zonadenoticias

martes, julio 31, 2007

Breves

INGMAR BERGMAN. La muerte de Ingmar Bergman no ha pasado desapercibida en los medios locales. El Peruano, Correo, El Comercio, Perú 21 y La República dan cuenta de la partida del célebre cineasta sueco nacido el 14 de julio de 1918 en Uppsala (al norte de Estocolmo), ciudad en la que actualmente reside el estudioso peruano Carlos Arroyo Reyes.

ALONSO CUETO. Alberto Revoredo entrevista hoy en la sección cultural de El Comercio a Alonso Cueto a propósito de su novela El susurro de la mujer ballena, recientemente presentada. "Creo que un escritor siempre debe tratar de hacer lo más difícil, meterse en camisa de once varas, y, en este caso, contar la historia desde el punto de vista de un personaje femenino era un reto mayor. Era más interesante, además, porque creo que las mujeres en general están mejor dotadas para la amistad que los hombres, son más capaces de un compromiso afectivo, y por eso era más atractivo como material el mundo de la identidad femenina", afirma Cueto.

ABELARDO OQUENDO. La segunda parte del ensayo "La novela de la guerra" de Miguel Gutiérrez, incluida en el reciente número (dedicado a José Watanabe) de la revista Libros & Artes, da pie a Abelardo Oquendo (en su columna de hoy en La República) para desear "una confrontación serena de pareceres no sobre actitudes ante la guerra a propósito de la novela, sino sobre los modos y posibilidades de representarla literariamente, y sus problemas". Da curiosidad su preocupación final: "La cuestión es dónde hacerlo, dada la insuficiencia de espacio (e interés) en los medios y la dilatada separación entre un número y otro de nuestras revistas literarias". ¿Por qué ese no querer acusar recibo de la existencia de los weblogs culturales? ¿Síntoma de algún infundado temor desde ciertas áreas de la ciudad letrada ante la excesiva -llamémosle así- democratización de estas ventanas virtuales?

REVISTA PERUANA DE LITERATURA. La página cultural de La Primera da cuenta del nuevo número (dedicado a la literatura realizada en Loreto) de la Revista Peruana de Literatura, dirigida por Ricardo Virhuez Villafane y editada por Javier Garvich. "Las revistas son siempre el testimonio de la época en que se editan porque trasuntan el tiempo histórico. Por eso, Ricardo Virhuez merece nuestra admiración y permanente adhesión", se lee.

PIERO QUIJANO. El narrador Gregorio Martínez dedica su columna de hoy en Perú 21 a opinar sobre la censura contra la exposición de dibujos de Piero Quijano. En su artículo, Martínez trae a colación un caso de censura ocurrido recientemente en la Universidad de Washburn (Topeka, Kansas) contra una exposición del artista visual Jerry Boyle. "¿Cómo se enteró el comandante general del Ejército peruano [Edwin Donayre] del dibujo de Piero Quijano? Posiblemente ahora estamos más infestados de soplonaje que en el nefasto periodo de Montesinos", termina escribiendo el autor.

LA SEDE. Recuerdo la presentación de mi poemario Mundo arcano el 2002 en el pub La Sede (Miraflores), administrado por Mar, una amiga española que en los noventa laboraba en La Noche de Barranco. Hoy Marco Avilés (periodista egresado de la Universidad de San Marcos, con trabajos en Caretas y Etiqueta negra) da cuenta de un caso de discriminación sufrido el pasado 28 de julio en dicho pub vía un artículo titulado "Cholo frente al mundo". Mal, muy mal, más aún cuando el local exhibe con orgullo la diversidad racial (¿así se dice?) de sus clientes en las fotos publicadas en su página web.
PD Miércoles 01: Hoy en la contracarátula de El Peruano Christian Capuñay R. escribe sobre "Día de visita (Aguilar, 2007), primer libro del periodista-cronista Marco Avilés, y que fue presentado recientemente en la feria del libro de Lima. Día de visita recoge el testimonio y el drama de 16 internas del penal de mujeres de Lima, compuestos a partir de una ardua labor de entrevistas y recolección de datos que duró 10 meses, tiempo en que el autor, infaltable, ingresó al penal Santa Mónica todos los sábados".

DE SANTIS. Pedro Escribano en la sección cultural de La República y Manuel Eráusquin Carlos M. Sotomayor en la de Correo entrevistan hoy 01 al escritor argentino Pablo de Santis, ganador del premio Planeta-Casa de América con su novela El enigma de París.

DIAMANTES Y PEDERNALES. La sección cultural de La Primera entrevista a Aníbal Paredes Galván, gerente general de la Editorial San Marcos, quien "promueve a nuevos escritores peruanos y acaba de lanzar su colección Diamantes y pedernales". En la página cultural de El Peruano, Giancarlo Stagnaro entrevista a Teresa Ruiz Rosas, cuya nueva novela La falaz posteridad ha sido publicada en dicha colección.

CASTAÑEDA
. El lunes Javier Ágreda reseñó en La República el libro de cuentos de Luis Hernán Castañeda Fotografías de sala. "Castañeda ha reconocido en entrevista reciente que en su generación 'el qué contar es todavía una tarea pendiente' y que él y sus compañeros están aún buscando sus propios 'demonios y fantasmas'. Fotografías de sala nos muestra precisamente eso, a un joven y talentoso autor buscando temas significativos sobre los que escribir, y que al no encontrarlos vuelve a los tópicos adolescentes (cinco de los siete cuentos son protagonizados por ellos) y juegos metatextuales de sus libros anteriores", sostiene.

En la foto: Ingmar Bergman.

lunes, julio 30, 2007

Algunos libros adquiridos en la Feria del Libro

A continuación, una breve relación de algunos libros peruanos adquiridos en la Feria Internacional del Libro de Lima, la cual concluyó la noche de ayer.

Editorial San Marcos y Recreo se han unido para sacar la colección Me hago la vaca, dirigida por Javier Arévalo y el cuidado de edición a cargo de Gonzalo Málaga. De la misma adquirí tres libros, publicados este año. La conquista de los sueños, novela para jóvenes de Guillermo Niño de Guzmán (publicada inicialmente en 1995 bajo el título de El tesoro de los sueños), en la cual el autor recrea, como lo expresa en la nota introductoria, "tanto la vida de azarosa de Martín [-conocido como Martinillo de Poechos o Martín Pizarro- uno de los 'lenguas', como denominaban los españoles a los intérpretes nativos] como la conquista del imperio de los incas". Todavía la tarde, antología personal de cuentos de Ricardo Sumalavia. Dividido en tres secciones, los textos "provienen de los únicos tres libros de cuentos que he compartido con los lectores": Habitaciones (1993), Retratos familiares (2001) y Enciclopedia mínima (2004). Por último, el ensayo (dividido en tres partes y un total de cinco capítulos) Damas escritoras. Las ilustradas del diecinueve de Francesca Denegri.

Del Instituto de Estudios Peruanos: Políticas culturales (2006), ensayos críticos reunidos y editados por Guillermo Cortés y Víctor Vich. Destaco el trabajo de este último, "Gestionar riesgos: agencia y maniobra en la política cultural", y el de Luis Guillermo Lumbreras "El papel del Estado en el campo de la cultura". La imagen in/decente. Diversidad sexual, prejuicio y discriminación en la prensa escrita peruana (2007) de Carlos Cosme, Martín Jaime, Alejandro Merino y José Luis Rosales, en el que los autores exploran "los procesos de construcción del prejuicio propalados por la prensa escrita peruana en contra de las personas que tienen prácticas corporales no hegemónicas en los campos de la sexualidad, la afectividad y la construcción identitaria". Por último, de los Documentos de trabajo del IEP el estudio Entre la coca y la cocaína. Un siglo o más de las paradojas de la droga entre Estados Unidos y el Perú, 1860 - 1980 (2003) de Paul Gootemberg.

De Sarita Cartonera, dos libros del 2007: Borrachos de amor. Las luchas por la ciudadanía en el cancionero popular peruano de Víctor Vich, "versión corregida y mejorada" del ensayo incluido en Batallas por la memoria: antagonismo de la promesa peruana (2003). "¿Cuál es la relación entre canciones y 'comunidades imaginadas'? ¿Qué tipo de identidades producen las canciones populares y cómo consiguen insertarse en el imaginario colectivo del país? ¿Son las canciones una base simbólica en la imaginación de la comunidad nacional? ¿Proyectan, en sus imágenes, la construcción de una crítica y la posibilidad de un orden social alternativo? ¿Quiénes tienen voz al interior de un proyecto nacional que, como el peruano, fue estructurado sobre la base de profundas exclusiones sociales y donde los ciudadanos nunca pudieron concebirse a sí mismo como iguales?", son preguntas que Vich desarrolla a lo largo de su texto a través del estudio de las canciones "El plebeyo" de Felipe Pinglo, "Cholo soy" de Luis Abanto Morales, "Soy muchacho provinciano" de Chacalón y "Sufre, peruano, sufre" de Tongo. La novela andina contemporánea o Manifiesto del María Angola de Zein Zorrila, "transcripción del discurso de recepción del premio 'La ciudad y los perros'" obtenido por su novela Carrera al Purgatorio, leído en octubre del 2003 y publicado inicialmente en La novela andina. Tres manifiestos (2004). El discurso va precedido del texto "Los por qué de una dedicatoria".

Radio Ciudad Perdida, la novela de
Daniel Alarcón, fue junto al último libro de la saga de Harry Potter la obra más vendida en la FIL. Transcribo la nota de la contracarátula: "Hace diez años que la guerra civil ha terminado en un país sin nombre de América Latina. Mucha gente ha desaparecido y la ciudad se ha transformado desordenada y dramáticamente. El gobierno ha liquidado brutalmente a un movimiento guerrillero. Es en este contexto que transcurre Radio Ciudad Perdida, novela en la que Daniel Alarcón logra mostrarnos el rostro más doloroso de la guerra. Este es el retrato de un país destrozado donde todos, hombres, mujeres y niños, han sido víctimas de las despiadadas garras de la violencia. Norma conduce el programa más exitoso de la radio. Ella lee los nombres de los desaparecidos y, al hacerlo, reúne a familias fracturadas. O sea, intenta recomponer lo que la violencia ha destruido. Pero Norma también es una víctima de la guerra: hace años que Rey, su esposo, no regresa a casa y ella está atrapada por las incertidumbres. Aparece entonces Víctor, un niño de la selva portando una lista de nombres, en la que Norma encontrará indicios sobre el destino de su esposo".

Los Íngar, la breve novela de Carlos Eduardo Zavaleta aparecida en 1955 ha sido reeditada este año, en una edición conmemorativa, por Esteban Quiroz Editor. El libro incluye el prólogo inicial de Luis Jaime Cisneros en el que el lingüísta anotaba desde entonces que "a los nombres de Ciro Alegría y José María Arguedas podemos agregar ya sin temor el de Zavaleta". Pueden leer aquí lo que escribe Jaime Higgins sobre Los Íngar en su Historia de la literatura peruana (2006).

Miguel Gutiérrez acaba de publicar Estructura e ideología en Todas las sangres (Fondo Editorial del Pedagógico San Marcos), su tesis de bachillerato presentada en 1974 a la Universidad de San Marcos. La misma aparece a solo un mes de sus ensayos reunidos bajo el título de El pacto con el diablo. Además del prólogo, el autor incluye "una crónica sobre mi relación con Arguedas a manera de introducción". En ella Gutiérrez escribe lo siguiente: "Si José María Arguedas quiso ejercer algún magisterio conmigo no fue en el plano de la política, entendida ésta como lucha de clases. Ciertamente conversamos sobre la revolución cubana, sobre la crisis de los cohetes, sobre los jóvenes que viajaban a Cuba para prepararse como guerrilleros, sobre el auge del movimiento estudiantil universitario (desde las bases yo había participado en uno que otro mitin), sobre las luchas sindicales de obreros y campesinos, y con algo más de detenimiento sobre Hugo Blanco y la Federación de Campesinos del valle de La Convención. Es probable que Arguedas no se extendiera más en estos temas porque en esos años las cuestiones de ideología y política no ocupaban un lugar importante en mi pensamiento" (22-23).

La parte mítica de la novela Rosa Cuchillo de Óscar Colchado Lucio ha sido publicada el 2006 por Editorial San Marcos en la colección Con el filo de la oreja inquieta, simpáticamente diagramada e ilustrada, la cual se "propone acercar la lectura literaria a los jóvenes en el ámbito escolar". El prólogo, selección y notas corresponden a Gladys Flores Heredia, responsable del Plan Lector. Esta colección divide el libro en tres secciones. El pre-texto, en la que "se presenta al autor, el contexto y un acercamiento a la obra con amena claridad"; el texto, que incluye a "Literata, personaje interactivo que guiará al estudiante en el recorrido de la obra. El objetivo principal de su inclusión es realtar los episodios más significativos del texto, logrando que el joven lector se interese y reflexione sobre determinada particularidad del mensaje o característica de la obra"; y el postexto.

De la Colección Perú Lee encontré la reedicion (del 2006) de El corazón zanahoria (2002) de Róger Santiváñez. Prosas breves, de espíritu poético, en las que el autor rememora en un recorrido de dos tiempos su infancia y adolescencia en su Piura natal, y concluye con la muerte del padre: "La no vida. La desaparición. La nada. Nadie sabe qué es la muerte. No puede saberlo. Morir es no saber nada. La no conciencia. El vacío. La eternidad inexistente. Dios. El cosmos. Una partícula de aire. Un sueño para no despertarse jamás. La muerte de mi padre me cambió la vida. Salí del cascarón. Volveré a él".

El Gran Vidrio (Anagrama) de Mario Bellatin está conformado por tres textos: "Mi piel, luminosa", "La verdadera enfermedad de la sheika" y "Un personaje en apariencia moderno". El primero puede ser visto como una nueva descripción de una familia miserabilizada en la línea (que no incluye la forma y el modo de abordar dicha descripción desde lo literario) de Montacerdos (1981) de Cronwell Jara.

En la foto: Miguel Gutiérrez.

domingo, julio 29, 2007

Ciro Alegría, Paz Soldán, Bryce, El Jueves

CIRO ALEGRÍA. Hoy El Dominical de El Comercio trae un nuevo número de colección (no sólo) para los lectores de literatura: "40 años sin [Ciro] Alegría". Escriben Peter Elmore, Agustín Prado Alvarado, Moisés Sánchez Franco, Ricardo González Vigil, Alonso Alegría, Guillermo Niño de Guzmán y Marcel Velázquez Castro. Se publica a su vez una extensa entrevista de tres páginas realizada por Enrique Sánchez Hernani a Dora Varona, viuda de Alegría. El Dominical trae a la vez un especial de cuatro páginas (diagramado de tal forma que puede leerse por separado al dossier dedicado a Alegría) a cargo de Ricardo Bedoya sobre el Festival de Cine de Lima.

PAZ SOLDÁN. Hoy en la sección cultural de El Comercio Enrique Planas entrevista a Edmundo Paz Soldán, presente en la Feria Internacional del Libro de Lima donde presentó su novela Palacio quemado, "en que el imprescindible autor boliviano se enfoca en esa vocación de los intelectuales por participar del poder". Tal y como señala el autor: "A través de mi protagonista me interesaba narrar el fin del período neoliberal en Bolivia. Creo que en mi país ha ocurrido una revolución invisible, democrática, marcada por un cambio de élite. Después de Evo Morales, una clase política ha dejado de existir. Quedan resabios que tratan de enquistarse, pero ha habido un cambio de guardia. En la misma fotografía oficial, tú veías en la fotografía de los 16 ministros del gabinete, 15 hombres blancos de terno y corbata. Ahora solo ves uno con estas características, rodeado por dirigentes mineros, sindicalistas, cocaleros, campesinos. Hay un evidente cambio de rostro que funciona como metáfora. Yo quería narrar el momento antes de la llegada de la nueva clase y por qué fracasó la anterior. [...] Los problemas estructurales de Bolivia son tan grandes que sobrepasan a Evo. Él está destinado a decepcionar a varios sectores sociales. Para que Bolivia se convierta en un país moderno necesita cambios estructurales muy profundos que van más allá de toda una generación. Veo que el partido de Evo Morales apunta, a través de la asamblea constituyente, a perpetuarse en el poder unos 15 a 20 años. Ahora ya empiezas a ver protestas sociales, como mineros que entraban a La Paz con dinamita, como ocurría con los gobiernos anteriores. Le va a ser imposible satisfacer todas las demandas. Tiene por ahora un capital político muy alto que lo va a sostener un buen tiempo, pero imagino que la impaciencia va a terminar ganando algunos sectores que en este momento lo apoyan. Creo que, más allá de lo económico, lo más importante que se ha hecho son los cambios de inclusión social que se necesitaban". En la sección cultural de Correo, Carlos M. Sotomayor también entrevista al novelista boliviano. "Yo quería hacer una radiografía del fracaso de una clase social. Siento que en Bolivia había una revolución no armada en los últimos años. Con la llegada al poder de Evo Morales ha habido un cambio en los rostros de la élite política. Es el fin de una época y el inicio de otra. Y esta novela retrata el final de ese momento en que la clase media o media alta pierde o cede sus espacios de poder. Y una de las razones por las que creo se produjo el fracaso es que esta burguesía no tuvo una visión de país. Yo puedo hablarlo libremente porque es mi grupo social e incluso lo puedo hablar como una autocrítica. Gente que se conduele de las injusticias o del racismo en Bolivia, pero que tampoco quiso hacer mucho para cambiar esas cosas porque le afectaba a su propio capital político. Entonces, un poco quería retratar en el narrador esa especie de ambigüedad, el tener esa buena conciencia, sentirse mal, y no hacer nada", sostiene.
PD Lunes 30: José Vadillo Vila en la contracarátula de El Peruano y Cynthia Campos B. en la página cultural de La República entrevistan hoy a Edmundo Paz Soldán.

BRYCE
. En la página web A pie de página (mencionada anteriormente aquí a propósito del caso Piero Quijano) el crítico literario Luis Dapelo publica dos artículos sobre Alfredo Bryce. El primero se titula "De la desenvoltura del Cut & Paste globalizado al descarado plagio literario" y el segundo es una reseña (muy negativa) a su libro de ensayos Entre la soledad y el amor. "El único texto salvable de este libro se titula 'Del humor, del dolor y de la risa (crónica de una depresión)'", afirma.


EL JUEVES
. Mario Vargas Llosa dedica
su columna de hoy en la página de opinión de El Comercio al tema de la censura (ocurrida la semana pasada) contra "el semanario satírico español El Jueves". Vargas Llosa desarrolla su artículo sobre la base del dato de que "la inmensa mayoría de los españoles, según las encuestas, considera que la viñeta incriminada es zafia y de un mal gusto abominable -tiene toda la razón del mundo- pero solo una minoría aprueba el secuestro y la presunta penalización de los autores. Para el resto, la medida es desproporcionada y lesiona la libertad de prensa y el derecho de crítica que, desde la transición a la democracia, todos los gobiernos españoles han respetado escrupulosamente".

En la foto: Ciro Alegría.

sábado, julio 28, 2007

Oxígeno editorial

Cultura: Álvaro Lasso, de Estruendomudo, y los aires de la situación editorial local

Por Rebeca Vaisman*

Formada en el 2003, la editorial Estruendomudo, dirigida por Álvaro Lasso (Azerbaidjan, 1982), es una de las más activas de la camada de editoriales jóvenes. A partir de este año, sin embargo, esperan que su propuesta editorial sea también viable económicamente. El primer paso es la colección Cajas, que se inaugura con la reedición de Crisis respiratoria, libro de cuentos de Susanne Noltenius que salió el año pasado.
La llamas tu colección de best-sellers.
Tener un best-seller, para una editorial grande en el Perú, es vender cinco mil ejemplares. En España, un best-seller es de cien mil. La distancia es abismal, y no sólo comparada con la situación editorial del Primer Mundo, sino con la de países como Argentina, México, Chile y Colombia. Países con una mejor educación, políticas editoriales y con una cultura de lector. Es curioso sacar esta colección: con un tiraje de dos mil ejemplares, es de best-sellers pero de juguete, en chiquito.
¿Cuál es su estrategia de marketing?
El libro, por más que es un objeto mágico, también es uno de consumo. Santillana, Planeta o Peisa invierten mucho dinero. Nosotros, editorial pequeña y sin recursos, hemos trabajado el marketing al máximo a través de Internet, afiches, separadores de página. Separar la cultura del mercado es algo primitivo que en el Perú sigue vigente por cucufatería. Si haces marketing, la gente "culturosa" piensa que el libro es malo. Eso mata a los editores jóvenes, que creen que tienen que ser románticos, suicidas. Tenemos claro que si no hacemos publicidad, no vamos a vender ni sobrevivir.
Han estado en ferias internacionales.
Sí, en Santiago y Guadalajara dos veces.
¿Qué piensas de la FIL-Lima?
Nuestra presentación oficial fue en la FIL-Lima 2004 y recién en el 2006 tuvimos stand propio. Un riesgazo, porque está a más de mil dólares, que no recupero. Pero es una vitrina importante, un espacio que debe crecer: la FIL-Lima es el Centro de Convenciones del Jockey Plaza, mientras que la de Guadalajara es el Jockey Plaza. La Cámara Peruana del Libro –que hace una buena labor– tiene un trabajo pendiente de gestión para despertar interés de las empresas, y que aporten dinero en la Feria.
Hay otros aspectos importantes de la situación editorial, como la inoperancia de la Ley del Libro.
No conozco bien el tema. Creo que los editores estamos muy separados y no hay interés en reclamar. ¿Qué gano diciendo que al Estado no le interesa la cultura? ¡Si eso ya lo sabemos! Me importa mucho, pero ¿qué me importa más? ¿un sueldo o pelear por la ley del libro? Me puedo dedicar a reclamar, pero me descuido y se me cae todo.
¿No se pueden hacer ambas cosas?
No todo el tiempo. Suena egoísta, pero si no cubres tus necesidades básicas, no puedes pensar en las políticas.
Pero en un país donde más del 50% no tiene cubiertas sus necesidades básicas, no debiera admitirse que descuiden o cedan derechos y responsabilidades.
Soy un reflejo del Perú en ese sentido. Estoy más atento a lo que voy a comer al día siguiente, que a leer la propuesta política de Alan García. Soy consciente de que tengo que cambiar eso, porque si algo favorecería al editor –pequeño o grande– es estar informado y comprometido con objetivos comunes.

* Publicado en
Caretas 1986.
En la foto: Álvaro Lasso. (Ah, por 28, esta oportuna caricatura de Jesús Cossío aparecida en el último Otorongo).

viernes, julio 27, 2007

Carlos Rengifo, Grecia Cáceres, Piero Quijano, Arquitrave

CARLOS RENGIFO. La página cultural de La Primera publica una entrevista al narrador Carlos Rengifo (Lima, 1964) a propósito de su nueva obra La casa amarilla, "una novela [notable y] excepcional" publicada por Norma, y a la cual dediqué un post hace unos diez días. "Me detengo en el trabajo del lenguaje, en el juego de los símbolos más allá de la escritura enunciativa. Me interno en la protagonista de la novela, describo lo que le ocurre. El punto de vista se va modificando conforme el personaje se trastorna hasta ser una especulación subjetiva", explica el autor respecto a la técnica empleada en su nouvelle.

GRECIA CÁCERES. Poeta, narradora, traductora, ensayista, Grecia Cáceres acaba de publicar, con Estruendomudo, la novela La vida violeta, presentada esta tarde en la Feria del Libro por José Donayre, Alexis Iparraguirre y José Güich. Tal y como me comenta la autora: "La novela salió en francés en 2003 bajo el titulo de Violeta, traducción de M. Millon, editorial L'eclose. Yo escribo única y exclusivamente en español, todas mis novelas, las tres, han sido publicadas en Francia en traducción. La vida violeta es una novela que sucede en el año 1965/66; es la historia de una secretaria que tiene un imaginario formado por la lectura de fotonovelas (que a pesar de depender de la foto todavía se leen), y es testigo de la historia de amor de su patrón (ideal), cuya profesión es la de ingeniero, y de la de su hija (real)".

PIERO QUIJANO
. La sección de cartas de Caretas publica una en la que despeja la duda de un lector (surgida a raíz de la ya comentada intervención del semanario sobre la censura contra Piero Quijano) respecto a la posición de la revista sobre las conclusiones de la CVR: "MÁS SOBRE QUIJANO. Lima, 17 de julio del 2007. Solo me queda una duda con relación a la posición de la revista sobre Piero Quijano y la caricatura sobre las violaciones de los derechos humanos cometidas por agentes del Estado. ¿Caretas sostiene que estos actos condenables fueron meros excesos o, como lo señala la CVR, en algunos lugares y momentos se tipificaron violaciones sistemáticas a los derechos humanos?José Alejandro Godoy Mejía. DNI 41072920. Rpta: Las precisiones de la Comisión de la Verdad son las correctas y Caretas coincide con ellas". Sobre el tema Piero Quijano, el domingo último Carlín realizó una caricatura (que pueden apreciar en este post) en el suplemento Domingo de La República.

ARQUITRAVE
. La revista colombiana Arquitrave, dirigida por Harold Alvarado Tenorio, acaba de publicar una selección de poesía peruana actual a cargo de Pedro Granados. Los incluidos son Antonio Cillóniz, Gloria Mendoza Borda, Luis La Hoz, Vladimir Herrera, Magdalena Chocano, Frido Martin, Orlando Granda y Montserrat Álvarez.

PD: Transcribo el siguiente mensaje enviado por Fernando Bryce Lostaunau vía e-mail colectivo: "El día sábado 28 a las 12:00 m se realizará en la esquina de Colmena izquierda y Lampa, donde se levantaba el Banco de la Nación, un homenaje a las víctimas de la dictadura de Fujimori-Montesinos, que cayeron en la gesta de los 4 suyos, y un recuerdo para todos los que luchamos contra esa infame asesina cleptocracia. Los esperamos".

En la foto: caricatura de Carlín.

jueves, julio 26, 2007

Calderón Fajardo, Wendy Guerra, Rachel Corrie

CALDERÓN FAJARDO. Enrique Planas entrevista hoy en la sección cultural de El Comercio a Carlos Calderón Fajardo, "narrador imprescindible" que acaba de publicar la novela El huevo de la iguana en la colección Diamantes y Pedernales de la activísima editorial San Marcos. "Yo estudiaba en el colegio Ignacio Merino de Talara, una especie de arca de Noé, pues en ella estaban todos: hijos de ingenieros petroleros, obreros, técnicos, militares, médicos. Nos íbamos a pescar a la playa de La Chira, usando como carnada lombrices que los pescadores sabían extraer de las fisuras de las rocas. Íbamos al barrio de pescadores, apartado de la ciudad, y las comprábamos en la tienda de un hombre muy extraño. No solo salíamos de allí con las lombrices, sino también con la cabeza llena de historias que el chamán compartía con nosotros. Entre esas historias, la que más me impactó contaba que las iguanas del desierto de La Brea y Pariñas no eran otra cosa que chamanes muertos reencarnados. Algunos de mis compañeros sabían silbar de tal forma que atraían a estos animales. Entonces recuerdo que salió una y se me quedó mirando fijamente. Solo a mí. En ese momento, como si fuera un animal totémico, sentí que algo se introdujo dentro de mí. Allí fue cuando nací como narrador", comenta el autor.

WENDY GUERRA. En esta misma sección de El Comercio Alberto Revoredo entrevista a la escritora cubana Wendy Guerra (La Habana, 1970), quien ha venido a Lima a presentar (hoy a las 8:30 pm en la sala José María Arguedas de la Feria del Libro) su novela Todos se van, ganadora del Premio Bruguera 2006, como informé aquí en su oportunidad. "Si tu abuelo fue un héroe o si fue un asesino, y tu madre heredó eso, tú no tienes porque cargar con la gloria ni el desacierto. Yo me siento parte de donde vivo y muy cómoda, en el sentido de que no estoy a favor o en contra. No soy parte de los que hicieron y provocaron la épica de la revolución. Conozco a mucha gente en ambos lados y no se trata de buenos y malos. Está más allá de todo, yo padezco y disfruto las cosas", afirma.


RACHEL CORRIE
. La edición de hoy de Caretas publica una nota a página entera (que incluye la foto que ven en este post) a propósito de la estupenda obra teatral Mi nombre es Rachel Corrie, a la cual dediqué un post hace dos jueves. Dice la nota de Caretas: "EL GRITO DE RACHEL. Era de Washington, quería ser poeta. Se inscribió en el Movimiento Internacional de Solidaridad para ayudar a la población civil palestina, en la franja de Gaza. El 16 de marzo del 2003, se paró frente a un buldózer del ejército israelí, para impedir que destruyera una casa. Este no se detuvo. Rachel Corrie murió ahí. Tenía 23 años. Gisela Ponce de León, de Lima, tiene 22. Conoció a Rachel cuando la llamaron a actuar en la obra de teatro escrita con sus cartas y diario. Y ahora, parada frente a un tractor de construcción, recrea para la foto sus últimos momentos, que una voz en off narra en la obra. 'Creo que Rachel jamás llegó a entender por qué habiendo judíos y palestinos que construyen cementerios para enterrar a sus familias juntas, las cabezas de esas comunidades persisten en vengarse', dice la actriz. 'Y yo tampoco lo entiendo'. Cómo hacerlo".

En la foto: actriz Gisela Ponce de León interpretando el terrible minuto final de Rachel Corrie. La obra se presenta todos los miércoles hasta el mes de diciembre en el Teatro La Plaza Isil de Larcomar.

miércoles, julio 25, 2007

Una entrevista (hace 40 años) a Marco Martos

Republico en este post una entrevista realizada hace exactamente cuarenta años (en julio de 1967) por Hildebrando Pérez a Marco Martos (como se sabe, ambos responsables durante décadas del taller de poesía de la Universidad de San Marcos). Dicha entrevista, de interés intacto, apareció en el séptimo número de la revista Universitas, publicación del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad Nacional de Ingeniería. En dicho número aparecen textos de, entre otros, Fernando Silva Santisteban, Bertrand Russell, Luis Lumbreras y Manuel Scorza. La revista dedica a su vez un homenaje a Sebastián Salazar Bondy con motivo del segundo aniversario de su muerte, y Magdalena Moujan Otaño escribe "Sobre un aspecto de la ciencia ficción". A continuación, la mencionada entrevista a Martos en la que poesía, lecturas o la función del intelectual, entre otros temas (algunos de ellos correspondientes a la coyuntura del momento), son abordados con su conocida lucidez.

Entrevista a Marco Martos

Por Hildebrando Pérez

El poeta Marco Martos ha obtenido el Primer Premio de Poesía en los Juegos Florales Universitarios convocados por la Federación Universitaria de San Marcos en homenaje al Centenario Republicano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas.
¿Qué es la poesía?
Arriesgo esto: la Poesía es como un río que baña y da nombre a las cosas y a las cosas conocidas, transforma.
¿Escribes mucho?
Intento escribir con bastante frecuencia; escribo poco, generalmente por ráfagas que pueden durar una semana, un día, o un mes.
¿Aún escribes "para calmar tus nervios, y casi por necesidad"?
La pregunta alude a un poema mío y tiene vigencia en ese contexto. Sin embargo a veces vuelve a repetirse el fenómeno. Ante el papel en blanco "Un rato se levanta mi esperanza" y después torno a escribir "para calmar mis nervios".
A propósito, que nos dices de Casa nuestra.
Más allá de la Teoría Literaria, un libro, bueno o malo, es como un hijo. Los poemas de Casa nuestra tienen derecho a la primogenitura.
¿Reconoces, actualmente, influencias importantes en tu obra?
Me siento diminuto para "reconocer" influencias. Prefiero hablar de libros que me gustan o que no me gustan, de libros que leo o que me gustaría leer.
¿Qué estas leyendo?
Estoy leyendo a Proust y mira lo que dice: "sí, la poesía, ya lo creo, nada sería más hermoso si fuera de verdad y si los poetas creyeran en todo lo que dicen. Pero algunas veces son más interesados que nadie. Que me lo digan a mí. Tenía yo una amiga que estuvo en relaciones con un poetillo. En sus versos todo se volvía hablar de amor, del cielo y de las estrellas. Pero buen chasco le dio. Se le comió más de trescientos mil francos".
¿Y de poesía?
Con bastante retraso, y después de haber leído Isla de otoño, estoy leyendo La voz del tiempo de Manuel Velásquez. Cosas del Perú: pocos han reparado en la hondura de estos versos.
Si hubiera una redada bibliográfica y tuvieras la oportunidad de salvar tres libros, ¿cuáles serían?
En principio, merced a los beneficios del papel biblia, salvaría más de tres libros, pero no los voy a decir, precisamente para poder salvarlos.
¿Qué opinas sobre la poesía contemporánea del Perú?
Un gran escritor: Vallejo, necesariamente aplasta a la generación siguiente. Recién a partir de 1945 surgen poetas de valía. Esto lo niegan a voz de cuello algunos jóvenes; pienso que exigen mucho a los demás y se dispensan a sí mismos. Delgado, Belli, Guevara, Romualdo y Sologuren son auténticos creadores.
¿Algunas palabras sobre Javier Heraud?
Javier Heraud, en el siglo XX, es el primer escritor peruano que muere por sus ideales. De allí que su figura está adquiriendo contornos místicos, en el proceso revolucionario peruano. En cuanto a su poesía, pienso que después del éxito de sus primeros libros, estaba en una etapa de búsqueda para darle a su palabra, un contenido social.
¿Estás de acuerdo con la Carta enviada por los intelectuales cubanos a Pablo Neruda?
Completamente. Esto ya es público desde el año pasado con ocasión de la Primera Convención de Escritores Jóvenes "Edgardo Tello". En ese certamen, se acordó, por unanimidad solidarizarse con los escritores cubanos.
¿Te adhieres al Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra que ha instituido el filósofo inglés Bertrand Russell?
Tengo la impresión que cada Presidente Norteamericano se esfuerza en ser peor que el anterior.
¿Qué función debe desempeñar el intelectual en un país subdesarrollado como es, sin duda, el nuestro?
El intelectual es la cuerda más sensible de una sociedad en crisis. El estudio de la realidad muchas veces se complementa con la protesta y con la rebelión. Naturalmente, estas afirmaciones están supeditadas a una concepción clasista de la sociedad; más claramente: hay intelectuales de derecha e intelectuales de izquierda y a buen entendedor, pocas palabras.


En la foto. Marcos Martos en 1967. "Javier Heraud, en el siglo XX, es el primer escritor peruano que muere por sus ideales", expresa.

José de Piérola y una novela poderosa

Hoy en la sección cultural de El Comercio Enrique Planas publica una entrevista al escritor José de Piérola, "flamante profesor del programa de creación literaria bilingüe de la Universidad de Texas" (en El Paso). La conversa gira alrededor de su recientemente publicada novela El camino de regreso, calificada por Planas como "poderosa". Incluyo dos preguntas. "Muchos dicen que solo después del atentado en Tarata, el Perú oficial se percató de la gravedad de la guerra interna. ¿Piensa lo mismo?": "Creo que Tarata tuvo esa terrible 'virtud': traer la guerra a Lima. Al principio, se hablaba de 10 mil, 15 mil muertos, ahora se sabe que hubo más de 70 mil muertos. Era una guerra que se libraba muy lejos de la conciencia de Lima. La capital es tan grande que se puede aislar de algunos aspectos de la vida nacional. Tarata fue una terrible llamada de alerta, y creo que a partir de allí empezaron a cambiar las cosas". "Ahora que afloran en el país diversas novelas sobre los años de la violencia, ¿cree que hemos llegado a un tiempo para reflexionar con madurez sobre lo sucedido o es una simple moda literaria?": "Para poder reflexionar sobre la guerra hay que tener cierta distancia, temporal y espacial. En mi caso, la distancia espacial me ha ayudado a verme a mí mismo en esos años. Nunca es muy tarde ni muy temprano para reflexionar sobre una etapa tan traumática. Creo que hay tres formas de volver al tema de la violencia: una es explicarla, cosa que la literatura no puede, y la sociología muchas veces tampoco logra conseguirlo, otra es trivializarla, ablandar los filos de la experiencia para incorporarla como una versión más ligera de la historia, con la esperanza de dejarlo atrás. Eso es lo que ha ocurrido en EE.UU. con respecto a su guerra civil o a la Segunda Guerra Mundial. La tercera, que creo es la forma más constructiva, es replantear los problemas que ocurrían en esa época. Eso es lo que me interesa: explorar los conflictos de entonces, esas diferentes opciones y las vidas afectadas, sin pretender obtener ninguna respuesta".
Finalmente, con relación al "muchos dicen" de la primera pregunta de Planas, un comentario puntual correspondiente a Enrique Cortez (autor de una novela en la que también aparece el tema de la violencia política) publicado en el desaparecido suplemento cultural Identidades: "La conciencia de la violencia en la década de 1990 es un proceso muy limeño que, de espaldas al resto de la sociedad peruana, observó cómo durante la década de 1980 se libraba una batalla en el interior del país. Esta mirada indiferente, de la cual el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación documenta bien –y sólo excepcionalmente crítica en los poemas de la llamada generación del ochenta–, sólo asumió esa violencia como un problema cuando un hecho real, que se hace símbolo de esa indiferencia (el atentado de la calle Tarata de Miraflores en 1992), estremeció las seguridades que construyó el sistema republicano, bajo la forma del centralismo, con una violencia no tan abrupta como la de esos años, pero acaso más fatal".

En la foto: José de Piérola. "Creo que Tarata tuvo esa terrible 'virtud': traer la guerra a Lima", afirma.

martes, julio 24, 2007

Narradores en la Feria del Libro

Hoy en la sala Ricardo Palma de la Feria Internacional del Libro, desde las 5:30 pm, se lleva a cabo la mesa redonda "Escritura y vida" en la que participan el narrador español Marcos Giralt Torrente, invitado a Lima por el Centro Cultural de España (como señala Enrique Planas en la entrevista que realiza al autor en la sección cultural de El Comercio), el escritor colombiano Enrique Serrano y el peruano Oswaldo Reynoso.
Conocí a Serrano en noviembre del año pasado cuando, invitado por su Embajada, ofreció una conferencia en Ottawa sobre la narrativa colombiana actual. En la misma, Serrano prácticamente realizó un completo repaso de, por así decirlo, todititos los cuentistas y novelistas colombianos del momento, libros, posiciones y premios incluidos. Recuerdo que en la breve conversa que tuve con él en una recepción que se le ofreció (y que duró hasta las mil y quinientas) me habló de su amistad con Fernando Iwasaki. Recuerdo también que en algún momento se definió como de derechas, aunque no sabría decir ahora mismo sobre la base de qué me lo comentó. Lo que sí creo tener claro es que Serrano es un autor de opiniones firmes y, cuando lo desea (o lo provocan), fuertes. Si por aquí algunos lamentan que Fernando Vallejo no haya podido asistir a la Feria, pues deberían conocer un poco más a un autor como Enrique Serrano. Pienso que en la mesa de hoy brindará algunos cuantos comentarios que llamarán la atención sobre su persona y su obra.
Por otra parte, Reynoso ha sido invitado hoy mismo, a las 7:00 pm, por la revista Intermezzo tropical, a la firma de sus libros. Pueden ver aquí el volante que para este acto ha venido distribuyendo la revista. Al finalizar el mismo se ofrecerá un "vino rojo de honor".
A propósito de Reynoso. Por segundo año consecutivo la FIL distribuye gratuitamente la publicación Leer o morir, una producción de la editorial Estruendomudo bajo la dirección de Álvaro Lasso y el respaldo de la Cámara Peruana del Libro. En la misma (de 32 págs., formato tabloide) se publica un fragmento a dos páginas de la nueva novela que viene escribiendo Oswaldo Reynoso ("sin duda uno de los mayores escritores de la narrativa peruana de las últimas décadas", tal y como se lo presenta): Huamanga, Huamanga, de la cual publiqué en esta Zona de noticias otro fragmento el pasado mes de mayo. Reynoso es entrevistado a su vez en Leer o morir junto a Fernando Ampuero (ambos salen dibujados por Luis Calixtro en la carátula, ilustración que puede apreciarse en este post). Se trata de una mesa imaginaria en la cual "dejan parte de un inusual contrapunto literario", como se lee, y en la que responden ocho preguntas. La última pide recomendar al otro autor algún libro. Ampuero recomienda a Reynoso leer el cuento "Sredni Vashtar" de Hector Hugh Munro, mientras que el segundo recomienda al primero En busca del tiempo perdido de Proust.
Si están en Lima, no dejen de ir a la Feria del Libro.

José Carlos Yrigoyen sobre Andrea Cabel

Sobre Las falsas actitudes del agua de Andrea Cabel

Por José Carlos Yrigoyen

Desde su título, Las falsas actitudes del agua, el primer libro de Andrea Cabel, denuncia y explica sus propósitos centrales: el de armar una máscara de palabras donde las apariencias, los gestos y las imágenes son lenta pero insistentemente develadas en su lectura, dando paso así a un espléndido y musical discurso sobre la soledad (quizá una de las palabras, que, con sus variantes, se repite más en el texto), el sentido de vivir y las pulsaciones del que éste nos rodea (las sensaciones olfativas, visuales y táctiles se despliegan en cada poema con la insistencia del que es sorprendido por ellas, de quien debe dejar constancia de sus experiencias antes de que estas se conviertan, como todo lo que alguna vez fue hermoso, en cenizas), y, sobre todo, el amor. Porque la de Andrea es una voz enamorada, lo suficientemente madura –pese a su cronológica juventud- como para expresarnos con notable seguridad y fuerza los diversos compartimentos en los que la avidez por el cuerpo y el corazón ajeno se divide y desenvuelve: el objeto del amor perdido, el recién encontrado, el que nos negamos a abandonar. Y basta leer algunos de los poemas donde estas inquietudes se evidencian ("Giulia", "Lejanas", "El Gruit", así como varios de los fragmentos que forman el poema largo "La fruta partida") para rendirnos ante un lenguaje cuyos recursos retóricos y audacia eran algo que muchos extrañabamos en la poesía peruana última, hundida entre la grisura y previsibilidad de los que no tienen nada que decir y sin embargo, a pesar de todo, inútilmente insisten.
Hablo de la audacia de Andrea Cabel no sólo por la capacidad para entregarnos un discurso desde muchos flancos novedoso y refrescante, sino por la forma en la que éste llega hacia nosotros. Ella se ha dado cuenta de que muchos de sus tópicos –desde un punto de vista general- ya han sido bastante trajinados por otros poetas de su generación y de las pasadas, hasta el punto de convertirse en auténticos príncipes y princesas del lugar común. Entonces, Andrea les da la vuelta de la única manera posible en que su empresa puede, a estas alturas, volverse algo válido: asumiendo el riesgo formal, manteniendo un rechazo total a la improvisación y al coloquialismo fácil, a la infame coartada de la poesía de género, construyéndose con una habilidad inusual un lenguaje propio, en cuyos cimientos subyacen rastros y restos de Hinostroza, Ojeda y Eielson (este último bastante marcado en ese excelente poema "San Antonio I"), pero a la vez con una elegancia y una oscuridad pedregosa absolutamente personales, que nos dan la sensación de sumergirnos en una gruta –el camino que Andrea nos propone- donde podemos sentir y palpar su propio recorrido en las lágrimas para siempre frescas entre las piedras, las sombras platónicas de esas mujeres lontanas por el deseo, los restos de plumas que alguna vez fueron alas; en esa gruta que, como ella misma escribe, está repleta de luces escuálidas y rieles cortos como los días / como las pasajeras nieves y las frentes de luz.
Esa es, pues, la (g)ruta que debemos seguir para descifrar estas falsas actitudes del agua. Esa falsedad que en poesía no es nunca un engaño o una mentira, sino la imprescindible fórmula para hacer del amor y del eros la enseña que queremos enarbolar como única y propia. Andrea Cabel en su libro lo ha conseguido de manera admirable, y ese es un mérito difícil que, para los que tienen ojos para ver y oídos para escuchar, de ninguna manera debe pasar inadvertido.

En la foto: Andrea Cabel. La segunda edición del poemario se presenta hoy a las 8:00 pm en la Feria del Libro. Pueden leer aquí dos poemas del libro, inéditos hasta esta edición.

lunes, julio 23, 2007

Abelardo Oquendo y Alonso Cueto sobre Tigre Hircana de Roberto Zeballos Rebaza

El pasado mes de junio, en su columna del diario La República, Abelardo Oquendo escribió lo siguiente sobre la novela de Roberto Zevallos Rebaza Tigre Hircana, ganadora del Concurso de Novela Corta 2007 "Julio Ramón Ribeyro", certamen organizado por el Banco Central de Reserva del Perú: "Algo tiene de bucólica la atmósfera, morosa e íntima, de esta ópera prima de Roberto Zeballos. Su mundo es un mundo que no quiere ser novelesco, donde lo familiar, lo cotidiano, podría decirse lo doméstico, priman y la vida transcurre sin grandes acontecimientos externos, pues es en el interior de los personajes que la vida cobra relieve e intensidad: es en su significación subjetiva donde todo adquiere sentido. Y ese relieve, esa intensidad, ese sentido son, en Tigre Hircana, creados a partir de la percepción afinada y ecuánime del narrador que habla en primera persona, de su mirada lúcida y de la prosa que la transmite con una precisión fluida y sobria, discretamente gustosa, cordial y clara. Es la mirada, es la forma y el tono del lenguaje que la expresa las virtudes principales de esta breve novela. Allí residen su valor y su atractivo mayores. No debe entenderse, sin embargo, que mirada y lenguaje han sido tratados por el autor como protagonistas. No; ambos son, a la vez, instrumentos y materiales que, por bien manejados en la construcción de la historia, se han hecho carne y sangre de esa historia".
Hoy, en su columna de Perú 21, Alonso Cueto dedica también líneas elogiosas a esta novela: "Tigre Hircana es una sorpresa interesante. Se trata de un libro con un estilo elaborado, formalmente cuidado, que muestra un manejo consciente del idioma. No está lleno de incidentes, con un argumento sólido. Los escenarios aparecen vistos desde la contemplación del narrador, un joven en edad escolar. Este narrador contemplativo realiza acciones mínimas, nos ofrece descripciones minuciosas de su entorno geográfico y una versión meticulosa de su mundo interior", afirma. Y dice a su vez: "¿Puede sostenerse una novela sin grandes acciones, tan solo con la pulcritud de su estilo? Es un tema que no tiene respuesta, salvo en la práctica".
Dos lecturas que concuerdan en destacar la prosa, el estilo de esta breve novela premiada.

En la foto: carátula del libro.

domingo, julio 22, 2007

José Luis Falconí, Andrea Cabel, Pop-ular

FALCONÍ. Francisco Melgar entrevista hoy en la sección cultural de El Comercio sobre Indicios del naufragio, primer poemario de José Luis Falconí del cual di cuenta aquí hace dos sábados. "Los poemas de este libro son, básicamente, placas que voy tomando/escribiendo en cada lugar al que voy. Lo que hice hace un tiempo fue darle organicidad a una cierta parte del corpus. Cada poema funciona como una fotografía. Además, como las fotografías, estos poemas sirven de indicio de algo", comenta el poeta. Ayer el suplemento Somos del diario El Comercio publicó una nota de Natalia Ames sobre el libro de Falconí, la misma que pueden apreciar junto a la fotografía del autor incluida en este post.

CABEL. El Dominical de El Comercio publica hoy una reseña de Luis Fernando Chueca a la segunda edición de Las falsas actitudes del agua, primer poemario de Andrea Cabel, cuyo prólogo (a cargo de Raúl Zurita) publiqué aquí en su momento. Al decir de Chueca, con este libro la autora "nos enfrenta, con belleza y solidez, a ese lado admirable y perturbador de la existencia".

MIRADAS DE FIN DE SIGLO 4
. En este mismo suplemento, Diego Otero reseña la cuarta serie de la muestra Miradas de fin de siglo: Popular/Pop (vanguardia, conflicto y modernidad visual), curada por Rodrigo Quijano. "Si bien es cierto que no ha sido planteada como una cronología -sí lo fueron, en algún punto, las versiones anteriores de Miradas de fin de siglo-, la muestra Popular/pop parece partir de una premisa histórica: la asimilación del arte pop occidental marca un punto de inflexión -un punto de no retorno- en el desarrollo de nuestra actividad artística. Como si de una emulsión se tratase, las estrategias discursivas del pop han ido ejerciendo influencia en los creadores locales de una manera gradual. Y en la parábola que traza aquella premisa histórica se cristalizan etapas: el pop histórico de los sesenta, que es audaz para su contexto pero que en perspectiva resulta bienintencionado, conservador, inclinado hacia lo pictórico; los afiches de Ruiz Durand, que son la conexión con lo que vendría después, la primera vuelta de tuerca visible -el color local embutido en el acabado pop, el contenido que subvierte los alcances del referente original-; y finalmente Huayco, que podría representar algo así como una primera plenitud pop local, con sentido del humor, agudeza y un discurso pertinente: un discurso que pone en escena, desde sus formas mismas, la asunción de la modernidad como una problemática", afirma Otero. También dice: "El recorrido ideal de la muestra -es decir, el que el curador quisiera que todos recorramos-, nos enfrenta luego a un grupo de trabajos complejos, de filo más o menos duro (Ivan Esquivel, Ishmael Randall, Alfredo Márquez) en los que el acento recae en lo político, pero sin quebrar el discurso: las instituciones, que son otro producto de la modernidad, hacen agua, naufragan o se hunden, y arrastran con ellas vidas y esperanzas".


PD Lunes 23
: DANIEL ALARCÓN. Hoy en la sección cultural de Perú 21 Gonzalo Pajares Cruzado
entrevista a Daniel Alarcón por su novela Radio Ciudad Perdida. "Mi novela pretende abarcar el tema de la violencia interna de un país, del proceso de recuperación que se produce en la posguerra. Si uno pretende ser fiel a la historia, es inevitable que surjan los contrastes: sociales, geográficos, lingüísticos, económicos. El primer contraste del libro es la guerra y la paz", afirma el autor. Por su parte, el weblog Presencia cultural (perteneciente al programa cultural del mismo nombre de Canal 7) publica una entrevista a Alarcón desde la Feria del Libro.

En la foto: José Luis Falconí.

sábado, julio 21, 2007

De Piérola, Alarcón, Cueto, Bryce, Piero Quijano

DE PIÉROLA. La página (sin firma) de libros del suplemento Somos de El Comercio publica hoy una breve reseña a El camino de regreso (Norma, 420 págs), la nueva novela de José de Piérola de la cual brindara ayer aquí dos significativos fragmentos. Incluyo la reseña en su totalidad: "Narrador ya maduro, José de Piérola (Lima, 1961) había incursionado en los géneros del cuento ('Lapices') y la novela (Shatranj. El juego de los reyes) con relativo éxito. Pero fue su segundo relato largo (En el vientre de la noche, 1999) el que le dio el reconocimiento internacional. El libro abordaba el tema de la guerra interna en el Perú durante los años 1980-1992 desde una óptica realista, perspectiva que también dominó la estética de su siguiente obra, Un beso de invierno (2000). El camino de regreso viene a cerrar una trilogía cuyo leitmotiv es la atmósfera de violencia y de terror que envolvió a nuestro país a partir del momento en que Sendero Luminoso iniciara la lucha armada. No es casual, pues, que el protagonista de esta novela sea Fernando, un joven ingeniero cuyo padre ha muerto víctima de un atentado terrorista y que el hilo conductor de los acontecimientos sea precisamente la constante amenaza de la muerte y la sensación paranoide y apocalíptica de que todo puede terminar en el momento menos pensado y de que, en ese contexto, nada parece tener sentido. Encontrar el 'camino de regreso' -entendido como la recuperación del orden y de una cierta racionalidad que permitan la convivencia y que devuelva la visión del futuro- se convierte, entonces, en una tarea en la que los protagonistas -Fernando, Eva y Antonio- se juegan nada más y nada menos que la vida".

ALARCÓN. La sección cultural de La República publica hoy una entrevista de Pedro Escribano a Daniel Alarcón a propósito de su novela Radio Ciudad Perdida. "La novela es un intento de describir una realidad, una historia muy difícil que sucedió en el Perú. No es historia, es ficción. No he querido tampoco meterme en los detalles, ver ideologías o hablar de cómo fueron los hechos, sino mi novela es un país que he creado en la imaginación. Un país basado en el Perú, una ciudad basada en Lima, que no es Lima, ni Perú. Es más divertido como escritor de ficción inventármelo siempre. No soy historiador, no soy sociólogo, no soy antropólogo, a pesar de mis estudios, simplemente me gusta escribir ficción y en este caso me he basado en hechos reales, pero no he sido fiel a ellos", afirma. En la misma sección del diario Correo Carlos M. Sotomayor hace lo propio. "Yo me acuerdo que en el 2001, cuando se hablaba de la Comisión de la Verdad, hubo muchos debates, mucha discusión y mucha gente en contra de la formación de una Comisión de la Verdad. Eso es precisamente lo que quiero retratar, no sólo la guerra sino la posguerra y el proceso de recuperación que para mucha gente es sinónimo de olvidar. Esa es una estrategia de recuperación sicológica, pero no es la única. Para realmente tener una reconciliación también hay que conversar, hay que ponernos de acuerdo sobre qué es lo que sucedió, cómo, quién murió, cuántos, dónde, a manos de quién", sostiene. Por último, ayer José Vadillo Vila entrevistó también a Alarcón en la página cultural de El Peruano.
PD Domingo 22: Francisco Melgar entrevista a Alarcón hoy a página entera en la sección cultural de El Comercio. En la misma el narrador cuenta cómo el hecho de que la guerra interna tocara personalmente a su familia (específicamente a un tío suyo) desencadenó su interés por el tema. "Pensaba escribir un ensayo. Pero al investigar me di cuenta de que habían tantos casos como el de mi tío que era importante ficcionalizarlo y no quedarme solo con los hechos sino expandir la óptica un poco", explica.

CUETO. El periodista Willy Quevedo, quien acostumbra enviar a su base de datos regularmente por e-mail artículos suyos sobre distintos temas (actualidad, política, literatura, etc) relacionados al Perú, envía hoy lo que me parece ser la primera reseña local a la nueva novela de Alonso Cueto El susurro de la mujer ballena. La incluyo en su totalidad: "FELICIDAD. La felicidad es efímera. Tener un trabajo interesante, bien remunerado, matrimonio estable y lindos hijos es el ideal de todos. Sin embargo, la dicha es frágil y puede desaparecer en cualquier momento. El oficio y la imaginación de los escritores nos ayudan a aquilatar lo insegura que es la existencia. Alonso Cueto en su reciente novela titulada El susurro de la mujer ballena aborda el tema de la fragilidad de la solidez. La heroína es Verónica, prestigiosa periodista de 42 años, cuya vida sufre una conmoción cuando se encuentra con Rebeca, antigua íntima amiga de colegio con quien se vuelve a encontrar despues de 25 años de egresadas de secundaria. Verónica es muy atractiva. Rebeca pesa 120 kilos. Verónica es casada, ha tenido una decena de parejas y actualmente se ve semanalmente con un amante. Rebeca es soltera y nunca ha conocido un hombre. Rebeca le reclama a la heroína su cobardía de no haber hecho nada para evitar los maltratos de los chicos del colegio que se burlaban de su obesidad. Verónica se descontrola, la presencia de la villana la enferma, sufre un intento de asesinato. Finalmente pierde al marido y al amante quedándose sola con su hijo Sebastian. Las fortalezas del libro son los diálogos hilvanados con destreza y la caracterización de Verónica. Cueto logra que la protagonista piense y sienta como mujer. Esta maestría del autor creando personajes femeninos es una propuesta ya elogiada antes por las obras Grandes miradas con Gabriela y La hora azul con Miriam. Cueto se ha convertido en el mejor travesti literario iberoamericano. Las debilidades son diversas. El desenlace inverosímil. Es poco creíble que la villana intentara matar a Verónica mordiéndole el cuello. Asimismo, es insostenible que solo la heroína trabaje. Su depresivo esposo Giovanni recibe dinero de su familia todos los meses, su amante Patrick administra una fortuna que le dejaron sus padres, su confidente María Eugenia enviudo de un viejo rico y Rebeca multiplica en su industria una millonaria herencia que le dejó una tía. Sobre esto último, si la villana era paciente psiquiátrica, ¿cómo pudo llegar a ser una empresaria de éxito? También es insólito que el papá de Verónica pueda domiciliar en el exclusivo distrito de San Isidro con su pensión de profesor de escuela. Para terminar, es inadmisible que Rebeca haya logrado que la policía no la encuentre. ¿Son tan inútiles que que una mujer ballena se les puede escabullir? El tono de la novela es dramático y el ritmo sigue el compás del tráfico limeño. En conclusión, El susurro de la mujer ballena es una obra feminista, liviana, sanisidrina que cuestiona a la clase media alta peruana".

BRYCE. Hoy en Perú 21 Giovanna Pollarolo dedica su columna a escribir (por tercera vez) sobre los plagios de Afredo Bryce. "Acusar o confesar la culpa" se titula su artículo.

PIERO QUIJANO. Hoy el suplemento Somos publica una carta relacionada a la censura contra Piero Quijano. "El santo oficio. Lima, julio de 2007. Declarar a Machu Picchu com una de las maravillas del mundo pone en el tapete el nulo acceso que tienen los peruanos pobres a dicho monumento. Nada mejor para ilustrar esto que uno de los dibujos de Piero Quijano, objetados por el INC. Machu Picchu y el museo de La Inquisición son los dos lugares que todo peruano debería visitar. Viene a colasión recordar dos fechorías. En el régimen dictatorial del General Odría se ordenó borrar un mural del pintor Teodoro Núñez Ureta del Colegio Militar Francisco Bolognesi de Arequipa. La segunda. La agresión al periodista José Carlos Mariátegui por el entonces teniente Vásquez Benavides debido a un artículo que tocaba a los militares. Le sugiero a Quijano que haga itinerante su exposición en zonas populosas de Lima y el interior. Y que brinde una clase magistral a niños y adolescentes. Por lo pronto, el afiche de su frustrada exposición decora mi biblioteca. ¡Gracias, Piero!. Grimaldo Antonio Rengifo. DNI 06057477". Por otra parte, en este mismo suplemento, Enrique Sánchez Hernani entrevista al humorista gráfico argentino Sergio Langer, quien presentará su libro Langer For Export el próximo miércoles 25 de julio a las 7:00 pm en la Feria del Libro. Incluyo dos preguntas relacionadas a la polémica sobre Piero Quijano. "¿Has sufrido censura?": "En la época de la dictadura militar tenía 19 años y comencé con los botines de punta: mis primeros dibujos son de militares. No tuve una censura que haya trascendido, pero sí nos enjuició la Quaker, por burlarnos en la revista Lápiz japonés de su producto. Otra vez hice unos dibujos con Camel, el tabaco, cuando el principal anunciante de la revista eran esos cigarrillos, y nos quitaron la publicidad. Pero nunca tuve hechos como el que ha confrontado Piero Quijano". "¿Qué te pareció que el INC retirara algunos dibujos de la muestra de Quijano, obligando al artista a renunciar a la misma?": "Esto me demuestra lo hipócrita que es la sociedad y cuánto poder tienen todavía ciertos sectores. Pero, además: ¿cuándo se ha visto a un militar viendo una muestra de dibujos? Eso es una anécdota y demuestra la debilidad del sistema democrático, por la arbitrariedad con la que se maneja". Finalmente, en A pie de página, un muy interesante sitio de literatura y cultura latinoamericanas dirigido por el crítico peruano de la Universitá di Genova Luis Dapelo, éste publica un decálogo en el que expone sus puntos de vista contra la censura a Piero Quijano desde su "más enérgica condena, repulsión y protesta contra el gobierno peruano, el INC y la cúpula militar, responsables de una medida indigna".

En la foto: caricatura de Luis Rossell sobre Bryce ayer en el suplemento El Otorongo de Perú 21.

viernes, julio 20, 2007

La nueva novela de José de Piérola

Como adelantara tan solo este lunes, José de Piérola (Lima, 1961) publica una nueva novela, y lo hace en la colección La otra orilla de la editorial Norma. La misma se titula El camino de regreso, y se presenta el próximo martes 24 a las 7:00 pm en la Sala José María Arguedas de la FIL. Las palabras de rigor estarán a cargo de Miguel Gutiérrez.
Sobre el autor, dice la nota de prensa de la editorial: "José de Piérola, escritor de inmenso registro creador, no solo ha explorado la vertiente realista, también, la vertiente fantástica o insólita con 'Lápices', ganador del Primer Premio del Copé de Cuento 2000 y la novela Shatranj. El juego de los reyes, publicada en 2005 dentro de la colección Zona Libre, en la senda maravillosa y legendaria de Las mil y una noches. No obstante el reconocimiento lo ha recibido con el Premio Internacional Max Aub en 1988 por 'En el vientre de la noche' (editado por Pre-Textos en 1999), cuento de factura realista, sobre el conflicto interno de los años 1980-1992; estética dentro de la que se sitúan su obra siguiente, Un beso de invierno, que se impuso en el Concurso Novela Corta 2000 del Banco Central de Reserva y su novela más significativa, a la fecha: El camino de regreso, novela con la que cierra una prodigiosa trilogía y que consolida a su autor como uno de los narradores de las letras peruanas más importantes de inicios del siglo XXI".
A continuación, y en exclusiva, dos significativos fragmentos de El camino de regreso. El primero se sitúa en "un pueblito perdido" del Ayacucho del segundo gobierno belaundista, con población civil, policías, sinchis y "abigeos" en escena. El segundo, en la Lima de inicios de los noventa, específicamente en el epicentro del terrorífico atentado con coche-bomba de Sendero Luminoso en la céntrica calle Tarata. ¿Será que José de Piérola se ubica con esta novela sobre la violencia política en el punto medio entre, digamos, Dante Castro y Alonso Cueto?

(Fragmento 1)

Benancio pensó al principio que la urgencia del viaje se debía a algún capricho del sobrino del ingeniero. Los jóvenes de las mejores familias eran dados a esos viajes excéntricos a la sierra porque quizá se creían inmortales. Recién se daba cuenta de que se trataba de otra cosa. Es más, tuvo la impresión de que estaba otra vez envuelto en una situación que ya creía superada. Esta vez no era él quien buscaba, pero daba lo mismo, una parte de él, como por decir los huesos, recordaba con claridad.
Hacía casi diez años, cuando lo destacaron a Cayarí, un pueblito perdido en el norte del Ayacucho, nadie le había advertido que no llevara a Lily, su primera esposa. Todos los guardias civiles lo hacían. Con más razón todavía si eran recién casados. Llegaron al pueblo de gente huraña, que lo saludaba, buenas, sargento, antes de seguir caminando con un atado de leña o un niño colgado en la espalda. Lily le decía que así sería al principio, que se fijara más bien en el cielo azul, el verdor de los sauces. ¿No era como estar de vacaciones? Benancio no tuvo más remedio que aceptar. Y aunque le habían dicho que gallinazo no cantaba en puna, en pocos días, con Lily a su lado, ya sentía ganas de cantar, más todavía cuando ella le anunció, sonrojándose, que estaba en estado. Seremos tres, Ben, como ella lo llamaba. Como si eso fuera poco, unos días después, cuando Benancio creía tocar el cielo, el silencio de Cayarí fue interrumpido por un ruido de motores.
Tres helicópteros en medio del cielo azul. Bajaron en la Pampa Cayarí, a donde fue, acompañado del guardia Huamán, a ver de qué se trataba. Del primer helicóptero bajaron sinchis, vestidos de negro, armados como para la guerra. Del segundo bajaron civiles, un enjambre de civiles que formó un círculo alrededor del tercer helicóptero, de donde bajó un hombre mayor, distinguido, de cejas grises y cara tan blanca como si nunca hubiera visto el Sol. Benancio casi se cae de espaldas. Se trataba del Presidente de la República en persona, que, después de bajar con la cara congestionada por el esfuerzo, le dio un apretón de manos.
—Estamos recorriendo la zona —dijo— porque nos preocupa el problema de los abigeos.
Sin esperar respuesta, empezó a caminar en dirección al pueblo, a menos de trescientos metros, seguido por el enjambre de civiles, algunos con cámaras fotográficas, otros con grabadoras, mientras los sinchis se distribuían por las callejuelas del pueblo, asustando a las mujeres que habían salido a ver los helicópteros. El Presidente de la República se detuvo en la plaza de armas sin asfaltar cuya única gracia eran cuatro bancas de piedra. Los sinchis izaron una bandera peruana, y todos, guiados por el Presidente de la República, cantaron el Himno Nacional. Terminado el acto, el Presidente de la República se despidió de Benancio con un apretón de manos, luego regresó a los helicópteros dejándole en la mano un olor a colonia importada. En menos de cinco minutos la visita presidencial ya era un recuerdo. Benancio se dirigió al guardia Huamán.
—¿Abigeos?
—Ladrones de caballos —respondió éste.
El maestro de la escuela le explicó su versión pero a Benancio le pareció imposible. Una semana después, cuando ya habían agotado el tema, se sentó junto a la ventada del puesto desde donde tenía una visión panorámica de la plaza. Era casi mediodía, hora en que Lily se aparecía por la plaza, trayéndole el almuerzo. Benancio revisaba un periódico atrasado, mirando de vez en cuando por la ventana. No habían dado las doce cuando la vio aparecer por la esquina de la pila de agua. Era el momento que más le gustaba del día, en especial desde que Lily empezó a usar esos vestidos de maternidad, que, contradictoriamente la hacía parecer una chiquilla. Ese día, sin embargo, no pudo sonreír de satisfacción.
Una explosión de dinamita sacudió la plaza, haciendo caer las tejas del puesto. Mientras sacaba su revolver, la vio caer de rodillas, junto a la pila de agua, el portaviandas estrellándose contra el piso. Llamó a Huamán, que en ese momento se ocupaba en el excusado, antes de parapetarse detrás de la ventana, justo cuando aparecían por la equina de la casa comunal, unos ocho hombres, seis de ellos con aspecto de campesino, otro con cara de mestizo, pantalón verde olivo, camisa de cuadros, el último, que parecía dirigirlos, era un blanquiñoso de pelo enrulado, anteojos de carey, pantalón vaquero y camisa de limeño. Los campesinos iban armados con machetes, el hombre de pantalón verde olivo con un fusil automático, el otro con una pistola, quizá una Smith & Wesson o una Beretta.
Los dos hombres armados se parapetaron detrás de las bancas de piedra de la plaza. Benancio respondió el fuego, dosificando el parque, para evitar que se acercaran al puesto. Huamán, al oír el tiroteo, salió del excusado, y llegó con el único fusil del que disponían. Resistieron, pero como el ataque se alargaba, Benancio se vio obligado a dar la orden de disparar a matar. Cayeron dos campesinos. Mientras Huamán lo cubría, Benancio apuntó al mestizo. La mira señalaba el cuello, pero cuando presionó el gatillo, muy despacio, como le habían enseñado en la escuela, le atinó en la frente. El mestizo cayó de espaldas, como empujado por una fuerza sobrehumana. Huamán disparó en seco. Tuvo que agacharse para recargar. Benancio, sin el lujo de poder apuntar, respondió el fuego del blanquiñoso, que corría hacia la otra esquina, donde Lily seguía acurrucada, temblando de miedo, cubriéndose la barriga con las manos. Benancio lo hirió en la pierna, pero el blanquiñoso, siguió avanzando. Rengueando se acercó a Lily. Benancio disparó, pero sólo oyó el clic del martillo. El blanquiñoso se detuvo junto a la pila de agua.
El tiempo se estiró como si fuera de goma. El blanquiñoso miró al puesto, luego a Lily, agachada, temblando, el vestido de denim azul que ella usaba con una blusa blanca ya mojado con el agua que salpicaba de la pila. Quizá comprendió la relación, porque volteó, y le disparó a Lily en el pecho. Lily cayó, sin quejarse, todavía protegiéndose la barriga con las manos. Benancio lanzó un grito de impotencia que retumbó en toda la plaza. Quizá en todo el valle. Para cuando Huamán terminó de recargar su fusil, el blanquiñoso ya se alejaba rengueando, dejando un hilo de sangre en la cuesta que daba al bosque de sauces.
Benancio le arranchó el fusil a Huamán, y salió del puesto, cruzó la plaza, y después de arrodillarse junto a Lily, besándole la cara todavía caliente, corrió en dirección al bosque. Cruzó por entre los añosos troncos, de cortezas esponjosas, luego bordeó los sembríos de papas, bajó al otro lado de la colina, llegó a la ribera del río, saltó sobre las piedras, examinó la hilera de pencas, luego avanzó por la ribera, buscando alguna pista, un indicio que le permitiera encontrar al blanquiñoso, pero no encontró nada. El hilo de sangre desaparecía en el bosque. Esa misma tarde, después de darle cristiana sepultura a Lily, salió a lomo de bestia, dejando el puesto a cargo del cabo Huamán, que comunicó por radio las novedades. En contra de las órdenes de sus superiores, Benancio recorrió la zona, entrando a los caseríos, preguntando. Cerciorándose. Le gritaban abusivo, le cerraban las puertas, lo evitaban por los caminos, pero nadie comprendía cuánto poder tiene el dolor. Ni hambre tuvo durante esos días de búsqueda frenética. Cuatro días después, sin haber dormido mucho, quizá sin haber comido nada, regresó al puesto. Bajó de la bestia temblando. Los labios partidos, los ojos rojos, la voz inundada de dolor.
Lo esperaba un capitán que le ordenó regresar a Lima. Por haber sido Espada de Honor en su promoción le iban a perdonar la insubordinación, pero le dijo que se olvidara de los ascensos por un buen tiempo. Lo destacaron a Santa Juana de la Cruz, un pueblito muy al norte del Perú, lejos de la plaza donde Lily había caído, lejos de la mancha de sangre junto a la pila de agua, lejos del bosque de sauces donde todavía veía desaparecer los rulos insolentes del blanquiñoso.


(Fragmento 2)

La onda expansiva, ensordecedora, era una vaharada caliente, líquida, vapor de azogue que obligaba a abrir la boca, llegando a los pulmones como un fluido cúprico, denso, que ardía dentro del pecho. Todavía sin comprender lo que pasaba, porque jamás había experimentado nada semejante, Fernando empezó a correr, pero no en sentido opuesto, como habría sido lógico, sino hacia el centro mismo de la explosión. No podía saber qué hacía ni por qué lo hacía; no tenía tiempo para pensarlo; era una reacción visceral que simplemente lo empujaba a avanzar en medio del vaho caliente que le quemaba las pestañas, avanzar oyendo las granizadas de vidrio que caían de los ventanales sobre las veredas, las alarmas de los autos, los primeros gritos humanos que más que gritos eran alaridos de dolor, mientras seguía avanzando por la angosta vereda detrás de la iglesia, esquivando la gente caída, señoras de abrigo, hombres de terno, estudiantes de zapatillas y mochilla ovillados contra el vano de una joyería, ahora, sí, cada vez más seguro del lugar a dónde quería llegar. Se oyó otra explosión lejana. Quizá el eco de la primera. Las luces de toda la ciudad se apagaron. Siguió avanzando en la oscuridad.
Dobló en Larco a la derecha, con la intención de no parar hasta llegar al Risorgimento, pero tuvo que detenerse. Entraba en una escena de guerra. Larco estaba cubierta de fierros retorcidos, pedazos de concreto, vidrios triturados. Los autos habían desaparecido de la esquina frente a Tarata empujados por la fuerza expansiva. Frente al Banco Weiss ardía un fuego violento que iluminaba la calle con resplandores rojizos. El humo amarillento, curvándose alrededor de las paredes desgajadas, se elevaba iluminando la calle. Una muchacha de unos quince años corría en dirección contraria, gritando algo que no logró comprender. La succión que creaba el aire caliente al elevarse, hacía flamear su casaca negra, demasiado grande para ella. El edificio de Tarata, frente al Banco Weiss, había perdido la pared lateral, destrozada por la explosión. Los interiores se veían ahora, medio iluminados por el resplandor, como una monstruosa casa de muñecas que empieza a arder. Un hombre parado frente a las lenguas de fuego que salían del primer piso gritaba: "¡Carlo! ¡Hijo! ¡Carlo!". Una mujer descalza salió del humo con un niño en los brazos. Pasó frente a él, la mirada perdida, la cara tiznada, unos hilos de sangre bajándole de la nariz. Un hombre atrapado en medio de unos fierros retorcidos trataba de liberarse empujándose con las manos. Su casaca de dril blanco parpadeaba con el fuego.
Sin comprender muy bien qué pasaba, ni por qué sentía aquel temblor interior, Fernando siguió avanzando, internándose en medio de los escombros iluminados con resplandores rojizos. Los gritos se multiplicaban. Una voz de mujer reclamaba. ¡Qué pasa, Dios mío, qué pasa! Los paneles de vidrio habían desaparecido del Risorgimento. Los pesados maceteros de terracota, que antes habían adornado el interior con geranios rojos, habían sido arrojados dentro del restaurante por la fuerza expansiva de la explosión. La vereda estaba cubierta de pedazos de concreto, varillas retorcidas de aluminio, las junturas de lo que había sido el parasol verde. Saltó hacia adentro entrecerrando los ojos para evitar el humo. Otra voz de mujer gritaba. "¡Mamá, mamá!, ¿dónde estás?". Con el humo ardiéndole en los pulmones, los vidrios crepitando bajo las suelas de los zapatos, avanzó a tientas buscando la mesa de su padre. La esquina desde donde este se había despedido levantando su vaso de cerveza estaba vacía.
Se dirigió hacia dentro, caminando a tientas, demorado por la densidad del humo. Olía a carne quemada, vino que hervía en alguna parte, a plástico que se disuelve. El fuego que salía de la cocina iluminaba el humo con parpadeos amarillentos. Tropezó con el cuerpo de una mujer joven de sacón negro. La había visto al salir, escuchando los argumentos del hombre de corbata, pero sin llegar a convencerse. Dos mesas, empujadas hasta el fondo, ardían ahora como dos leños rectangulares. Siguió avanzando por sobre una granizada de platos, botellas, vasos de vino demolidos por la explosión. Había movimientos, pero el humo impedía saber si eran seres humanos, brazos que pedían ayuda, o si se trataba de las ondas de aire que jugaban con la imaginación. Se topó con una pared de ladrillo caravista. Sin darse cuenta, había caminado en círculo, llegando a la entrada del restaurante. La placa de bronce había desaparecido.
Corrió hacia adentro otra vez, saltando por entre los cuerpos, tosiendo con el humo que le ardía en los pulmones. Era como entrar a un horno inmenso. Tropezando con sillas caídas, reventadas contra la pared por la fuerza expansiva, llegó al fondo, cerca de la cocina. La cara le ardía. Las llamas intermitentes que salían de la cocina empezaban a propagarse por las otras mesas. Unas chispas le chamuscaron un mechón de pelo, pero siguió avanzando, porque encontró una mesa intacta, volcada hacia adentro. Trató de moverla, pero la mesa parecía anclada por los escombros, de modo que tuvo que jalarla con ambas manos, haciendo fuerza, hasta que se movió chirriando sobre los vidrios rotos. Cuando abrió los ojos vio a un hombre caído, la cabeza de lado, el cuello de la camisa todavía impecable. Era su padre.
No había signo de dolor alguno. Solo un leve rictus de decepción en los labios, como quien lamenta algo terrible, pero no quiere o no tiene tiempo de expresarlo. Se arrodilló. Metió la mano debajo de la cabeza de su padre. Quizá en ese momento un vidrio le había hecho aquel corte en diagonal. No lo recordaba. Su atención estaba puesta en la sangre que se empozaba en el suelo. Unos vidrios rotos se le clavaron en las rodillas, pero no le importó, porque necesitaba inclinarse para apoyar el oído en el pecho de su padre. En medio del humo, de los gritos, del chisporroteo del fuego, cerró los ojos, concentrándose. Los latidos llegaron lejanos, pero constantes, como si su padre se negara a morir. Entonces, allí, en medio del humo caliente, empezó a hablarle, pensando que mientras le hablara lo mantendría con vida. Le decía una frase, luego escuchaba el corazón otra vez, como si así pudiera escuchar las respuestas. Viejo, tienes que contarme otra vez cómo eran los arrozales de Trujillo, iremos a pescar a mano en el puerto de Chicama como cuando eras niño, también vamos a ir a esas ciudades de adobe de las que te sentías tan orgulloso, viejo, las cosas van a ser diferentes, ya lo veras, te lo prometo, pero no te mueras, no me dejes solo, no ahora.
Le habló quizá por unos minutos, quizá una hora, como si nada más importara en el mundo. No había tenido tiempo de preguntarse entonces quién había hecho aquello. ¿Quién había sido capaz? Porque en ese momento, en medio de la explosión más devastadora que había conocido Lima, la necesidad de creer que el corazón de su padre seguiría latiendo si él no dejaba de hablarle, había sido más importante que cualquier cosa.
Fue después, el día del entierro, cuando arrojó aquel puñado de tierra húmeda sobre el ataúd de caoba de su padre, cuando se preguntó por primera vez quién había sido el responsable. Creyó que se traba de una pregunta inútil. Jamás llegaría a saberlo. Era mejor dejarlo todo atrás. Y por unas semanas, hablando con sus compañeros del Trento, compartiendo un cigarrillo con Gretchen, pensó que era posible. Pero una noche había recibido aquel recorte de periódico. Entonces no tuvo que pensarlo demasiado. Simplemente se dejó llevar por el impulso, un impulso tan poderoso que parecía gobernar hasta los rincones más inesperados de su voluntad. Lo único importante había sido encontrarlo. Pensó que lo había hecho, irónicamente, cuando ya estaba fuera de su alcance para siempre, enterrado en aquella tumba urgente del cementerio de Huancashuasi.
Una llamada telefónica, un nombre imposible, René Cateriano, le hacían saber que su búsqueda no había terminado todavía. El hombre que había creído muerto le hablaba ahora de entre los vivos. Tuvo que empuñar el auricular con fuerza para que no se le cayera.
—No digas mi nombre —dijo Antonio—. Haz como si hablaras con Cateriano.
—¿Qué quieres?
—Tenemos que hablar. Sé que fuiste a mi casa.
—Hace tiempo.
—No importa: sé para qué.
Fernando no respondió. La sorpresa había pasado. Se daba cuenta ahora de que quizá esa era última oportunidad.
—Escúchame —dijo Antonio—. Me ha costado trabajo encontrarte, pero me alegra haberlo hecho, porque lo que tenemos que hablar es muy importante.
Fernando dejó pasar unos segundos. No quería que la ansiedad se oyera en su voz. Su jefe, tomando té con el meñique levantado, estudiaba una hoja de presupuestos con un lápiz afilado en la otra mano.
—¿Cuándo?
—Este viernes —dijo Antonio—. En la esquina de Angamos con Arequipa, a las siete de la noche, no faltes.


En la foto: carátula de la obra.