El
boom de la cumbia vip –un término originalmente despectivo como la chicha no podría volverse vip– viene de dos vertientes que se entrecruzan: los cumbiamberos que han conquistado discotecas como Gótica y los músicos de estirpe rockera que han recuperado la cumbia de antaño. De "abajo hacia arriba" y de "arriba hacia abajo", las líneas se cruzan y se encuentran en el escenario. Como destaca el psicoanalista Jorge Bruce, los factores en cruce son culturales y económicos ("el chorreo y el perreo"). Y ni la andanada de neologismos puede alcanzar la rapidez con que los músicos chocolatean y chorean ritmos y códigos: la chicha ficha se confunde con la pitucumbia. La chichadelia (chicha + psicodelia) de
Los Chapillacs se cruza con el chichandroll de Barrio Calavera. La cumbia metal ya no se distingue del tropimetal, ambos influenciados por la banda argentina Los Parraleños. La chicha revisitada por Bareto empalma con la impronta chichera-farandulera de Las Amigas de Nadie. El ritmo electropical de grupos como La Mente cruza la frontera hacia el reggaetón inteligente y el llamado perreo intelectual. El arte de
Radio Belén (los artistas Christian Bendayán y Lala Rebaza) juega en pared con los afiches chicha de la pionera Delia Flores. ¿Y acaso los cerrosexuales, neocumbieros y chicheros fashion no se ven –todos, a la vez– encarnados en Deyvis Orozco, niño símbolo del renacimiento de la cumbia y la postchicha? Pero aunque impera la mezcla, los límites y las clasificaciones siempre se fabrican y superponen.
No sabe igual un aeropuerto del T'anta que uno del Callao. No es igual pagar por la pollada ficha de Gastón Acurio con tarjeta que pagar por la tarjeta de una pollada de Lucila Campos. Y sin embargo, en cierta forma es igual. Los barranquinos pueden darse un baño de pueblo comiendo en La 73 Paradero Gourmet. Y los miraflorinos que bailaban Chacalón en El Oso ahora pueden comprar trapos en La Pulga. ¿Es posible un fenómeno a la inversa? ¿Habrá un baladista barranquino que pueda encandilar Comas? Ramos regresa y dice: "El único músico que ha podido atravesar todos los estratos es Gian Marco". A veces el fenómeno es subrepticio: la música electrónica se bailó en la Plataforma 1 de Comas antes que en el Blue Buddha de Miraflores de fines de los noventa.
Fuera del país, la chicha siempre goza de buena salud. Allá no es noticia: se consume arriba y abajo. En norteamérica acaba de editarse
The Roots of Chicha – Psychedelic Cumbias from Perú (Barbes Records, 2007). El disco recopila éxitos de Los Destellos, Los Mirlos, Juaneco y su Combo, Los Diablos Rojos y Los Hijos del Sol, grupo donde empezó José Carvallo antes de migrar –gracias al influjo de Eric Clapton– a la Nueva Crema chacalonera. Discografía básica para cualquier chichero que se precie. Chic o no.