para ser indiferentes a eso. La posición de ella me parece digna y ojalá muchos asumieran esa actitud. Yo no podría bailar rock and roll en Machu Picchu, me parecería una agresión a ese espacio. A quienes acudieron les han lanzando un anzuelo y lo han mordido.
Por otro lado, hace buen tiempo decías que la búsqueda de la propia voz es la aventura eterna del poeta. ¿Sigues en esa aventura?
La voz... la voz a ti debida, poema de Salinas. La voz se la debemos a otro. En ese caso él reconoce que la voz le viene de ella. Hay quienes tienen varias voces. Yo soy uno de ellos. O sea, hay quienes la encuentran de una vez y para siempre, y hay quienes estamos siempre buscándonos. Y la búsqueda es sufrimiento.
Finalmente, en Mascarón de proa te preguntabas a dónde vas. ¿Ya tienes respuesta?
Siempre estamos yendo, es una cosa irremediable. Vamos a envolvernos en el aire y convertirnos en alimento de eucalipto, que huele bien y cura los catarros. O, seamos más pretenciosos, en alimento de un viejo roble.
* Publicado en Caretas.
En la foto: "Aquí nada permanece, ni los muertos", dice Nájar en su nuevo poemario que se presenta el 4 de mayo en el Centro Cultural de España (Natalio Sánchez 181). [Leyenda de Caretas]